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Un joven pelinegro se encontraba junto a su esposa, abrazados en su gran cama, dándose tiernos besos y caricias hasta el teléfono hizo que se separen.
El pelinegro suspiró, y rápidamente contestó.
- Señor Jones, soy la maestra Peters.
- Oh, hola maestra, ¿Pasó algo?
- No, es solo que llamaba para saber si podría venir a buscar a su hija Juliet, estábamos haciendo una actividad y de la nada comenzó a llorar, intentamos hablar con ella pero solo pidió que lo llamaremos a usted para que venga a buscarla.
- Claro, enseguida estoy ahí, gracias por avisar.- dijo y cortó.
- ¿Pasó algo, Juggie?
- Debo ir por Juliet, no está bien.- dijo levantándose de la cama y vistiéndose.- cuando vuelva podemos retomar nuestra sesión de mimos, nena.- dijo divertido y ella asintió sonriéndole.- Te amo, preciosa.
- Y yo a ti, Juggie.
El sonrió dejando un último beso en sus labios, tomo las lleves de su Mercedes Benz azul, y salió en este rumbo a la escuela de su niña.
Al llegar allí, aguardó unos minutos fiera de dirección, hasta que vio a su niña correr hacia el.
Éste la tomó en sus brazos y está lloró en sus brazos.- Papi, sácame de aquí.- pidió entre lágrimas.
Jughead asintió y sin más salió de la escuela aún con la pequeña en brazos, quien continuó llorando en su hombro.
- ¿Porque lloras mi cielo? ¿Alguien te hizo daño?
La niña no respondió y solo se aferró a llorar aun más fuerte.
El pelinegro suspiró y sin más se subió en su auto, dejando a la niña en su regazo, y dejando caricias en su cabello.- ¿,Que tienes mi amor?
- Tengo miedo.- dijo la menor.
- ¿De qué, mi sol?
- En la escuela estábamos haciendo tareas con la señorita Peters, y luego ella se fue al baño, pero cuando ella se fue, los chicos apagaron las luces y tuve mucho miedo papá, estaba todo muy oscuro y tenia mucho miedo.- dijo entre lágrimas.
- Bebé, tranquila.- murmuró.- ahora iremos a casa y haremos muchas cosas juntos para que te sientas mejor.
- Papi, tengo miedo.
- Nada podrá hacerte daño mi bebé, papá te cuida.- dijo besando su frente.- ven, vamos a casa.- dijo sentandola en el asiento del copiloto.- ponte el cinturón.
Juliet asintió y luego acató su orden, para luego conducir de regreso a su casa.
Al llegar, tomó en brazos a su niña, quien yacía dormida.
La acomodó en estos, y se adentró en la casa, la recostó en su cama de princesas, y luego regresó a su habitación junto a su esposa, quien al verlo le sonrió, para luego abrazarlo.
- ¿Todo bien?
- Si mi amor.- respondió besándola dulcemente en sus labios.
- Mi amor... Ven, vamos a la cama.- murmuró y él asintió.
Se recostaron nuevamente en su cama, abrazados.
- Juggie, duerme un poco, luces cansado.- dijo y este asintió. Pero tan solo unos minutos después de que el cerrará sus ojos, la luz de la casa se apagó, y gracias a eso, el llanto de la niña se hizo presente.
