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Pronto una bandeja de comida fue dejada por debajo de la puerta de cada uno de nosotros. 

No era más que un pan y una botella de agua. Ninguno tocó su comida hasta que oyeron la puerta cerrarse y oír los los pasos de Jungkook alejarse.

—Por fin se fue.

Todos exhalamos como si hubiéramos estado conteniendo el aliento ante la presencia de ese tipo. Después, comenzaron a comer desesperadamente, hambrientos ante la escasez de comida frente a ellos. Por otro lado, yo no sentía apetito alguno, incapaz de moverme, así que simplemente me senté en el colchón.

—Por cierto, Taehyung, ¿cómo llegaste aquí? —preguntó Yeonjun.

Ante la repentina pregunta, volví la cabeza hacia él, encontrándolo observándome detrás de Seokjin mientras devoraba su pedazo de pan.

—Creo que fue un error —respondí—. Supuestamente, tenía a otra persona en mente, pero terminó secuestrándome a mí.

—Un error, ¿eh? —murmuró Yeonjun—. Debes tener muy mala suerte para ser parte de un error.

"Desde un principio tú no debías estar aquí. El que debería estar en tu lugar es otro, no tú", fueron las palabras de Jungkook. Entonces, si su objetivo no era yo, ¿por qué estaba dentro del auto de Jimin ese día? ¿Acaso él iba tras Jimin?

"Hey, Taehyung. No estarás usando mi ropa interior ¿Verdad?"

"Creo que mi ropa anda desapareciendo de apoco."

Recordé la conversación que tuve con Jimin, tres días antes de mi secuestro.

Maldición. Si lo que pienso es cierto, Jimin puede estar en peligro.

—Tengo más hambre... —murmuró Hyunjin, frunciendo el ceño.

Al escucharlo, giré para observar a cada una de las víctimas. El orden en el que estábamos en cada habitación comenzaba con Hyunjin, seguido por mí, luego Beomgyu, Yeonjun y Jeongin.

Hyunjin y Beomgyu estaban más cerca de mí. A mi lado derecho estaba Beomgyu, la segunda víctima de Jungkook. Tenía 23 años, era un estudiante universitario con el cabello negro un poco largo hasta los hombros. Parecía ser el más afectado, con vendajes en el cuello y un comportamiento visiblemente traumado.

A mi lado izquierdo estaba Hyunjin, un chico rubio malhumorado cuya desaparición no había sido registrada. Sabía poco sobre él.

—¿Jeongin, no piensas comer? Vamos, come algo —le dijo Yeonjun a Jeongin, quien miraba la bandeja de comida sin expresión.

—Si no lo quieres, dámelo a mí, mocoso —dijo Hyunjin, provocando la ira de Jeongin, quien lo miró con furia. Hyunjin, molesto, chasqueó la lengua—. ¡Tsk! ¿Por qué me miras así, maldito mocoso? Solo di que no y listo.

De repente, Jeongin se levantó y abrió una puerta detrás de él. Sorprendido, me pregunté a dónde iba. Fue entonces que miré detrás de mí y vi una delgada puerta en la mitad de la pared.

—Sí, mejor ve y escóndete en el baño, como siempre lo haces —espeta Hyunjin.

¿Un baño?

Con dificultad, me puse de pie, soportando el dolor en el cuerpo, y empujé la puerta, girando la manija; definitivamente, era un baño, con un inodoro y un lavamanos. No pude evitar soltar una risa seca y cerré la puerta, volviendo a la pequeña habitación. De pie, podía observar mejor a todos.

A lado derecho de Beomgyu se encontraba Yeonjun, 25 años de edad quien parecía ser el más tranquilo a pesar de las circunstancias, aunque sus ojos de cansancio y ojeras mostraban lo contrario, como si no durmiera por mantenerse en guardia. Yeonjun era la primera victima, un estudiante de Psicología y a pesar de estar 3 meses secuestrado en este lugar, mucho más tiempo que todos nosotros, su voz era amable y alegre. 

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