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El tiempo se había convertido en su peor enemigo.

Los chicos se movían con urgencia, recorriendo la habitación en busca de algo que pudiera salvarlos. Cada segundo que pasaba les pesaba como una losa, acelerando sus corazones y nublando sus pensamientos. Examinaron los objetos dispersos a su alrededor, tratando de mantener la calma, pero la sensación de peligro inminente era palpable.

—Estos cuadros podrían servir, son gruesos y grandes —dijo Yeonjun, sacando los cuadros colosales detrás del sillón, los cuales tenían el tamaño de una puerta y eran grandes—. Podemos usarlos como plataformas para construir un puente.

Ante lo idea que propuso Yeonjun a Beomgyu le pareció una buena opción. Por lo que busco algo que pudiera servir para poder usar aquella idea, encontrando algunos trozos de cuerda.

—¿Estas cuerdas serán de ayuda? —pregunto Beomgyu entregándoselas a Yeonjun.

—Si, muy bien Beomgyu, esto también puede ser útil —le dijo Yeonjun con una sonrisa, desordenando el cabello del menor.

Mientras tanto, Hyunjin y Jeongin buscaban algo más para estabilizar la estructura del puente que pensaban hacer Yeonjun y Beomgyu para cruzar la puerta. Jeongin, con la mente aún revuelta por la discusión, buscaba ansiosamente algo que pudiera fortalecer el puente improvisado.

Hyunjin, con los puños aún apretados por la tensión, vio el viejo mueble cercano y tuvo una idea.

—Ayúdenme a mover este mueble —dijo, levantando un extremo mientras los demás se apresuraban a ayudarlo. 

Coordinándose entre todos, seleccionaron cuidadosamente los cuadros más grandes y robustos, asegurándose de que fueran lo suficientemente sólidos para soportar su peso. Luego, los colocaron al borde del marco de la puerta, aprovechando su estructura para brindar estabilidad.

Uno de los cuadros se posicionó contra la pared, mientras que el otro fue colocado de manera que se apoyara firmemente en el marco de la puerta y en el mueble cercano. Con ingenio, rompieron la pintura en el centro para crear puntos de anclaje donde aseguraron cuerdas adicionales que servirían como refuerzo.

Con los cuadros más pequeños, utilizaron las cuerdas para atarlos entre sí en la parte inferior, formando una especie de estructura tipo escalera para brindar mayor estabilidad. En cuanto a la parte superior, trataron de atar piezas de madera rotas en las esquinas, con las herramientas de defensa que tenían para que el puente no se moviera y se estabilice al momento de caminar sobre ella. Esta formación permitiría caminar sobre los cuadros de manera al menos algo segura, creando así una especie de pasarela sobre el abismo de cuchillos.

—Bien, ¿Quien va primero? —Pregunto Yeonjun.

Todos estaban asustados de caer, ninguno quería ir primero, pero a pesar del miedo, quien se ofreció a ser el primero en cruzar, fue Beomgyu.

—Iré primero.

—Entonces yo iré después de ti —Hablo Yeonjun.

Con precaución, Beomgyu fue el primero en dar el paso, avanzando con cuidado sobre los cuadros mientras sostenía firmemente las cuerdas para mantener el equilibrio. Sus pasos eran lentos y calculados, pero logró cruzar con éxito hasta el otro lado, el cual apenas dio un paso, la luz se alumbro sobre el, dejando ver un pasillo igual a las anteriores.

—Chicos, es seguro ¡Vamos! —exclamo Beomgyu, esperando con ansias a que los demás lo siguieran.

Yeonjun fue el siguiente en aventurarse, siguiendo los pasos de Beomgyu con determinación. A medida que avanzaba, podía sentir el ligero balanceo de los cuadros bajo sus pies, pero se mantuvo enfocado en llegar al otro lado. Con cada paso, su confianza aumentaba, y finalmente logró alcanzar a Beomgyu, quien le ofreció una sonrisa de alivio.

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