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20 minutos antes

Jeonathan avanzaba con paso tranquilo por los pasillos, hasta detenerse frente a la puerta de la habitación donde tenía a Taehyung siendo sometido a una descarga eléctrica durante diez interminables minutos.

Ahora la habitación estaba silenciosa, por el hecho de haber parado con las descargas eléctricas. No quería que tampoco Taehyung muriera solo por ello, por lo que estaba seguro que el novato aun seguía con vida, dentro de la habitación.

Sabía que tardaría mucho en recuperarse, así que con una leve sonrisa en los labios, Jeonathan escondiendo su mano izquierda tras su espalda, ocultando la jeringa con droga en sus manos, abrió la puerta.

Como esperaba, encontró a Taehyung en el suelo, temblando ligeramente. No mostró ninguna emoción al verlo en ese estado, simplemente observó con indiferencia mientras Taehyung intentaba ponerse de pie mirando a Jeonathan con ira en sus ojos.

—No me mires de esa forma —dijo Jeonathan acercándose a paso lento a Taehyung—. Al fin y al cabo todo es culpa de Jasser. Tú solo recibiste el castigo en vez de él.

Taehyung al ver a Jeonathan mostrando a la luz poco a poco la jeringa en sus manos, intentó atacarlo para evitar caer nuevamente en su trampa, pero Jeonathan lo interceptó con facilidad, manteniendo una actitud calmada y controlada en todo momento.

—No piensas rendirte ¿Verdad? —dijo Jeonathan, esbozando una sonrisa.

Sin embargo, en medio del forcejeo, Taehyung logró sacar la pequeña botella que contenía la droga de su bolsillo y la arrojó hacia Jeonathan.

Jeonathan esquivó la botella de vidrio con un movimiento rápido y fluido, su cuerpo reaccionando instintivamente ante el peligro. Pero antes de que pudiera tomar el control de la situación, Taehyung se abalanzó sobre él con una fuerza y determinación inesperadas. El impacto fue brutal; Jeonathan cayó al suelo con un golpe seco y la jeringa que sostenía, voló de su mano hasta estrellarse contra la pared.

El mundo pareció ralentizarse por un instante, mientras Jeonathan luchaba por recuperarse del golpe. Intentó incorporarse, pero Taehyung fue más rápido.

En cuestión de segundos, Taehyung estaba sobre él, sus manos apresadas contra el suelo y sus labios chocando en un beso desesperado y cargado de intenciones. Jeonathan se congeló, confuso, hasta que sintió el líquido amargo que se deslizó de la boca de Taehyung a la suya. La comprensión lo golpeó de inmediato, pero antes de que pudiera hacer algo, Taehyung se apartó, una sonrisa peligrosa y desafiante curvando sus labios.

—Tienes razón —murmuró Taehyung, su voz apenas un susurro, mientras se separaba de Jeonathan—. No pienso rendirme.

La reacción de Jeonathan fue inmediata. Lo empujó lejos de él, escupiendo la droga que aún podía sentir en su boca, pero ya era tarde. El escalofrío que recorrió su cuerpo fue la primera señal de que la sustancia comenzaba a hacer efecto, nublando su mente y debilitando sus fuerzas.

Taehyung, sin perder tiempo, se levantó y corrió hacia la jeringa que había caído al suelo. La recogió con manos temblorosas, sus ojos clavados en Jeonathan, que apenas lograba ponerse de pie, tambaleándose.

—¡Maldición! —murmuró, tratando de concentrarse, de moverse, pero su cuerpo no respondía como él quería.

Taehyung vio la oportunidad y la tomó. Con la jeringa firmemente en su mano, avanzó hacia Jeonathan, que en un último intento de detenerlo, trató de atraparlo, pero sus movimientos eran torpes y lentos.

Taehyung esquivó su intento y, con un movimiento rápido, le clavó la jeringa en el muslo, empujando el émbolo con toda la fuerza que le quedaba. Jeonathan gritó de dolor, su cuerpo convulsionando mientras la droga se esparcía por su sistema.

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