20 - 思い出せたくない...

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no quiero recordar...

—¿Recuérdame por qué carajo estamos haciendo esto?— preguntó Felix, exasperado, mientras bajaba la escalera, agazapado detrás de Jisung.

—¡Shhhh!— Jisung se giró, poniéndole un dedo en los labios.— Cállate de una vez. Mis padres aún están despiertos.

—Esto no tiene sentido. ¿No puedes solo decirles que vamos a salir un momento?

—Es martes, son las once de la noche, mañana hay escuela. No creo que el viejo "ahora volvemos, vamos a salir un momento" funcione en estas circunstancias.

—Entonces no salimos y ya.

—No, Felix. Tenemos que ir, para ver si te aclaras esa cabeza de una vez por todas.

—No hace falta que...

—¡Nada! Usted se calla.— Jisung le volvió a poner un dedo en los labios.— Solo sígueme.— le indicó mientras seguía bajando la escalera con paso sigiloso. Sus padres estaban en la terraza conversando tranquilamente. Ambos chicos se habían vestido con ropa oscura y llevaban unos impermeables entre sus manos. Hicieron todo lo posible por no hacer ruido a medida que se acercaban a la puerta principal.

Jisung abrió, lo más lento que pudo, y se escabulló hacia afuera, dejando espacio para que Felix lo siguiera. Habían apagado las luces de la habitación luego de pasarse casi una hora hablando de cosas de la escuela para que pareciera que estaban estudiando y habían decidido irse a la cama temprano. No es que los padres de Jisung fueran precisamente estrictos pero, si los sorprendían escabulléndose, o si intentaran pedir permiso para salir, tendrían que dar demasiadas explicaciones.

—No puedo creer que a mis veinte años aun esté haciendo esto.— se quejó Felix después de cruzar el muro del patio de casa de Jisung para salir por la calle de atrás.

—Pues esto no es Australia, aquí las personas de veinte años aun le tienen que rendir cuentas a sus padres. Así que te aguantas.— Jisung brincó detrás de él, haciendo un ruido sordo cuando sus huesos fueron a dar contra el asfalto.— ¡Mierda! ¡Se valía ayudarme, Felix!— dijo mirando acusadoramente a su amigo que seguía de pie junto a él, con los brazos cruzados, aun después de verlo caerse de forma muy poco digna.

Felix solo recogió su impermeable del suelo y le extendió a Jisung el suyo. Se los pusieron y empezaron a caminar fuera del callejón, aun bajo la lluvia.

Estuvieron caminando durante un rato, las pocas cuadras que los separaban de casa de Jeongin. Al llegar allí, el menor de los tres simplemente salió a su encuentro por la puerta principal, también usando un impermeable.

—¿Qué dijiste en casa?— le preguntó Felix, curioso, a verlo salir con tanto desenfado.

—Nada.— Jeongin se encogió de hombros.

—¿No te vieron salir?

—Sí. ¿Por qué?

Felix solo miró acusadoramente a Jisung.

—Todas las familias no son iguales.— se defendió este.— Ya deja eso. Vamos, Innie.

Los tres reanudaron la marcha. Rumbo a la parada del autobús.

—¿Me pueden volver a explicar porque tengo que ir con ustedes, cuando lo primero que dije era que no quería hacer nada raro porque estaba lloviendo?— empezó a quejarse Jeongin.

—Ya te dije que estamos haciendo esto por el bien de Felix.— explicó Jisung, rodeando los hombros de Felix con uno de sus brazos.— Necesitamos comprobar esto de una vez por todas.

White Thrill - MinlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora