El Despertar de la Determinación

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Mientras los primeros rayos de sol se filtraban a través de las cortinas entreabiertas, Dua despertó con una determinación y necesidad de enfrentar a Tom, de hacer justicia por la mujer que estaba a su lado.

Sin despertar a Margot, cuyos sueños aún la abrazaban con delicadeza, Dua se deslizó fuera de la cama con paso decidido. La habitación, iluminada por la suave luz matutina, parecía envuelta en una calma frágil, como si el mundo entero estuviera a punto de estallar en caos.

Con cada paso que la acercaba a la confrontación, su corazón latía con fuerza. Se dirigió hacia el lugar donde se escondía la verdad, donde Tom se mantenía como un espectro oscuro en la vida de Margot.

Al encontrar a Tom en la sala, su presencia era como una sombra en la paz de la mañana. El aire estaba cargado de electricidad, palpable en cada mirada, en cada gesto.

Dua: (con voz firme)
Tom, necesitamos hablar.

Tom, alzando la mirada con una expresión de sorpresa y desdén, no pudo ocultar su incomodidad ante la presencia de Dua.

Tom:
¿Qué demonios estás haciendo aquí, Dua?

Dua: (con voz llena de indignación) ¿Qué hago aquí? ¡Te lo diré, Tom! Estoy aquí para enfrentarte por lo que le hiciste a Margot. ¿Cómo te atreves a golpearla? Eres un cobarde, un miserable que no merece el amor de nadie. ¡Ella merece alguien que la respete, no un monstruo como tú!

El lugar se llenó de la furia contenida de la cantante, sus palabras resonando en el espacio entre ella y Tom, como un desafío directo a la crueldad que había infligido sobre Margot.

Tom:
Esto no es asunto tuyo.

Dua: (con determinación)
Todo lo relacionado con Margot es asunto mío. Y no voy a permitir que la lastimes de nuevo.

La tensión en la habitación era palpable, como una cuerda a punto de romperse. Tom, con su orgullo herido y su ira desatada, intentó desviar la conversación.

Tom:
¿Quién te crees para venir aquí y juzgarme? Margot es mi esposa, no tuya.

Dua: (con frialdad)
Soy alguien que no se quedará de brazos cruzados mientras lastimas a alguien que amo.

Tom:
¡Basta! No tienes ni idea de lo que estás hablando. Eres solo una intrusa metiéndote donde no te llaman.

Dua: (sin temor)
No soy una intrusa, Tom. Soy alguien que sabe más de lo que crees. Sé sobre tu hijo fuera del matrimonio, sobre tu falta de empatía hacia Margot, sobre cada mentira que has tejido a su alrededor.

La revelación golpeó a Tom como un puñetazo en el estómago. Sus ojos reflejaban una mezcla de sorpresa, ira y miedo. Se sentía desnudo ante la verdad que Dua había traído a la luz.

Tom: (balbuceando)
No puedes...

Dua: (con calma)
Puedo y lo hice. Porque Margot merece saber la verdad. Merece ser liberada de tus mentiras y tu traición.

La habitación parecía estar suspendida en el tiempo, con el eco de las palabras de Dua resonando en el aire cargado de tensión. El enfrentamiento entre ellos era más que una simple disputa; era un choque de ideales, de lealtades y de verdades enterradas.

Tom:
¡No sabes de lo que estás hablando! Estás creando drama donde no lo hay. ¿Qué te hace pensar que yo haría algo así? Margot y yo tenemos problemas, sí, pero son nuestros problemas, no tuyos. Y tú, ¿qué ganas metiéndote en medio de todo esto? ¿Acaso buscas ser la heroína que salva el día y se queda con la chica al final? Lo siento por decepcionarte, pero la vida real no es como tus canciones.

Dua:
No necesito ser la heroína de ninguna canción. Lo único que quiero es proteger a Margot de personas como tú, que no tienen el menor respeto por su bienestar. No me importa lo que pienses de mí o de mis motivos. Lo único que importa es que Margot esté a salvo de tu toxicidad. Si crees que todo esto es un espectáculo para mí, estás muy equivocado.
¿Sabes qué, Tom? Tienes razón en una cosa: para ti, todo es un espectáculo. Una farsa en la que te complaces lastimando a las personas que te importan. Pero no te equivoques, no te voy a permitir que conviertas la vida de Margot en tu juego retorcido. Eres un cobarde que no puede enfrentar sus propios demonios, y por eso te aferras a mentiras y manipulaciones.

En un último intento desesperado por mantener su fachada, Tom levantó el puño en un gesto de violencia. Sus nudillos blancos reflejaban la furia contenida, sus ojos destellaban ira descontrolada.
Pero Dua, con una determinación inquebrantable, adoptó una postura firme, lista para enfrentar la embestida. Sus músculos se tensaron, preparados para el impacto inminente. Con una rapidez impresionante, bloqueó el golpe de Tom con un movimiento fluido, desviando su brazo hacia un lado.

El sonido de la colisión resonó en el sitio, como un eco de la batalla que se libraba entre ellos. El aliento de Dua se volvió más profundo, alimentado por la adrenalina que bombeaba a través de sus venas. Con una mirada desafiante, sostuvo la mirada de Tom, sin titubear ante su amenaza.

En ese momento de tensión palpable, Dua demostró una fortaleza que Tom no esperaba encontrar. Su determinación y valentía eclipsaron la sombra de su intimidación.

"Crees que puedes hacerme lo mismo que a Margot, yo no te tengo miedo, infeliz" Espetó Dua con voz firme, desafiante, mientras sostenía la mirada de Tom.

Sus palabras resonaron al rededor del lugar, cargadas de determinación y desprecio hacia el agresor que se atrevía a levantar la mano contra ella. En su tono se percibía una mezcla de indignación y valentía, como si cada sílaba fuera un escudo contra la violencia que amenazaba con consumirlos.

Con esa declaración, Dua dejó en claro que no sería víctima de las mismas atrocidades que habían lastimado a Margot, y que estaba dispuesta a plantar cara al tormento que se interponía en su camino.

Dua se mantuvo firme, con una determinación inquebrantable que irradiaba de sus ojos. En ese momento, no solo estaba defendiendo su propio honor, sino que se erigía como un escudo protector para Margot, una barrera impenetrable contra las sombras que amenazaban con envolverlas.

"Mi amor por Margot es inquebrantable", declaró Dua con convicción, su voz resonando con una fuerza que desafiaba cualquier intento de intimidación.

"Estaré a su lado, luchando contra quienes intenten herirla, protegiéndola de aquellos que se atrevan a dañarla. No permitiré que nada ni nadie nos separe."

Tom, sumido en la furia y el desconcierto, retrocedió un paso, sus ojos destellando con una mezcla de rabia y frustración. La certeza en las palabras de Dua lo sacudió, desafiando su arrogancia y exponiendo las grietas en su fachada de control.

"¿Crees que puedes desafiarme así?" gruñó Tom, su voz temblorosa con un rastro de incredulidad.

"No sabes en lo que te estás metiendo, Dua. Margot es mía, siempre lo ha sido y siempre lo será. Tú no eres más que una intrusa en nuestra historia, una sombra que desaparecerá tan rápido como apareció".

Pero Dua permaneció impasible, su mirada inquebrantable reflejando la determinación que ardía en su interior.

"Margot no es un trofeo que puedas reclamar", respondió con firmeza.

"Es una mujer valiente y fuerte, merecedora de amor y respeto. Y yo estaré a su lado para asegurarme de que reciba todo lo que merece".

El silencio pesado se instaló en el ambiente, cargado con la electricidad de un enfrentamiento inevitable. Entre ellos se alzaba un abismo de diferencias irreconciliables, pero Dua no vacilaba en su compromiso de proteger a Margot, incluso si eso significaba desafiar al mismo destino.

Bajo el destino de las estrellas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora