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Ambos nos quedamos mirándonos fijamente. 

El silencio en la habitación era tan denso que hasta el más leve sonido parecía resonar. Mis ojos intentaban procesar lo que acababa de suceder, mientras los de él reflejaban algo completamente diferente. Puro temor. Miedo, confusión... angustia.

Ambos nos quedamos mirándonos fijamente. El silencio en la habitación era tan denso que hasta el más leve sonido parecía resonar. Mis ojos intentaban procesar lo que acababa de suceder, mientras los de él reflejaban algo completamente diferente: puro temor. Miedo, confusión... angustia.

Jungkook, acurrucado en la esquina, temblaba. Podía ver cómo sus manos se aferraban a su propio cuerpo, como si eso pudiera protegerlo de una amenaza invisible. Parecía tan vulnerable, tan frágil, que por un momento olvidé dónde estábamos y lo que representaba este lugar.

La transición de Jasser al niño vulnerable frente a mí fue tan abrupta que por un momento me quedé paralizado. El aire en la habitación se sentía más denso, como si el tiempo se hubiera ralentizado, dejándome procesar el cambio frente a mis ojos.

—¿Dónde estoy? ¿Qué es este lugar? —preguntó Jungkook con voz temblorosa, llena de un miedo que no esperaba escuchar.

Retrocedió instintivamente, acurrucándose en un rincón de la habitación. Su cuerpo temblaba y sus sollozos, casi inaudibles, resonaban en el silencio. La dureza de Jasser había desaparecido, reemplazada por una fragilidad que me dejó sin aliento. Por un instante, mis propios pensamientos se desordenaron, buscando desesperadamente una solución.

No podía permitirme dejarme llevar por la compasión. Necesitaba claridad.

¿Qué debía hacer ahora? 

El tiempo era un enemigo implacable, y mientras Jungkook permanecía en ese estado, sabía que Jeonathan o Jasser podían reaparecer en cualquier momento. ¿Podría aprovechar este instante para escapar? Si lo dejaba aquí, solo... tal vez, podría correr y buscar a los demás. Pero no había garantías de que encontraría una solución para deshacernos de los collares. Si nos arriesgábamos sin un plan, las explosiones acabarían con nosotros.

Dejé escapar un suspiro largo y frustrado. No podía dejar a Jungkook solo, tampoco. No sabía qué desencadenaría otro cambio de personalidad. ¿Atarlo? Quizás, pero si lo forzaba, si lo lastimaba, eso podría traer de vuelta a Jasser o incluso a Jeonathan. Y no había garantía de que noquearlo sería más seguro. Sabía demasiado bien que Jeonathan era el primero en responder a la violencia.

Solté un suspiro largo, intentando liberar un poco de esa presión interna. Sabía que tenía que aprovechar esta oportunidad, pero cualquier decisión mal calculada podía desatar una nueva tormenta. Di un paso hacia él, con cuidado de no sobresaltarlo. El silencio entre nosotros era casi doloroso. 

—Tranquilo —susurré, mi voz más suave de lo que había sido en mucho tiempo—. No voy a hacerte daño.

Pero, mientras avanzaba, una pregunta seguía martillándome la mente. 

¿Cuánto tiempo tendría antes de que Jeonathan o Jasser tomaran el control de nuevo?

Jungkook me miraba con ojos llenos de lágrimas, su cuerpo temblaba visiblemente. Me arrodillé frente a él, intentando que mi presencia pareciera lo menos amenazante posible. La transición que acababa de ocurrir me dejaba sin aliento, pero sabía que no tenía tiempo para procesarlo por completo. El niño frente a mí era una oportunidad, pero también un riesgo.

—¿Dónde estoy? —preguntó con voz quebrada, casi un susurro entre sollozos.

Respiré hondo, obligándome a mantener la calma mientras mis pensamientos giraban en torno a nuestra situación.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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