Capítulo 17: Estés donde estés

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Matías y Alex se quedaron encerrados en la habitación por dos días.

La música era fuerte y variaba dependiendo de la hora: en la mañana eran canciones tranquilas en español e inglés, no eran específicas y no brindaban ninguna pista. En la tarde la voz de Taylor Swift sonaba por todo el departamento, para deleite de Sarah que se la pasaba tarareando. Las noches eran de ¿venganza? Sí, se podría decir que eran noches de venganza con canciones de rock, reguetón, pop, mariachis y bandas que básicamente tenían el mismo mensaje: "púdrete". Las madrugadas eran difíciles y deprimentes, sin importar el idioma de las canciones el sentimiento de tristeza inundaba todo el lugar.

Eran las tres de la madrugada y Valentino no lograba dormir, no solo era la música y sus pensamientos, también era por el gato gris que no importaba cuánto lo intentara alejar de su cama siempre regresaba y usaba el estómago del chico como si fuera un catre. Después de varios intentos se dio por vencido y se dedicó a acariciar el lomo del gato que dormía plácidamente.

"No puedo creer que sienta envidia de ti, mírate, no haces nada, solo duermes, comes y cagas. No tienes responsabilidades, no molestas a nadie, nadie está poniendo música triste por ti, apuesto a que ni siquiera le has roto el corazón a nadie y nadie te ha roto el tuyo. ¡Qué suerte tienes!".

—Había un bar en donde vivía, al que íbamos a buscar a mi padre cuando no llegaba a casa —comentó Manu de repente—. Todos los ebrios del lugar estaban adormilados sobre las mesas y en ocasiones había mujeres que lloraban con estas canciones, golpeaban las mesas, jalaban su cabello y gritaban las canciones. Todo esto me recuerda a eso.

—No sabía que seguías despierto. —Valentino se volteó para ver a Manu.

—Me quedé dormido cuando Daddy Yankee apareció en escena y me desperté cuando Lana del Rey tomó el micrófono y esos dos empezaron a gritar como dos viejas abandonadas. —La voz de Manu estuvo acompañada de un bostezo—. ¿Qué hay de ti? ¿Pudiste dormir?

—Siento que suben el volumen cada vez que lo intento.

Se quedaron en silencio, y la deprimente voz de Billie Eilish acompañada por la voz desafinada de los dos chicos golpeaba el interior de Valentino.

—Y ¿cómo has estado? —le preguntó Manu haciendo que Valentino riera.

—Amm, pues no muy bien, estoy tratando de dormir, ¿y tú?

—No te burles, ya que no podemos dormir deberíamos, no sé, conversar o algo para aprovechar el tiempo.

Manu encendió la luz de su lámpara de dormir y tomó asiento en su cama.

—Deberíamos hacer lo que esos dos están haciendo. —Manu se desperezó.

—¿Quieres poner música a todo volumen y beber alcohol? Oye, mañana tenemos nuestro primer día de entrenamiento y creo que no conoces tan bien a José Luis como yo, pero ese hombre nos obligará a podar el estadio con los dientes si ve que tenemos resaca. —Valentino tomó asiento en su cama.

—Puff... Los hombres de verdad no beben alcohol.

—Ah, ¿no?

—No.

—¿Entonces?

Manu se puso de pie, se colocó sus pantuflas y abrió la puerta del cuarto permitiendo que la voz de Olivia Rodrigo se extendiera de una forma más clara por el lugar.

Valentino movió al gato de su estómago provocando que este se quejara.

—Perdone usted su alteza peluda, por favor, continúe durmiendo. —Se sentó en el filo de su cama y bostezó.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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