Salí con él para tomar un poco el aire.
La verdad es que no sabía porque le había mandado aquel mensaje, pero me alegraba de verle.
– ¿Por qué me has escrito desde el móvil de tu amiga?– preguntó.
– No tengo. Se me cayó hace tiempo y no he podido ir a comprarme otro.– dije.
– ¿Y como llamas a tu familia?– preguntó.
– No lo hago, así que no me importa.
Gavi se apoyó en una pared y me miró fijamente.
– ¿No sabes qué vas a hacer en Navidad?– preguntó.
– Supongo que quedarme en el Sins.
– ¿Sola?– preguntó.
Asentí tragándome todo lo que amenazaba por salir.
– Lia...
– Estoy bien, Pablo.
– Llámame Gavi, por favor.
Asentí y entonces nos miramos fijamente.
– ¿Cómo habéis escapado de allí?
– Adri y Miguel nos cubren, aunque creo que voy a irme, me está doliendo la cabeza y al menos ya que me cubren, intento dormir más.
– ¿Cuánto duermes?
– En total, al día, duermo tres horas.– murmuro.– Al menos veré si hoy puedo dormir cinco.
– Ven conmigo.
– ¿A dónde?
– A mi casa, podrás dormir todo lo que quieras.– murmuró.– Lo necesitas, Lia.
Tragué saliva y entonces asentí.
Total. No tenía nada que perder.
Entré para avisar a mis amigas de que me iba y entonces caminé para ver un Audi negro aparcado.
Sonreí al verle abrir el coche del que hablaba y lo miré.
– Algún día te dejaré conducirlo.– murmuró sonriendo.
Me monté de copiloto y entonces solté un suspiro de alivio al sentir la calefacción golpear mi cara.
Arrancó y entonces nos metimos en carretera.
Tras un buen rato en silencio, abrió la cochera de una casa enorme y aparcó.
Me bajé del coche sorprendida por lo que veían mis ojos.
– Ven, vamos dentro.– murmuró.
Lo seguí dentro de la casa y casi me echo a llorar por lo bonita que era.
Era la casa de mis sueños cuando tenía diez años.
Y ahora mismo la tenía justo delante de mis narices.
– Voy a comer algo, ¿quieres?– preguntó yendo a la cocina.
En el pub no nos dejaban comer después de las doce.
– Vale. Haré espaguetis para ambos entonces.– volvió a decir.
Yo me paseé por la salita admirando todo.
– Puedes subir a mi habitación para coger algo cómodo, y si quieres darte una ducha, adelante. Estás en tu casa.– murmuró.
Asentí y subí al piso de arriba y miré todas las habitaciones.
Después entré en la suya y miré todo.
Abrí su armario asustándome al ver camisetas de Louis Vuitton.
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𝐓𝐎𝐘𝐆𝐈𝐑𝐋 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLia no lleva una vida fácil y por más que quiera negarlo, un chico va a conseguir leerla más de lo que ella cree.