¿Qué hay de malo en un trabajo?
Donde Draco termina enamorandose de la persona a quien menos imaginaba y donde Emma termina enfrentando su pasado con dolor.
¿Será mas fuerte su amor que una guerra mágica?
• 𝐚 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚�...
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LAS COSAS ENTRE NOSOTROS ESTABA SIENDO DEMASIADO BIEN. Emma se quedo a dormir en mi habitación, no como algo mas o para algo mas, simplemente porque se nos había ido el tiempo conversando hasta quedarnos dormidos.
Era un poco incomodo, con el hecho de que procuraba no acercarme o tocarla con mi propio cuerpo por accidente, no quería que se sintiera incomoda ante mi cercanía. Ella no parecía molesta, incluso aveces se acercaba mas de lo que debería, lo que me hizo preocuparme un poco. Me di la vuelta hasta quedar boca arriba y mire el techo con curiosidad, aun me sentía mal, no quería seguir estando con la sensación de que le estoy ocultando cosas importantes. Peor, cosas que involucran a sus amigos, a su familia...
Bufé y me di la vuelta de nuevo. Observe con lentitud su rostro dormido, el que tapaba con la sabana y su cabello desordenado. Sus labios un poco entreabiertos que soltaban pequeños suspiros. Sentí prohibido mirarla de esa forma, por lo que retiré mi mirada de ella.
—Nunca podrás enamorarte, Draco, porque estarás tan ocupado sirviendome que no tendras tiempo para algo como el amor. Esta prohibido para ti.
Apreté mis labios al recordar aquellas palabras que fueron dirigidas hacía mí, me sentía desesperado por poder escapar de todo aquello y no sentirme obligado a llevar una vida que no deseo y que nunca querré. Quité las sabanas de mi cuerpo y salí de la cama hecho una furia, buscando el baño para hundirme en el agua hasta no poder respirar. Por supuesto no lo haría, pero al menos podría pensarlo.
Mojé mi cara hasta dejar empapados algunos mechones de mi cabello y salpicar mi camisa de agua un poco. ¿Qué hubiera deseado el Draco de antes? Probablemente ser un jugador profesional en el Quidditch, o quizá ser el mejor de la clase para ganarle el puesto a Hermione Granger. No, todos y cada uno de mis recuerdos era solo una cosa, y esa era sentir orgulloso a mi padre, poder recibir sus felicitaciones y verlo feliz por mis propios méritos. Que me pudieran reconocer como lo que soy y por quien soy, no por mi apellido. Y aun así desee todo eso, termine en un gran lío por él. Y no quería culparlo, pero me odiaba de solo imaginarme estar con esa marca durante toda mi vida. Que yo tendría que cargar con sus errores hasta la muerte.
¿Eso me hacía mal hijo?
Sentí un escalofríos recorrer por todo mi cuerpo cuando escuche algunos quejidos a lo lejos. Limpie mi cara y salí del baño intentando parecer tranquilo, pero era inútil, Emma se dio cuenta una vez me miro.
—¿Estás bien?— se tallo los ojos para poder verme mejor —Te ves... preocupado.
—Estoy bien— arrugue la nariz y camine hasta mi armario —¿Quierés que vaya a buscar ropa para ti?
