ᴛᴇᴍᴏʀ

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El pelinegro caminaba tranquilamente junto a su novia por las calles de Riverdele.

Caminaron varios minutos, hasta que ambos llegaron al lado norte, más específicamente a la casa de los Cooper.

- Juggie... no quiero dejarte irte así... tan apagado, tan triste.

- Betts, tranquila.- le sonrió débilmente.- estaré bien.

- Jug, quédate...

- Sabes que si fuese por mi, lo haría.- suspiró.- pero no puedo, sabes como se pone papá si no cumplo con su horario límite.

- Lo sé...- bufó.- ve, pero cualquier cosa me llamas, de acuerdo?

- Claro, Betts.- le sonrió.

Besó sus labios dulcemente, y luego la abrazó.

Aguardó unos segundos hasta que ella se adentró en su casa, y luego caminó rápidamente hacia el trailer, en el cual vivía junto a su padre.

Al llegar, se adentró ahí, colgó su chaqueta sobre el perchero, cerró la puerta tras él, pero antes de que pudiera ir a su habitación, su padre lo tomó del brazo, y lo empujó contra la pared, impidiéndole el paso.

- ¿Se puede saber porque mierda llegas fuera del horario que te dije?!- gritó el mayor, apoyando su mano sobre el cuello de su hijo

- Papá... no... no llegué fuera de tu horario.- murmuró como pudo.

- A mi no me vas a contradecir!- gritó, dejando una cachetada en la mejilla de su hijo.

- P-papá, me lastimas.- murmuró, conteniendo sus lágrimas.

- ¡Me importa un bledo!- respondió.

Continuó golpeándolo durante varios minutos, mientras que Jughead soltaba sollozos y quejidos, hasta que de un momento a otro, se desorientó, y cayó desmayado en el suelo.


Habían pasado varios meses desde lo ocurrido, y tristemente la realidad del pelinegro no había cambiado.

Su padre se había convertido en un verdadero monstruo.

Ya no lo dejaba salir del trailer, ni siquiera para ir a la escuela. No lo dejaba ver a sus amigos, ni mucho menos a Betty.

Le había prohibido hablar de su situación, y si lo hacía, lo amenazaba con herir a gente que el amaba, por lo que Jughead había comenzado a sentirse demasiado débil, lloraba gran parte del día, ya no comía, no dormía y su autoestima había caído en picada.

Era un sábado por la tarde, y Fp Jones había salido del pueblo, por lo que Jughead aprovechó, y como pudo, salió del trailer.

Caminó varios minutos, hasta que finalmente llegó a Pop's

Al adentrarse en el local, se llevó las miradas de todos a su alrededor, en especial, la de Betty, quien no lo veía desde aquella vez.

Pero el corazón de ella se rompió al ver el aspecto de su novio. Tenía varios rasguños en su cara, junto con varios moretones allí, al igual que sus brazos y manos. Sus ojos ya no brillaban, sus ojeras eran muy notorias, y en su cara solo se reflejaba el dolor.

Por lo que rápidamente se levantó de su mesa, y se acercó a la del pelinegro, quien al verla, le dedicó una débil sonrisa.

- Jug...- murmuró conteniendo sus lágrimas.

- B-betts...- respondió como pudo, tratando de sonar lo más seguro posible.

Ella no lo soportó más, y sin más lo abrazó, haciendo que el recostará su cabeza sobre su hombro, y logrando que llorara, mojando su suéter.

- Te extrañé, Juggie...- murmuró.

- Y yo a ti, Betts.- respondió entre sollozos.

El pelinegro lloró por varios minutos, hasta que poco a poco, su llanto paró, y cuando esto ocurrió, Betty habló.

- ¿Te sientes mejor, Jug?.- el asintió.- ¿Quieres comer algo? ¿O prefieres que hablemos?

- ambas.- respondió él ojiazul.

Betty asintió, y luego habló.- Pediré unas hamburguesas, ¿te parece bien?

- Mhm...

- Bien.- le sonrió, y luego se apresuró a hacer su orden, para luego regresar junto al pelinegro.

Minutos después, Jughead comenzó a explicarle a Betty todo lo que había sucedido durante todos esos meses; y sin darse cuenta, sus ojitos se llenaron de lágrimas nuevamente, y Betty al notar esto, lo volvió a abrazar.

Jughead lloró durante varios minutos más, hasta que luego de un rato, logró calmarse en brazos de su novia.

- Te amo, Juggie.

- Y yo a ti, Betts.

Rato después, ambos se encontraban en la habitación de Betty.

Ambos sabían que Fp era muy capaz de desaparecer por varios días, por lo que a Betty estaba sumamente tranquila, porque sabía que su novio iba a poder estar seguro junto a ella, pero claro, él no estaba tan tranquilo como ella.

El temor aún lo consumía, y esto se notaba demasiado.

Su mirada estaba perdida, y sus pensamientos lo torturaban; y sin darse cuenta, comenzó a llorar.

- Hey, Jug...

- Lo siento.- murmuró limpiando sus lágrimas con brusquedad.- No puedo dejar de pensar en eso.

Betty asintió, y luego lo abrazó fuertemente.- Ven, vamos a dormir.- susurró, y Jughead asintió.

Ambos se recortaron en la cama, Betty abrazó a su pelinegro, dejando su cabeza en su pecho. Él sonrió débilmente, y poco a poco, el cansancio lo venció, y cayó profundamente dormido en brazos de su rubia.

- Te amo, Juggie...- murmuro, para luego dormirse junto a él.

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ʏᴏᴜ ᴀɴᴅ ɪ - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ - ʙᴜɢʜᴇᴀᴅDonde viven las historias. Descúbrelo ahora