15 -何だ こいつ?

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Que le pasa a este tipo?

Felix no pudo pegar ojo en toda la noche. Aun no podía creer lo que había hecho. De verdad que no. Si no fuera porque cada una de las sensaciones que había experimentado seguían frescas en su memoria juraría que fue un sueño. Un mal sueño y nada más.

Por lo tanto no pudo evitar pasar toda la noche tratando de entender por qué había hecho eso.

Se había masturbado pensando en Minho.

Se había venido escuchando su voz.

Había utilizado una llamada telefónica para darse placer.

¿Qué tan enfermo era eso?

¿Y por qué precisamente con Minho?

¿Significaba eso algo?

Felix no quería hallar las respuestas a esas interrogantes, a pesar de que estas estaban a punto de golpearlo en toda la cara.

Porque, aunque él no lo quisiera admitir, Minho, como mínimo, lo provocaba. Y ya eso era algo grande para él.
Intento muchísimas veces pensar en algo más, conciliar el sueño, pero seguía pensando en Minho, seguía dándole vueltas y vueltas al asunto. Incluso maldijo la existencia del sensual residente un par de veces, pues, por su culpa, su vida se había vuelto una locura de un día para otro, y ya varios de sus cimientos habían sido sacudidos. Felix nunca hubiera hecho algo así. Felix no era un tipo lujurioso. No.

Siempre fue muy tranquilo en cuanto a lo que a sexo se refería, siempre había mantenido un buen control y nunca había sentido esos deseos exorbitantes que había experimentado cuando empezó a pensar en Minho.
Otra parte de él se quería justificar. Insistía en que era imposible resistirse, se veía a la legua que Minho tenía ese encanto, esa capacidad de atraer la atención de los demás.

Él solamente se había visto envuelto en eso.

Pero... ¡Rayos! ¡Tampoco así! Se había sentido como una perra en celo, y eso no le gustaba. Se sentía algo sucio, pervertido, enfermo, culpable, y lo peor de todo es que había una parte de él que disfrutaba sentirse así. La misma parte que había imaginado las manos de Minho sobre su cuerpo, y su expresión lasciva al verlo jugar consigo mismo, sí, esa parte de su mente que sería mucho más linda si tuviera un botón de apagado.

Por lo tanto, cuando su alarma sonó, a las seis de la mañana, Felix solo extendió un brazo y la apagó. En ningún momento logró dormir. Sabía que, si se levantaba e iba al baño, lo iba a recibir un rostro pálido, cansado y ojeroso. Pero bueno... ¿para qué dilatar el proceso?

Se levantó y se dirigió a la ducha para ver si un poco de agua fría lograba calmarlo.

No fue muy útil, para ser sinceros.

Era imposible que fuera útil si seguía pensando en las manos de Minho sobre él mientras se bañaba.

Maldijo su suerte un par de veces más y estuvo a punto de jalar sus propios cabellos en medio de su frustración. No quería seguir pensando en Minho, no le gustaba la forma en la que eso lo hacía sentir. Hasta ayer había estado bien, podía pensar en Minho sin tener una erección ¿Qué demonios le pasaba ahora? ¿Qué había cambiado?

¨Eso siempre estuvo ahí, Felix. Desde la primera vez que lo viste¨

Su consciencia también necesitaba un botón de apagado, de todos modos lo único que hacía era decirle lo que no quería escuchar.

Salió del baño sintiéndose peor que antes, un poco irritado y confuso. Trató de desayunar pero algo le decía que su cuerpo no iba a aceptar nada pesado, así que optó por algo simple. Jugo y una tostada, con eso bastaría. Regresó a su habitación, aun con media tostada en la boca y comenzó a vestirse. Nada especial, se puso unos jeans y una camiseta, encima de eso se colocó la bata blanca de manga corta que lo acreditaba como estudiante de medicina. Guardó su esteto y su esfigmo en la mochila, unas libretas, su Tablet y unas pastillas para la migraña, algo le decía que las iba a necesitar. Hizo un intento de peinarse y de cubrir sus ojeras con un poco de base, nada muy obvio pero al menos no parecería un espíritu errante. Miró la hora en su teléfono, ya eran las siete y diez, si no quería llegar tarde y agitado, mejor se daba prisa. Apagó las luces y recogió su llave para salir del apartamento. Bostezó un par de veces dentro del elevador, aunque no hubiera podido conciliar el sueño, eso no quitaba que estuviera cansado. Solo de pensar en todo un día de trabajo y estudio le tumbaba las alitas del corazón. Le gustaría quedarse en su casa y dormir, o dar vueltas hasta que el cansancio lo venciera, pero la asistencia a la escuela no se la iba a poner nadie a menos que fuera.

White Thrill - MinlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora