9

577 34 1
                                    

El pelirosa se subió a la camioneta soltando un largo suspiro se sentía cansado de haber luchado con su interior pues finalmente pudo detectar con claridad el omega de rindou, se sentía demasiado ansioso de cometwr alguna tonteria como tirarse encima de él y seguir sus instintos, pero no se permitiría volver a caer ante sus impulsos los que le llevanan a seguir dañandolo. Se sentía extraño, pues realmente las palabras que el omega le había dedicado días anteriores le habían marcado demasiado mas de lo que esperaba, si hubiesen provenido de cualquier persona que no fuese él no le hubiese importado en lo más mínimo, pero esa tarde fue diferente la imagen de rindou le venía una y otra vez a su mente y cada letra de cada palabra le retumbaba en su cabeza.

- dime la verdad - comento Ran, rompiendo el silencio dentro del vehiculo, sanzu salió de sus pensamientos pero ni se digno a mirarlo volviendo a retomar su postura mirando alfrente esperando a que el mayor prosiguiera. - tu y rin tienen algo ¿no es así? -

- teníamos - respondió al instante, tratando de no tomarle importancia a su conversación mientras intentaba encender la camioneta aunque de verdad tenia muchos nervios y pesar de solo volver a pensar en el menor de los haitani - yo lo ofendí, fui un imbecil, quizá por mi culpa lo encontraste en ese estado - hablaba sin pensar recordando aquel último día que había visto al omega ran lo escuchaba atento asintiendo lentamente - le salve el trasero y se lo reproche como si no fuera lo que haría una persona normal -.

- bueno, normal no eres- agrego ran, serio.

- por supuesto que no...rindou me esta haciendo hacer cosas que yo jamas haría, una de esas es traicionar a Mikey pero también mi forma de pensar, mis acciones, sentimientos... Creo que te salve...solo por el - decía cada vez más lento, como si por fin recapacitara de sus acciones. Todo se veía más claro dejando el interior de la camioneta en silencio por un momento.

- wow - respondió finalmente ran, algo incomodo se removió en su lugar - ¿estás enamorado de él? -.

-no, alguien como yo no podría enamorarse, menos amar a alguien- agrego sonriente de alguna forma triste - quizá sea por cosas esas de los destinados , no lo sé, por su culpa ya no soy el mismo - gruñia a forma de frustración.

El mayor se burlaba internamente de él pues no quería arruinar la única vez que podían hablar sin querer apuntarse el uno al otro con sus pistolas. - ni creas que después de esto seremos amigos ni mucho menos, pero si rindou te elige...tendre que tolerarlo -

Sanzu no dijo nada solo asintiendo, solo decidió arrancar en seguida el vehículo.

[...]

Paso un mes para que todo volviese a la normalidad, cada ejecutivo haciendo su deber, rindou y ran habían encargándose de un club que era solo un tipo de cortina solo para hacer sus reuniones con clientes, prostitución y tráfico. Se encargaban de reclutar los mejores omegas de la ciudad, a la vez planear las mejores estrategias para hacer sus trabajos sucios.

Rindou y Sanzu no habrían vuelto a dirigirse ninguna sola palabra, solo mirarse de vez en cuando las reuniones que eran solo para saber el estado de los negocios, se lograban controlar de una manera magnifica frente a mikey pues al estar ambos destinados separados después de un gran tiempo el alfa de sanzu como el omega de rindou los torturaba internamente, sanzu tenía un autocontrol increíble y rindou había conseguido una píldoras mucho más fuertes. Lejos de todo aquello, el negocio de ambos hermanos iba siendo todo un éxito, cosa que mantuvo tranquilo a mikey después del incidente.

Por otro lado el pelirosa iba caminado despreocupadamente por un pasillo largo hasta llegar a la oficina de hajime quien no parecía sorprendido por su presencia, pues ambos sabían a que tendrían que hacer, miraba al peliblanco guardar las últimas cosas que necesitaban en aquella maleta oscura.

𝔢𝔰𝔠𝔬𝔫𝔡𝔦𝔡𝔞𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora