3 | Disculpas

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Ximena.

Le terminé de poner el listón alrededor de su cuello —un poco flojo eh— y la abracé.

—Dime chuletita ¿¡Cómo estás!? ¿Todo bien?— junte su cabecita con la mía.

Suelo hablar con los animalitos, supongo que es porque son capaces de escucharte, y al final de todo son los únicos que no te juzgan y te siguen queriendo como el primer día.

—¿Es enserio qué estás hablando con un perro?

Esa voz…

¿De dónde la conocía?

—¡Soy el dueño de esa chuletita!— sonó como burla— No tengas pena, yo también suelo hablar con ella… Cuando no tengo ganas de que más personas se enteren — me di la vuelta para darle su perro.

Al mirarlo, supe que lo había visto antes, solo que no sabía de donde.

—¡Aquí está chuleta!, es una nena muy obediente— le dije, amable.

—¿Nos conocemos de algún lado?— me dijo y lo miré confundida.

¿Le pasaba lo mismo que a mí?  Esos ojos, eran profundos y tenían una pizca de superioridad, mi vista de fue un poco más abajo y se detuvieron en sus labios, esa sonrisa, esa pequeña sonrisa la había visto en algún lado.

—No creo— pase a un lado de él.

—Mm ya veo.

¿De dónde nos conocíamos?

Fue lo que iba preguntándome desde que salí  del trabajo e iba para mi casa. Durante todo el camino no pude despejar mi mente en otra cosa más.

Al llegar preparé mi cena, mientras comía terminé de hacer mi tarea que no alcancé a terminar en la veterinaria, luego de eso me fui a duchar y me dormí para estar al cien al día siguiente.




[A la mañana siguiente]

Fui a un ciber cerca y comencé a enviar mis papeles a la universidad.

Ojalá me acepten…




《○》《○》《○》《○》《○》

Narrador Omnisciente.

Comenzó a correr el tiempo y lo que faltaba para ver las listas de becados por parte de la universidad se volvieron días, esos días fueron horas y otra vez se volvieron días que jamás llegaría para ese año.

No recibió respuesta, pero jamás se rindió era tal y como Dalia en ese aspecto. Durante ese año “libre” consiguió un trabajo en la mañana y por las tardes iba a la veterinaria, así fue su vida durante el año siguiente hasta que volvió a insistir para una beca  y las listas fueron subidas a plataforma para que finalmente su nombre aparecía ahí.






《》《》《》《》《》

Ximena.

—¡Doña Alma!— toqué su puerta.

—¿¡Qué pasó!?— salió algo asustada.

—¡Me aceptaron en la universidad!

—¡Felicidades hija!

Comencé a llorar y ella me consoló.

Estuvimos un rato más así hasta que tocaron la puerta.

—Yo abro— me separé de ella y fui directo a ver quién era para luego abrir si era necesario.

Ahí estaba un chico, el mismo de la otra vez. El dueño de chuletita.

—¿Dónde está mi abuela?— su voz era seria, al igual que su rostro.

ℒ𝒶𝒹𝓇ℴ́𝓃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora