17. Jasser

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¿Esto es amor?

Jungkook: 10 años.

El Tic-tac del reloj no dejaba de sonar, marcando cada segundo con una precisión implacable.

Golpe.

Jungkook seguía escribiendo, concentrado en resolver los problemas de matemáticas en su libro. El lápiz se movía rítmicamente sobre el papel, siendo su única distracción.

Golpe.

A pesar de llevar audífonos, los gritos furiosos de sus padres traspasaban sus defensas.

Estruendo.

La punta del lápiz de Jungkook se detuvo, presionando un solo punto en la hoja. Los gritos continuaron, reconociendo más la voz de su padre. Otro estruendo más fuerte hizo que la punta del lápiz se rompiera, hundiéndose en el papel con una fuerza que no pudo contener.

Jungkook dejó el lápiz y se quitó los audífonos, enfrentando la realidad sin el filtro de la música. Los gritos de su padre se escucharon con una claridad aterradora, llenando la habitación con una furia palpable.

—¡No sirves para nada, maldita mujer!

Ante el golpe en el estómago, la mujer se desplomó al suelo, desmayándose sin poder alguno. El hombre chasqueó la lengua con molestia, sacó un abrigo del armario y salió de la habitación sacando un cigarrillo de su bolsillo, pero entonces choco con un delgado y pequeño cuerpo, haciendo que el pequeño retrocediera unos pasos ante el impacto que recibió su hombro. 

—¿Que haces aqui parado? —Espeto el hombre mayor.

Afuera, se encontró con su hijo, Jungkook, que lo miraba con una mezcla de miedo y desprecio.

—Quítate del medio —gruñó el hombre, empujando al pequeño al pasar y luego salió de la casa con grandes zancadas, cerrando la puerta de un portazo.

—¡Cogh, Cogh!

Al oír los débiles tosidos de su madre, Jungkook empujó la puerta con su mano y al ver la sangre que salía de su boca, corrió inmediatamente a ayudarla a levantarse.

—Oh, mi... pequeño —dijo ella con una voz débil, sonriendo a pesar de los labios ensangrentados—. ¿Cenaste?... ha... no, espera... qué pregunta la mía, te prepararé... algo.

Con dificultad, trató de ponerse de pie, pero un gemido de dolor se escapó de sus labios y se dirigió tambaleándose al baño, comenzando a vomitar. Jungkook observaba la puerta cerrarse detrás de ella. Podía oír como su madre tosía y arrojaba, pero ella no sollozaba, solo gemía de dolor y se aguantaba el llanto. 

O al menos no lloraba frente a Jungkook. 

Por otro lado, el niño siempre observaba, por más que él le decía que debían escapar o ir a denunciarlo a la policia teniendo como evidencia los golpes en sus cuerpos, ella no lo hacia. No se rendía, siempre decía que su padre iba a cambiar, que no era así en un inicio. Que todo iba a mejorar.

Solo necesitaban esperar.

Esa misma respuesta la había recibido desde que tenía memoria. Jungkook no comprendía cómo ella podía seguir amándolo. El simple hecho le repugnaba.

"Qué estúpida" llegó a pensar incluso de su propia madre, mientras cerraba sus manos con fuerza.

Lo único que le hacía cambiar de opinión sobre ella era que siempre que su padre intentaba desquitarse con el pequeño, ella intervenía y ofrecía su propia mejilla. Al final, tampoco terminaba salvándose cuando él la golpeaba.

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