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Cuando el omega había cruzado la puerta cubrió su boca con sorpresa y susto, el ya había presenciado muchas escenas de crimen pero ninguna tran grotesca como esta, miembros, cuerpos y sangre esparcidos por todos lados apestaba a la sangre derramada que casi vomita, miró las escaleras y estas habían varios cuerpos ya sin vida en los escalones. Esto había sido la peor masacre que había visto.

Subió como pudo hasta el quinto piso, sus nauseas aumentaban que se sentía mareado de lo que estaba viendo, cada piso parecía ponerse peor, extrañaba su vida antes de haber entrado al dichoso edificio, se sentía alerta y asustado sus pelos estaban de punta que apenas podía caminar sin temblar todo el edificio estaba en un silencio aterrador que eso lo ponía peor al llegar conrquetamente al sexto que era el último miró por el pasillo que estaba extrañamente limpio.

Se quedo parado unos segundos volviendo agudizar sus sentidos que instantáneamente a sus fosas nasales fueron invadidas por el aroma de sanzu, era ahí y él estaba ahí, suspiro reuniéndo valor para hablar

- sanzu - llamo en un tono muy alto, su eco resonó por todo el lugar y se puso más nervioso cuando escucho unos pasos, pesados y lentos hasta que en el último cuarto del pasillo se asomo la cabeza del alfa. - sanzu...¿que sucede? -.

El pelirosa se acercaba lentamente a él, su aroma era pesado, rindou quedo en su lugar ambos hicieron contacto visual hasta que estuvieron uno frente a otro duraron un buen rato solo mirándose, sanzu daba cierto terror, jamás lo había visto tan extraño como ahora.

- sanz--

- sígueme - ordenó el alfa dándose la vuelta regresando por donde había llegado, el omega apretó sus labios y lo siguió hasta la habitación que el alfa antes se encontraba.

Estaba demasiado iluminada, quizá era el gran ventanal que simulaba la pared del edifico hacia la gran ciudad, donde había cierta extraña iluminación en el lugar debido al atardecer y la sombra de edificios más altos.

Rindou quedo a unos metros de la entrada, sanzu continuo caminando hasta casi estar tan cerca del transparente cristal, el omega admiraba la silueta delineada por la luz que chocaba con el cuerpo de sanzu creando una extraña y fascinante vista.

El silencio del lugar lo ponía tan nervioso que sus extremidades comenzaron a temblar cuando sanzu no decía nada solo estaba serio mirando hacia algún punto fijo del exterior, quería hablarle pero su voz se cortaba apenas intentaba pronunciar una letra.

Finalmente sanzu hizo un primer movimiento, agachandose en su lugar tomando una hielera, mediana y blanca, se giro en su lugar con una sonrisa macabra hacia rindou, quien miraba con un nada disimulado miedo hacia el alfa; este se aproximo a pasos lentos pero firmes hacia rindou dejando lo que contenía sus manos frente a él en suelo a unos centímetros del cuerpo del omega quien extrañado miró el objeto y luego a sanzu repetidas veces.

- ábrela - ordenó el pelirosa.

- no quiero - se negó el omega - ¿Qué carajos esta sucediendo? -

- ábrela - volvió a ordenar, con un tono más grave y demandante.

Rindou apretó sus dientes volviendo a bajar su mirada al objeto blanco frente a él, se agacho debido al tamaño de la hielera, sus manos temblaban como la punta de sus dedos cuando estos tocaron el objeto blanco.

"Hay alguien ahí" Pensó el omega con miedo, apretando sus cejas temblorosas.

Mordió su labio inferior para recaudar más valor y dejando la intriga abrió la hielera de un golpe seco y firme.

Salió una extraña brisa de ella, cuando abrió sus ojos lentamente casi cae desmayado ya sea del asco o de la impresión

"Si hay alguien...es mikey"

𝔢𝔰𝔠𝔬𝔫𝔡𝔦𝔡𝔞𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora