⚠️ Contenido Explícito.
Después del juicio todo empezó a mejorar.
Mis padres me daban la indemnización y yo había empezado a trabajar en una tienda de ropa. Gavi se había negado, pero no podía quedarme en su casa sin hacer nada todos los días.
Normalmente salía temprano, pero hoy había tenido que cerrar el almacén, hacer las cuentas de la caja registradora y ordenar todo lo que había quedado en el probador.
– ¿Queréis ir a tomar algo?– murmuró Julia.– Conozco un bar en el que vamos a estar muy agusto.
– A mí me parece bien.– respondió Carla.
– Yo creo que voy a irme a casa, me duelen las piernas hoy.
– Hoy te has comido tú todo el marrón de cargar cajas ¿eh?– murmuró Javi.
– Sí, y estoy deseando llegar a casa, ducharme, ponerme el pijama y comer.– respondí sonriendo.
Mis compañeros se echaron a reír y yo agarré mis cosas para salir por la puerta.
Entonces vi un audi negro parado delante de la puerta y vi como se abría la puerta del conductor. Sonreí al ver a Gavi acercarse a mí y darme un beso.
– Eaaa, no se come delante de los pobres.– murmuró Julia.– Tened cuidado por la carretera.
Me eché a reír y me despedí de los demás para después meterme en el coche de Gavi.
– ¿Qué hacías en la puerta?
– Esperarte. En cuanto me has dicho que no ibas a llegar temprano a casa, he dado media vuelta y he venido a buscarte. Es tarde para que cojas un taxi.
Sonreí.
– ¿Qué tal el trabajo?– preguntó.
– Muy bien, estoy agotada y voy a dormir como una lima, pero bien.– respondí.– ¿Y tú? ¿Los entrenos bien?
– Perfectamente. ¿Qué quieres cenar? Es viernes.
– No lo sé, creo que voy a hacerme una ensalada y voy a irme a dormir.
– ¿Tan pronto?
Lo miré fijamente y sonreí.
Le entendía. Apenas pasábamos tiempo juntos y sé que si me iba a dormir hoy temprano desperdiciaría una noche para estar juntos.
– Vale, me quedo un ratito.
Él sonrió y entonces cuando llegamos, aparcó, nos bajamos y tras entrar en casa fui a darme una buena ducha.
Bajé con el pijama puesto y dejé que Gavi se duchara para preparar la cena.
Empecé a cortar tomates y sentí pasos que venían de las escaleras.
Entonces unas manos se posaron sobre mi cintura y me sobresalté un poco.
– Cuidado Lia, no me apuñales.– susurró Gavi en mi oído.
– Pues no te acerques.
– ¿No puedo tocar a mi mujer?– preguntó.– Suelta el cuchillo.
Dejé el cuchillo sobre la tabla de madera y entonces él lo alejó de mi alcance para después girarme y juntar sus labios con los míos.
Nos besamos durante unos minutos y entonces bajó sus manos hasta mis pantorrillas y me levantó para sentarme en la encimera.
– ¿Estás cansada?
Asentí suavemente.
– Entonces me toca a mí mimarte hoy.– murmuró.
Sonreí al verle bajar mis pantalones y entonces besó mi rodilla y la acarició con mimo.
De repente el cielo se iluminó y Gavi me miró sonriendo.
– Es lluvia.– murmuró.– Abre las piernas Lia, voy a hacerte llover a ti.
Me reí y entonces en un movimiento rápido se deshizo de mi ropa interior y hundió su lengua en mi interior haciéndome incorporarme sobre la encimera y agarrar su pelo.
Sentí su risa vibrar en mi interior y me humedecí los labios cogiendo aire.
Gavi apretó mi cintura mientras yo soltaba algunos sonidos.
Después se levantó y me devoró la boca con ganas y ansias.
Yo estiré las manos y tiré un tenedor al suelo.
– ¿No puedes estarte quietita huh?– preguntó.– ¿Voy a tener que atarte?
Sonreí cuando besó mi cuello y se deshizo de mi camiseta de pijama.
– Dame las manos Lia.
Se las tendí y con mi camiseta, las ató y me las colocó sobre mi cabeza.
Después me miró y me guiñó el ojo.
– A ver cuanto tardas en bajarlas.
– Gilipollas.
Le vi desnudarse delante de mí y entonces me quedé embobada.
– Cuidado con como me hablas.
No me dio tiempo a encararle, porque entró en mí con una velocidad abrumadora.
Entonces empezó a moverse y yo gemí intentando moverme para crear más fricción.
La lluvia había aumentado y se escuchaba por toda la casa. Los rayos iluminaban más que la lamparita que había en la cocina encendida en aquel momento.
Gavi se movía con rapidez y yo estaba empezando a frustrarme por no poder hacer impulso sin usar las manos.
– Desátame, por favor.– pedí.
– No has tardado nada en pedirlo.
Lo miré fijamente y entonces me deshizo el nudo y me agarré a su cuello.
Él me levantó en peso y empezó a entrar y salir de mí.
Yo apoyé mi cabeza en su hombro y disfruté del choque de su piel con la mía, la lluvia de fondo, los truenos y los relámpagos.
Él apretó mi culo y después su boca buscó la mía para besarme con más intensidad que antes.
Sin duda el sexo antes no lo disfrutaba. Pero ahora sabía lo que era disfrutarlo de verdad, y entendía a la gente que le encantaba hacerlo.
Gavi y yo no éramos sexualmente muy activos, pero creo que era por su parte, para respetarme y darme el tiempo necesario para superar lo del pub.
– Gavi.– gemí.– Más duro.
– ¿Más reina? ¿Estás segura?
– Destrozame por favor.
Gavi me pegó a la nevera y entonces empezó a penetrarme mucho más fuerte.
Yo lo miré a los ojos, quedándome con todos sus gestos: como se muerde el labio, como cierra los ojos, como respira profundamente.
Admiraba cada detalle como si fuera la última vez.
Aunque entonces chillé al sentirle estimular mi clítoris, haciendo que me tensara y explotase con él.
Después de aquello me besó de nuevo y me bajó al suelo.
– Vete a la cama, yo mismo me encargo de llevarte la cena.
Sonreí haciéndole caso.
Y no mintió.
Un rato más tarde llegó a la cama, con una bandeja y nuestra cena.
Sonreí contenta de que se hubiera quedado hoy y todos los días que estaban por venir.
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Que monis 🥹💘
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𝐓𝐎𝐘𝐆𝐈𝐑𝐋 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLia no lleva una vida fácil y por más que quiera negarlo, un chico va a conseguir leerla más de lo que ella cree.