✓CAPÍTULO 1

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¿El infierno te recibió como debe?

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¿El infierno te recibió como debe?

Los rostros deformados al llorar son tolerables de ver, pero el ruido desgarrador que sus bocas emiten, son insoportables.

—¡Quiero verla otra vez!

—¿Por qué me dejaste?

Eso lo repiten una y otra vez.

—¡Así es la vida señora! —Quería gritarle. Por supuesto que lo hice, en mi cabeza. —¡Acepte lo ya, que quiero irme a mi casa a dormir!

Inhaló profundo el aire fresco. Que asco. Me alejé unas cuantas tumbas para que terminara el panteón encontrándome a mi tía sentada en una de las últimas tumbas bajo un Lim.

¿Está fumando? Entrecierro los ojos notando que es un cigarrillo dulce lo que tiene entre sus labios, parece que está ida mirando las flores puestas, sus mejillas se ahuecan succionando inconscientemente.

—No puedo más con esta peste fúnebre. —Bufo, sentándome a su lado.

—Tu abuela pensaba lo mismo.

—Ahora entiendo por qué fue sepultada con su colección de perfumes.

—Mas bien para que nadie los usara. —Apenas puede reír, con el cigarrillo entre los dientes.

Una vida más, una vida menos. —Mi abuelo nos repitió lo mismo cada vez que visitábamos la tumba de mi abuela.

Me parecía graciosa su sonrisa de dientes chuecos al verme, extendía sus brazos cansados para abrazarme. La última vez que me recibió de esa manera fue en su cocina, totalmente ebrio.

¿Quieres contarme?

Las botellas más importantes estaban hechas trizas y esparcidas. 

Recuerdo a la perfección está. —Tomo la botella con delicadeza, y ambos la miramos. —Esa vez, Esmeralda pudo conseguir la oportunidad de que sus padres me conocieran en una tarde de picnic. Ella llevaba el sombrero del listón lila. —«El sombrero» El interrumpió mis pensamientos. —Cuando llegamos al patio su madre la llevo a la cocina y me dejó solo con su padre y también recuerdo el rifle a su lado, pero bueno.... no hizo falta. —Conectamos miradas.  —Me rompió una botella en la cabeza.

Me tapo la boca, pero la risa se escapa entre mis dedos.

El sombrero...

—El mismo que guardamos en la repisa. Ese mismo sombrero que tire una y otra vez, pero ella lo saco de la basura todas las veces.

—¿Que tenía de especial ese sombrero para ella?

—Era de su madre. La tarde del picnic se lo obsequio para que una parte de su familia estuviera con ella. Me enteré tarde.

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