Un pequeño ojiazul se encontraba llorando abrazado a su almohada.
Sus lágrimas se deslizaban con rapidez por su rostro, mientras que su pecho subía y bajaba velozmente.
En eso, la puerta de su habitación se abrió, y por esta entró un pelinegro.
Cerró la puerta, y en silencio se acercó a él. Lo tomó en sus brazos y lo escondió en su pecho.
- ¿P-papi? ¿Qué haces aquí?
- Te vi triste desde hoy temprano, se que me mentías cuando me dijiste "estoy bien".- murmuró.- No quiero obligarte a me cuentes que te pasa, pero si quiero decirte que si necesitas que alguien te escuche, yo, papá te va a escuchar siempre.- dijo acariciando su cabello ondulado.- Y si quieres llorar, también voy a estar
- Papi... yo no lloro.- dijo frotando sus ojos con brusquedad.
- Entonces si no lloras... ¿Qué son esas gotas que brotan de tus ojitos?.- preguntó limpiando sus lágrimas.
- Es... son las gotitas que me dio el médico de los ojitos.- mintió.
- Ah, bueno, pero entonces quieres que te dejé descansar?
- No...no te vayas...- negó aferrándose al mayor.
Jughead asintió y tomó en sus manos el rostro de su niño.- No me iré, lo prometo.
- ¿Por la garrita?
- Por la garrita.- afirmó besando su frente y entrelazando sus dedos.
- Papi...- murmuró conteniendo las lágrimas.
- ¿Si?
- Extraño a mamá...- dijo quebrando en llanto.
- Hijo...- suspiró conteniendo sus lágrimas.- Tu sabes que tu mamá te amo mucho, y que más allá de todo, ella está cuidándote desde donde sea que esté.
- Pero la extraño papá, en la escuela se burlan de mi porque soy el único que no tiene una mamá, todos tienen una mamá, y yo no, es horrible esto.- dijo pataleando.
El odiaba ver triste a su niño, y a sus demas hijos, y daría hasta lo que este a su alcance por darles todo lo que los haga felices.
- Bebé, entiendo lo que dices pero tu mamá siempre está aquí.- dijo tomando su mano, y dejándola sobre su corazón.- Ella te amó, y siempre lo hará, este donde este, mamá jamás dejará de cuidarte y acompañarte.- dijo el mayor, en un hilo de voz.
El niño lo abrazó, y quebró en llanto, haciéndole un nudo en el corazón a su papá, este solo queria verlo feliz, cosa que estaba pareciendo imposible desde algunos meses.
Su esposa, y madre de sus hijos había fallecido hace tan solo 2 meses en un terrible accidente automovilístico.
Pero a raíz de eso, la alegría de la casa Jones Cooper había desaparecido, sus niños no reían, no sonreían, y si era posible pasaban gran parte del día en sus habitaciones. Pero sin dudas al que más le había afectado era su hijo del medio, el pequeño Thomas Jones, de tan solo 6 años.
- Papá, ya ni siquiera recuerdo la voz de mamá, y me siento terrible por eso.
- Hijo... yo te ayudo con eso si quieres, tengo varios videos en donde se escucha la voz de tu mamá
- ¿Los podemos ver?.- preguntó con sus ojos empapados de lágrimas.
Jughead sonrió, y plantó un beso en su frente.- Quédate aquí, iré a buscar la computadora y veremos los videos juntos. También extraño a tu mamá ¿Sabes?- dijo y el niño lo abrazó.
