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- mierda, ¿Donde se habrá metido? - Ran estaba muy molesto lanzando su teléfono a la cama con desespero ya que las llamadas al omega dejaron de entrar, le había apagado el teléfono - kakucho ¿no te ha respondido? -.

- ni una sola llamada - el alfa bufo rendido guardando su teléfono - ran te dije que te detuvieras - regaño el menor al contrario quien se sentaba en la orilla de la cama.

- y yo te dije que me dijeras la verdad y ahora rindou no volverá a hablarme en un buen tiempo - el mayor gruñó recostandose en la cama lentamente - kakucho ¿me equivoque con sanzu? -.

- no, el si le hizo algo a tu hermano, algo horrible - kakucho alarmó al mayor quien se sentó nuevamente esperando a que procediera. - ran, después de que te diga la verdad prometeme,no ,jurame por lo que más amas que no iras a matarlo ni haces un escándalo - el alfa se acercó tomando al mayor de los hombros quien dudaba un poco de acceder pero sabía que kakucho mantendría su palabra si no cumplía, asintió sin más remedio. - rindou me hizo jurar también que jamás diría nada pero ya abrí mi estúpida boca...-

[...]

Rindou estaba en la cama junto a sanzu quien descansaba tranquilamente en el colchón del otro extremo, el pelimorado gruñó molesto ya que no lograba conciliar el sueño. Giro su cabeza en dirección al alfa, lo analizaba, se veía tan tranquilo y en paz cosa que jamás había visto el alfa siempre parecía a la defensiva y molesto ahora parecía un bebé.

Gateo sobre el colchón hasta estar sobre él, suavemente acariciaba su rostro cada facción y centímetro de su rostro con ambas manos bajando de su rostro hasta el largo y suave cuello del alfa, comenzó aprestar suavemente y el pelirosa se removió en su lugar gruñendo pero rindou no se hizo para atrás apretando un poco más fuerte, su respiración era agitada y nervioso sobre lo que hacía, en las palmas de sus manos sentía como el alfa peleaba por lograr respirar pero el omega ya ejercía más fuerza para evitarle más acceso al aire.

De pronto unas manos se colocaron en sus caderas y el omega se sorprendió, el alfa lo tomaba recorriendolo hasta su cintura, un jadeo del susto salió de la boca del mayor mientras el alfa bajaba sus manos a su trasero masajeando este el omega giro nuevamente su mirada al rostro del alfa quien de apoco abría sus ojos, lo soltó rápidamente tratando de bajarse pero nuevamente el alfa lo tomó con fuerza.

- sanzu sanzu sueltame - el omega pidió asustado.

- ¿Qué hacías? - el alfa pregunto somnoliento y con una voz ronca, rindou se erizo.

- Nada en serio, déjame, bajame - el haitani menor luchaba contra el agarre del alfa pero este no parecía desistir.

- no te tenía así ¿te genera placer ahorcar a tu pareja? - Sanzu esbozo una sonrisa coqueta pegando la pelvis de rindou con la suya, generando que ambos gruñeran - continúa, de cierta forma me gusta -.

- no ya no quiero - el omega se sostuvo del pecho desnudo del pelirosa quien sonreia ante cada acción del mayor. - sanzu basta, no quiero hacerlo aun no - pidió una vez más de forma autoritaria.

- no te pido hacerlo, pero por favor déjame usar tu cuerpo - el alfa pidió entre suspiros bajando con fuerza la cadera del omega pegando su trasero sobre su ereccion - ya no podré soportar bajarlo con agua fría -.

El omega apretó sus labios, subiendo delicadamente sus manos al largo y pálido cuello del alfa apretando este suavemente sin tapar por completo su vía respiratoria, mientras sanzu restregaba de forma descarada su miembro contra el trasero del mayor con frotaciones que aumentaban simulando embestidas tomando posesivamente al pelimorado quien reprimia jadeos ya que de forma inevitable se comenzó a excitar, sanzu bajo su ropa interior como la pantalonera asomando la mitad de su falo para mover las caderas del omega quien comenzó a cooperar con mvoimientos suaves de cadera ayudando a la fricción de ambos cosa que causó un sonoro gemido en el menor, rindou sintió su interior removerse quería escalar a más pero su mente tampoco estaba muy preparada para volver a intimar seguía teniendo cierto bloqueo mental en lo sexual lo cual le había sorprendido haberse excitado horas antes con el puro aliento caliente del alfa. Ahora se encontraba ahí frotándose sobre el pelirosa quien suavizo su agarre apretando los glúteos del omega con tanto deseo mientras su duro miembro se colocaba entre ambos glúteos provocando más emoción en el ojiazul volviendo aumentar sus embestidas y rindou mordió su labio inferior para callar sus gemidos.
Después de ciertas embestidas más el alfa se corrió manchando la tela de ambas prendas que el vestía como la inferior del haitani menor, en un grave y sonoro gemido, rindou soltó el cuello del pelirosa que de tanto estar excitado junto al alfa había olvidado por completo ahocarlo como se lo había pedido el menor.

𝔢𝔰𝔠𝔬𝔫𝔡𝔦𝔡𝔞𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora