✓CAPÍTULO 15

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Cierro con lentitud. El abdomen se me contrae cuando mi nariz aspira un aroma fuerte, varonil. Remarco mis pasos.

-¡Sì, è molto dolce! -Una voz joven pero grave.

¡Si, es muy dulce!

Las risas bajaron de volumen, al posar sus ojos en mi, por lo que tomo iniciativa.

-Che piacevole sorpresa trovarli.

Que sorpresa encontrarlos aquí.

-Ciao, piccola principessa delle pesche. -Estira una pierna, levantándose ni rápido ni lento, su bestial altura me obliga a casi mirar el techo. Claro si tengo que mirarlo a la cara.

Hola, princesa de Melocotón.

Su sonrisa filosa me revuelve el estómago mientras él toma mi mano besando el torso de esta, la suelta y pasea sus dedos por mis mejillas.

-Ya estoy muy grande como para tener ese apodo.

Ellos ríen. Si, se rieron.

-Eso no quita que seas la princesita de la familia.

-¿Y le traen a la princesita regalos?

-¡Lei! -Mi tía me reprende, aunque no sabe mantener su cara de regaño.

Mi padrino se aleja sin borrar el gusto de verme.

-Por supuesto que sí, -Aquella figura titánica, sonrisa coqueta y ojos café. Atraviesa la sala y las luces del horizonte vuelven un café rojizo himnotizante y... Sádico. -Sono sempre i migliori regali per la mia bellissima sorella.

Siempre son los mejores regalos para mí preciosa hermana.

-Zander. -Desconosco mi tono.

Solo lo abrazo apoyando mi cara entre el espacio de su cuello. Su nariz roza mi oreja.

-Mi hanno detto cosa stai facendo, ragazzaccia.

Me han contado lo que has estado haciendo, traviesa.

-No le puedes creer a nadie lo que dicen de mi, no sin pruebas. -Susurro.

Me separó. La palma de su mano toca mi mandíbula y con los dedos me aprieta los cachetes.

-Toma. -Mi hermano pone frente a mi una caja roja del tamaño de mi mano.

Giro hacia arriba la pequeña serradura, abro accediendo a una gargantilla de perlas y diamantes rojos entre ellas.

-Oh.

Es una joya bastante conocida, mi abuela esmeralda la uso por años. La recuerdo llegar -en una reunión familiar- con un vestido sofisticado de color rojo, tacones altos y su hermosa gargantilla. Ella decía que era una joya que solo alguien de su nivel podría usarla. Después de su muerte no supe más.

-Lan. -Ignore el tono duro de Eda.

-Esmeralda menciono que la dueña de esta joya, sabrá que hacer. -Mi padrino me observa, veo la profundidad en el. -Me imagino que esto viene con propiedades, acciones y más posesiones.

-È una collana semplice, ci avrebbe detto mia sorella.

Es un simple collar, mi hermana lo hubiera dicho.

Ella. Sentada en mi sofá, cruzando sus largas piernas, usando tacones y una expresión de superioridad.

-Tia, Mabel. -Sonrió a medias. -
Se ve más joven.

Hay un cierto parecido -Fuera de lo común- a mi abuela.

-Y tú, más alta y madura. -Responde, ella me muestra sus dientes curvando sus labios.

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⏰ Última actualización: Aug 25 ⏰

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