Narra Gavi
El abogado había estado yendo y viniendo para ayudar a Lia.
Últimamente acababa despertándome para ayudarla porque tenía pesadillas y no conseguía dormir.
Me mataba verla así, porque no lo merecía.
Llevaba días faltando al trabajo y no veía el momento en el que la despidieran para ayudarla a encontrar un trabajo más adecuado para ella.
Mis padres me llamaban preguntándome cómo iban las cosas y a veces venían de visita para verla.
La querían más a ella que a mí.
Aunque la verdad me encantaba saber que la adoraban, porque así ella se sentía más arropada y segura de sí misma.
Al llegar del entrenamiento la vi bailoteando en la cocina con una sartén en las manos.
– ¿Quieres música?– pregunté.
Dio un bote y entonces se giró para mirarme.
– Joder, que susto me has dado.– murmuró.
– Tendría que haberte grabado.– dije sonriendo y abriendo la nevera.
– Te habría matado.– soltó riendo.
Me reí y tras agarrar una botella de agua, la abrí y le di un trago.
Ella movió la botella y entonces toda el agua se escapó mojándome entero.
Se llevó las manos a la boca aguantándose la risa y yo dejé la botella sobre la encimera para despegar la camiseta empapada de mi torso.
– Corre.– dije.
– ¿Qué? No no no.– murmuró entre risas.– Gavi por favor.
– Corre.– repetí.
Entonces echó a correr y la seguí.
Cuando la atrapé la agarré y tras cogerla en brazos caminé hasta el jardín y la tiré a la piscina.
Salió y soltó un pequeño chillido.
– ¡Dios! ¡Está congelada!– murmuró.
Me tendió la mano para ayudarla a subir y la estiré para subirla y dejarla sentada sobre el bordillo.
– Voy a por una toalla. No te muevas.– dije sonriendo.
Ella asintió abrazándose a sí misma temblando.
Subí a la habitación a por un par de toallas y cuando bajé la arropé y agité sus brazos para ayudarle a entrar en calor.
Después ambos entramos en casa y la dejé ir a cambiarse mientras yo me daba una ducha.
Al bajar estaba en la cocina con una de mis sudaderas del club y abriendo la nevera.
– ¿Qué quieres comer?– preguntó.
– Hagamos macarrones con tomate.– ideé.
Ella abrió uno de los muebles y mientras yo fui calentando el agua.
Después echamos los macarrones y optamos por jugar al UNO mientras se hacían los macarrones.
De cinco partidas que echamos, gané dos, así que que no se pensara que no iba a pedirle revancha.
Estuvimos preparando la comida y luego nos sentamos a comer.
Al acabar le pedí la revancha, aunque no sirvió de mucho porque me ganó otras dos veces más y decidí que era mejor dejar de jugar por su integridad física.
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𝐓𝐎𝐘𝐆𝐈𝐑𝐋 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLia no lleva una vida fácil y por más que quiera negarlo, un chico va a conseguir leerla más de lo que ella cree.