✯ | 𝑮𝒂𝒍𝒆𝒔 | Pt. 4

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Rachel

El cuerpo inerte de Liz permanece tendido sobre el suelo. Me paso las manos por el cabello meditando el cómo proceder.

¡Joder!

Es imposible sacar el cuerpo de aquí sin alertar a los demás. De Gema me puedo encargar personalmente pero ¿ésto? Es algo grande y con muchísimo conflicto detrás.

Por más Morgan que sea pueden echarlo por traición, maldita sea. Y a mí junto con él.

Mientras que yo me estoy mordiendo las uñas y rebanándome los sesos sin saber qué diablos hacer, Christopher se encuentra muy tranquilo, deja el arma sobre su escritorio yendo a por una copa de su whisky favorito, su mirada continúa oscurecida pero rebosante de satisfacción sin apartarla del cuerpo sin vida de Lizbeth.

Nunca lo había visto así.

Parece otro y eso es una apuñalada directo al pecho.

Echa la cabeza hacia atrás tomándose el trago entero, su manzana de Adán se mueve con brusquedad y su pecho deja de inflarse constantemente. Se lame los labios antes de tomar su teléfono y hacer una llamada.

-Necesito que te deshagas de la basura -explica antes de finalizar la breve conversación.

Le doy la espalda ignorando la dolencia en mí tocando el pulso de Gema, claramente está viva, la maniobra que empleé para dejarla inconsciente no es capaz de acabar con la vida de alguien. Solo deja a la persona desmayada por unos minutos.

-Nos vamos -demanda tajante.

No estoy de ánimos para objetar así que lo sigo. Deja la oficina con llave mandando a Laurens a casa, nadie fue consciente de lo que sucedió gracias a que su oficina está insonorizada y su arma tenía silenciador.

Me desvío por mis cosas y nos vemos en el estacionamiento. La sonrisa que tira de mi comisura es imposible de esconder. El remordimiento no me llega y tampoco me mortifico al no sentirlo.

«Viviste mucho, Lizbeth Molina» debería decir en su lápida.

«Si es que la tendrá»

El camino al Penthouse se basa en un silencio incómodo. Sabe que tiene algo que decirme y no lo presionaré para que lo haga.

Me deshago del top, el camuflado y las botas. Mis pechos pesados capturan su mirada y se muerde el labio fantaseando.

Dejo un beso en su cuello desvistiéndolo. Acaricio la placa una última vez antes de tomar su mano y guiarnos a la bañera. La preparo con rapidez metiéndolo en ella, continúa esperando alguna palabra de mi parte que no obtendrá.

Eso puede esperar, él me preocupa. La vida que lleva desde que inició con la campaña es una mierda. Duerme y come poco, bebe mucho y a excepción de cuando estamos follando trabaja sin opción de detenerse y odio eso, está priorizando el trabajo y la ambición por encima de sí mismo.

Masajeo sus hombros logrando que se relaje. Cierra los ojos con premura permitiéndome seguir. Paso la esponja por su espalda y dejo besos en sus hombros entintados. Acaricio su cabello con suavidad y beso su habitual ceño fruncido.

Se acurruca contra mi cuerpo cuál bebé y disfruto de ésto al igual que cada momento fugaz de felicidad y tranquilidad que solemos tener no tan a menudo cómo quisiera.

Permanecemos así hasta que lo convenzo de salir. Sigue adormilado aún luego de haberse puesto un boxer y un pantalón de pijama, apago la luz subiendo el tirante mi blusa de dormir rodeando la cama para unirme a él.

El mastodonte tatuado de casi dos metros de altura se lanza sobre mí una vez que toco la superficie. Su rostro queda contra mi abdomen y sus brazos aferrados a mi cintura. Peino sus mechones oscuros con mis dedos, su respiración se escucha tranquila y pausada. Enreda una de sus piernas con las mías aprisionándome.

✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora