✓CAPÍTULO 10

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-¡¿A dónde tan temprano?!

Ya no me sirve aguantar la respiración. Giro con lentitud al gran sofá.

- A la preparatoria.

-¿A dónde fuiste ayer?

¡Dios, no parpadea!

-¿Por qué regresaste tarde?

-Fui a la casa de Devika a hacer tarea.

- ¿Y era tan difícil llamarme o mandarme un mensaje para avisar que llegarías tarde?

-Ah... Mi teléfono se apagó y no lleve mi cargador.

¿Esta regañandome?

-Pudiste pedir un cargador prestado o mejor aún, un teléfono para llamarme.

Esta quieta tratando de disimular su pecho agitado y mantiene los labios apretados con ligereza.

-Ma... -Sus ojos se suavizan al escucharme. -De verdad no pude y esque estábamos estresadas por terminar todas las actividades que teníamos que adelantar.

-¿Y terminaron?

-No, nos faltaron unos cuantos. El caso es, que más adelante, tenemos juegos de softbol y los horarios chocan con las clases.

-Mm, por eso quieren terminar antes.

-Aja.

Se mantiene en silencio observándome.

-Y... Estoy pensando en dejar de ir en el camión escolar.

-¿Entonces irás en el carro de...?

-Si, voy a llevarme mi carro. -Me apresuró a agarrar las llaves. -Ya me voy.

-Que te vaya bien.

-Igual.

Todo lo hice de prisa: Salir de la casa, subir, poner música, ponerme el cinturón de seguridad, encender el auto, avanzar.

Me muevo con sutileza a la vez que canto, bajo el vidrio de mi ventana y continúo. Inhaló el aroma del "aviso de lluvia".

El tiempo se acortó. Estacione en un lugar para después ponerle seguro a las puertas, sostengo en mis hombros mi mochila y luego bajo desabotonándome el cuello de la camiseta que sobresale arriba del de mi sudadera roja.

-Buenos días. -Saludo con ánimo, al guardia de la puerta.

-Buenos días.

Paso por su lado. La preparatoria está casi vacía a esta hora, significando silencio absoluto para mí.

Camino y camino hasta llegar a mi destino, me siento, suspiro, hay una pequeña mancha de labial en la pared que me llama la atención.

-Cuando me vez de esa forma, comienzo a pensar cosas. -Suelto entre dientes.

Su risa crea eco en el salón.

- ¿Que cosas?

- Que, me coqueteas y estás obsesionada conmigo.

- Todos me dicen eso, se creen tan especiales como para tener mi atención.

Es mi turno de reír.

- Debe ser verdad, si todos te lo dicen. -Chasqueo la lengua. - ¿No crees?

Arrugo la nariz mostrando mi desacuerdo con sus hobbies, en cambio, ella sigue con su sonrisa juguetona.

-Como yo no soy "cualquiera", créeme a mi.

Alza una ceja.

- Que bueno que lo tengas claro.

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