24 | Piero

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Ximena.

Abordamos el avión porque este viaje era más largo de lo habitual pero había algo que se sentía descolocado desde que preparamos las cosas… era como si algo no encajara y estoy segura que él también se sentía así porque ha estado pensando algo en particular desde el beso de aquella noche en la que bailamos.

—Llegamos ladrón…

—Mjm…

Sus ojos estaban neutros, sus labios dibujaban una línea recta y su mandíbula estaba marcada por el gesto que acababa de hacer.

—¿Pasa algo?

—No, sólo son pensamientos.

Quería sonar firme a su respuesta pero no, seguía habiendo un vacío en su voz. Me había acostumbrado a su calidez que ahora mismo me sentía incómoda al escucharlo hablar. 

—Hola— Adrien estaba pasando por nuestro lado.

—Hola— contesté simple.

Mi acompañante no sé preocupó por saludar, al contrario evidenciaba que no soportaba ver o escuchar al chico. 

—¿Quieres que te ayude a bajar tus cosas?— volvió a hablar, pero en su voz le gustaba joder a Eros.

—Para eso estoy yo, que soy su novio. Y si no quiere ayuda, ella puede hacerlo sola… pero jamás dejaré que alguien más intente lo que yo puedo hacer— su voz era fría y demandante.

—Tranquilo— soltó una sonrisa hipócrita— La última vez que hablamos de ti me dijo que no eran novios.

—¡Adrien!— que odioso.

Se rió de la misma manera.

—Lárgate— habló el castaño.

Esta vez sonrió y negó con la cabeza.

—¿Sabes cuál es la diferencia entre tú y yo?

—No recuerdo haberte preguntado— habló tajante.

—Que yo sí le dije mi verdadero nombre… no como tú— y sé fue, dejándonos en silencio.

Esperamos a que bajará la mayor parte de los pasajeros para que nosotros lo hiciéramos pero mis pensamientos estaban en lo último que dijo Adrien.

¿Eros? Así se llamaba ¿No?

¿Qué hago?

No, espera… ¿Para qué voy a creerle a alguien que no nos conoce?

Estaba amaneciendo… Eran las 8:08 a.m.














[Tres días después]

Habíamos quedado que a las 4:30 saldríamos y faltaban diez minutos para llegar a la hora acordada.

—¡Estoy lista!

Llevaba un vestido color café, era un poco suelto así que era cómodo. Dejé caer mi cabello y sonreí. 

—Eres tan hermosa…— sus ojos brillaron.

Él llevaba una camisa color blanco con las mangas dobladas hasta los codos. Abajo llevaba unos pantalones negros y en su mano colgaba una chaqueta de cuero del mismo color que el pantalón. Esta vez no llevaba su gorra puesta.

—Y tu tan guapo.

—Gracias…











[Minutos después]

Estábamos en un auto gris y de fondo se escuchaban las noticias del día. 

El Gonzma se corona campeón de la Champions League tras derrotar cinco tres a tu rival Peifer… con los goles de Ernesto y Eduardo, acompañados del Hat Trick del famoso dorsal 17 “Izan Harrison”

ℒ𝒶𝒹𝓇ℴ́𝓃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora