✴︎˚。⋆ 𝑬𝒙𝒕𝒓𝒂: 𝒈𝒆𝒎𝒆𝒍𝒂 𝒖𝒏𝒐 𝒚 𝒈𝒆𝒎𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒐𝒔 ⋆。˚✴︎

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Patrick

Silbo una melodía mientras camino hacia el interior de la casa de mis amigos. Saludo a Tyler estrechando su mano de forma amistosa antes de darle razón de mi visita.

—Eh... pues... la Teniente ha tenido días difíciles desde que el Coronel se fue a Toronto —mierda—. Duerme poco, no deja que la ayuden con las niñas y no hace más que llorar en un rincón de la casa cuando cree que nadie la escucha. Me da mucha pena, pero nos ha amenazado con dejarnos en la calle si el Coronel llega a dejar tirado su viaje nuevamente por el cómo ella se siente.

Abordé a Christopher con seriedad. Le dije que no era buena idea dejar a Rachel con dos niñas pequeñas por las cuáles hacerse cargo sola durante una semana. Era una receta para el desastre, y no porque ella no fuera capaz, sino que todo sigue siendo reciente.

—Está bien nadie será enviado a la calle, no te preocupes. Christopher tiene que saber ésto, ¿estamos de acuerdo?

Asiente algo afligido por la situación.

—Bien.

Tomo aire al cruzar el umbral del Penthouse. A simple vista nada se mira fuera de su sitio, exceptuando las cosas de bebé regadas por el suelo. Pasos fuertes y sincronizados se avecinan así que me asomo por el pasillo que da hacia las escaleras del segundo piso hallando a Hodor y a Zeus a la defensiva.

Me acerco con cautela para que me reconozcan y evitar que se pongan en posición de ataque. Me quitarían un brazo en menos de un parpadeo.

—Hola, chicos —olfatean mis piernas poniéndose sobre sus patas traseras para que los acaricie.

Los complazco antes de dejar los regalos de las gemelas a un lado.

—¡Rachel!

Alzo la vista cuando un olor extraño inunda mis fosas nasales. Oh, mierda. Es ella.

—¿Qué...?

Parpadea esforzándose por sonreír, cosa que no consigue porque rompe en llanto.

—Oye, oye —acaricio su espalda guiándonos hasta el sofá—. ¿Qué sucede? Estás algo... pues...

—¡Fea! —grita—. ¡Demacrada, horrenda, asquerosa! —llora más fuerte—. Éstoy... tan cansada. No sé lo que es dormir —sorbe su nariz con brusquedad—, las niñas lloran la mayor parte del ddía, creo que extrañan a Christopher y ¡no las culpo porque yo tambien lo hago! —vocifera—. ¡Maldita campaña!

Se lanza sobre mí llorando apoyándose de mi pecho, y no sé qué otra cosa hacer que maldecir a la campaña junto con ella.

—Está bien, linda. Está bien.

—¡Nada está bien! —solloza—. No debería sentirme así ¿¡Es que no soy capaz de pasar una semana con las niñas haciéndome cargo de ellas sola, sin sentirme cómo la mierda en el proceso?! ¡Me siento una madre inútil! Me duelen los pechos, huelo mal, no puedo tomar una ducha durante más de dos minutos cuando ya debo estar fuera porque o están llorando o se molestan si me separo de ellas. No tengo apetito ¡y parezco una maldita vagabunda!

La arrullo sin saber qué hacer. Soy una porquería en ésto.

—¿Me estás arrullando?

Diablos.

—Eh...

—¿¡Te parezco alguien que necesita que la arrullen?! —exclama mirándome con esos ojos azules penetrantes rojizos por el llanto y las horas en vela.

—Pareces alguien que necesita al padre de sus hijas y al causante del sesenta porciento de tus problemas...

—¡No! ¡Yo puedo hacerme cargo!

✯𝑭𝒂𝒏𝒇𝒊𝒄𝒔 𝑪𝒉𝒓𝒊𝒔𝒄𝒉𝒆𝒍✯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora