Rachel
Nuestra hija se cruza de brazos furiosa. Sube y baja su pie izquierdo creando un golpeteo suave contra el piso.
«Me recuerda a alguien...»
—¡Estás siendo injusto! —le dice a su padre.
Christopher se ríe solo para enfurecerla aún más.
—Cómo si alguna vez lo he sido —«cierto»—. No voy a permitir que ningún mocosito halague a mi hija frente a mí. Tienes 6 años, Milenka, eres una niña.
—¿¡Y qué!?
—Baja la voz —la regaña—. Soy tú padre, no el marihuanero de la esquina.
—¿El qué...?
Me tapo la risa para no reír y Christopher me pelliza el costado de la cintura con discreción. Le siseo algo en voz baja lanzándole una mirada fulminante.
—¡Mateo qu...!
—Y tiene nombre la mierdecilla, qué bien —ironiza—. No me interesa. Esta discusión tendríamos que tenerla en 15 años, o más si tengo suerte, aunque lo dudo mucho.
—Mile, amor, ¿él es tú amiguito?
Niega.
—Dijo que quería ser mi novio —Christopher se tensa—, pero yo le dije que no estaba interesada, se nota que no está a nuestro nivel.
Mierda.
—¿Por qué dices eso?
—Su papá es un sargento y su mamá es maestra.
—Tienes razón, no está a nuestro nivel.
En vez de ayudar, lo empeora.
—Christopher no seas clasista.
—Mi hija no se va a juntar con un pobretón.
—Pero me agrada —dice Mile.
—¿Quién te comprende, niña? —frunce el ceño.
—No le preguntes eso ni ella lo sabe —se mete Owen.
—Es cierto —se encoge de hombros, despreocupada.
Suspiro sobándome las cienes. Va a ser una ardua y extensa conversación.
***
—Quiero ir —reitera Milenka.
Vuelvo a negar.
—Es una cena de negocios, cielo. Solo acompañaré a tu padre porque así me lo pidió —le explico pacientemente acomodando mis aretes—. Hablando de tú padre ¿podrías ir a ver si ya está listo?
Niega.
—No le hablo.
—¿Por qué?
—Porque me dijo que me alejara de Mateo y yo ya lo había hecho antes, pero no quiero que sepa. Ya que si él sabe creerá que lo hice porque él me lo dijo y no me gusta que crea eso —parlotea tan rápido que me cuesta comprenderla.
—Vale eh... Owen.
—¿Si, mami?
Mi hijo deja su tableta a un lado ajustándose las gafas.
Hago una mueca al verlo cerrar los ojos con premura y abrirlos nuevamente. Hace poco su oftalmólogo decidió que le era necesario usar gafas para mejorar y cuidar su visión ya que mi pequeño mostró afición por la tecnología —cosa que emocionó a Patrick y cabreó a Christopher—. Pasar varias horas frente a aparatos es su pasión y no quisimos privarle de algo que le gusta así que estuvimos de acuerdo.
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✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯
Fanfiction«Somos 𝒍𝒂𝒔𝒄𝒊𝒗𝒊𝒂, somos 𝒍𝒖𝒋𝒖𝒓𝒊𝒂 y somos 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐. Somos 𝒍𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒍𝒐𝒔 que no le envidian nada a 𝒍𝒐 𝒃𝒖𝒆𝒏𝒐» - - - - - - - - - - - - -