Bajo el destino de las estrellas

Resurgir del Pasado

Tom llegó a casa con una latente angustia, pensando que el pasado, que creía enterrado, resurgía amenazadoramente. Jamás había contemplado la posibilidad de que aquella sombra influyera de manera tan determinante en su presente y futuro. Temía que si la verdad salía a la luz, perdería irremediablemente a Margot, dejando un camino despejado para la cantante que, de alguna manera, había logrado entrelazarse en su vida.

Su relación con Sarie, su suegra, nunca fue la misma desde aquel incidente, pero nunca imaginó que tendría que enfrentarse nuevamente a la conversación evitada durante años. La sola idea de que la verdad, que tanto había tratado de ocultar, ahora emergiera a la superficie le generaba una ansiedad palpable.

Mientras tanto, Camerun había dejado sana y salva a Dua en su hogar. La cantante, recostada en su habitación, se encontraba inmersa en pensamientos sobre Margot. La dificultad de estar cerca de ella se volvía cada vez más evidente, y el temor de que se alejara la atormentaba. Su corazón latía con fuerza, incapaz de soportar la idea de perder a Margot, cuya presencia había tejido complicadamente en su vida.
En medio de la incertidumbre y las emociones desbordantes, Dua se debatía entre el deseo de estar más cerca de Margot y el temor de que las circunstancias las separaran.

Por su parte, Margot lloraba desconsolada en su habitación, y Sarie, su madre, entró con cuidado, sentándose al borde de la cama para darle el espacio necesario para desahogarse. Cuando Margot finalmente encontró cierta calma, su madre le expresó su apoyo incondicional.

Sarie:
Hija, estoy aquí siempre para cualquier cosa que necesites.

Margot, con los ojos enrojecidos por el llanto, compartió la verdad que la atormentaba.

Margot:
Mamá, tú más que nadie conoces el diagnóstico de los médicos: soy infértil. No es que no deseara que Tom fuera padre; me hubiera encantado cumplir su sueño.

Sarie, con un tono comprensivo, respondió:

" Hija, sé lo difícil que esto ha sido para ti, pero no deberías sacrificar tu propia felicidad por cumplir los sueños de alguien más. El amor verdadero implica apoyarse mutuamente en las adversidades".

Margot, con voz entrecortada por la tristeza, expresó:
"¿Y si Tom tiene razón? He sido egoísta. Lo mínimo que puedo hacer es quedarme a su lado y olvidar lo que siento por Dua. Tal vez es solo un capricho pasajero y...".

Margot, entre sollozos, intentaba justificar su elección, pero Sarie la interrumpió con sabias palabras.

La felicidad es algo por lo que vale la pena luchar, Margot. No permitas que la presión o el miedo te hagan renunciar a ella. Reflexiona, hija, y toma decisiones con la cabeza fría.

Dejándola sola, Sarie se retiró, sumida en sus propios pensamientos. Al llegar a su habitación, se dejó caer en una silla y recordó un doloroso descubrimiento que calló durante años.

La historia se desenvolvió en una noche oscura, cuando Sarie, decidió aventurarse a un bar clandestino con amigas de juventud. La risa y el bullicio colmaban el lugar, creando un ambiente distinto al hogar acogedor al que estaba acostumbrada.

Sarie disfrutaba de la compañía de sus amigas, pero en un momento, su atención se desvió hacia la pista de baile, donde una escena captó su mirada de manera abrupta. Entre las sombras y las luces tenues, reconoció la figura de Tom, el esposo de su hija, en una situación comprometedora.

Su corazón se apretó al darse cuenta de que la mujer que estaba con Tom no era Margot. La intuición materna la golpeó con la amarga verdad de la infidelidad. Observó cómo los besos y las caricias compartidas revelaban una realidad que nunca quiso ver en la relación de su hija.

Sarie, en medio de la conmoción y la incredulidad, tomó la decisión de mantenerse en silencio. Era consciente de que revelar la traición a Margot podría herirla profundamente. Así, llevó consigo el peso del secreto, enfrentando la difícil tarea de guardar la verdad para proteger a su hija.

En los días posteriores al descubrimiento, Tom trató de convencer a Sarie de que permaneciera en silencio, amenazando con el dolor que podría causar a Margot si se revelaba la infidelidad. Sarie, dividida entre el deber de proteger a su hija y la necesidad de enfrentar la verdad, mantuvo en secreto la traición de Tom, creando un vínculo tenso y complicado entre ellos.

Este oscuro episodio se convirtió en una sombra persistente en la vida de Sarie, una verdad que había ocultado durante años, temiendo el impacto devastador que tendría en la relación de Margot con su esposo y, por ende, en la estabilidad emocional de su hija.

La noche avanzó en lo que Sarie se quedó profundamente dormida pero se despertó con sobresalto en horas de la madrugada, ese secreto la agobiaba, no podía callarse más tiempo así que pensó en Dua.

La cena que no terminó bien tenía la intención de ser un gesto de bienvenida y apertura de su parte. Después de percibir la conexión entre Margot y Dua, Sarie decidió invitar a la cantante a cenar en un esfuerzo por conocer mejor a la persona que estaba entrando en la vida de su hija. Sarie quería comprender las intenciones de Dua y asegurarse de que su hija estuviera rodeada de personas que realmente la valoraran.

La idea detrás de la cena era crear un ambiente acogedor donde la familia Kessler pudiera conocer a Dua de manera más íntima y donde Dua, a su vez, pudiera sentirse cómoda y aceptada en el círculo cercano de Margot. La intención no era solo explorar la conexión entre Dua y Margot, sino también establecer una base de confianza y comprensión entre Dua y la familia de Margot.

Sin embargo, la presencia inesperada de Tom y sus acusaciones alteró drásticamente la atmósfera que Sarie había planeado. La cena, en lugar de ser un encuentro amistoso, se convirtió en el escenario de revelaciones dolorosas y tensiones no resueltas.

Así que pensó en liberarse del peso del secreto compartiéndolo con Dua. Nadie mejor que ella para confiarle una verdad tan delicada, y en la cantante encontraba la cómplice perfecta para luchar por la felicidad de su hija, Margot.