Era un martes por la noche, y a eso de las 3 de la madrugada, un pelinegro entró en la gran mansión Jones-Cooper.
Dejó su maleta a un lado, y sonrió cuando su perrito Milo corrió hacia el.
- Hola amiguito.- murmuró tomándolo en sus brazos y acariciando su cabeza.
El perro lo observó y sin más lamió su cara, haciéndolo reír.
- Milo aquí es... Tío Jug!- chilló una pequeña pelinegra.
Se trataba de la pequeña Belén Mantle, de tan solo 4 años.
Hija de Reggie Mantle, y Verónica Lodge. Los mejores amigos de Jughead y Betty.
- Mi pequeña consentida!- dijo el mayor.
Bajo al perro al suelo, y luego tomó en brazos a su sobrina, dejando repetidos besos en su rostro, haciéndola sonreír a la pequeña.- ¿Qué haces despierta a estas horas, linda?- Es que se supone que la tía Betty me llevó a dormir, y me dormí pero luego desperté y me puse a jugar con Milo.- explicó la menor.- pegó la pregunta ahora es... ¿Me extrañaste mucho, tío?.- indagó la menor.
- Demasiado, bebé.- respondió el mayor.- ¿Y tú? ¿Extrañaste a tu tío preferido?
- Muchito.- respondió, formando un puchero en sus labios.
Jughead sonrió y besó su mejilla.- Ven, vamos a dormir, Belu.- susurró, pero esta negó.
- No tengo sueño, tío.- se quejó.
- ¿Qué quieres hacer, pequeña?
- Ver enredados.- pidió.- por fis.
- Está bien preciosa.- murmuró.
Llevo a la niña a la sala de cine, y la recostó en sus brazos.
Le dio play a la película, y segundos después, ambos pusieron su atención en la pantalla.
Poco a poco, el sueño fue apoderándose de la niña, y el ojiazul sonrío al ver que la pelinegra se durmió profundamente dormida entre sus brazos.
En silencio se levantó del sofá, y salió de la sala.
Subió hasta una habitación, la cuál la habían ambientado para su ahijada.
La dejó sobre su cama de unicornios, la arropó, y luego salió de allí para así dirigirse a su habitación.
Se adentró allí, quitó sus zapatos, se desvistió, quedando únicamente en su bóxer.
Se recostó en la cama, y sin más abrazo a su esposa, con quien no dormía hace ya casi 2 meses, ya que el tuvo que viajar a Londres por trabajo.
Era abogado, y debía ir a abordar el caso de uno de sus clientes, el cual estaba peleando por la custodia de su hijo.
Sin más, la apegó a su pecho y dejó un beso en su sien, logrando despertar a su esposa.
Esta abrió sus ojos, y estos se cristalizaron al ver a su pelinegro junto a ella.
Rápidamente lo abrazó, y se aferró a sus brazos.
- Juggie.- susurró.
- Duerme mi amor.- respondió besando su cabeza.
- No...- murmuró.- Te extrañé mucho, Jug.- acotó cerrando sus ojitos.
Jughead sonrió y dejó repetidos besos en su carita.
- Yo te extrañé a ti, hermosa.- murmuró.- No te imaginas cuanta falta me hiciste.- admitió, para luego besar sus labios.