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¿Qué mierda Betty?!- gritó la pelinegra al ver a su mejor amiga empujando a Archie, su novio.
Lo empujó de tal manera de que este cayera al piso.
- Verónica, te juro que las cosas no son como tu crees, el me hizo daño, y lo único que quiero es que a ti no te haga lo mismo que a mi!- exclamó.
- Betty, por favor, ¿Tú piensas que soy idiota?!- gritó.
- No V.- negó.
- Ya no me digas así!- ordenó.
- Verónica, por favor, no podemos perder nuestra amistad por esto, por un idiota yo te necesito, y se que tu a mi también, por favor, hablemos.- pidió la rubia entre lágrimas.- Déjame explicarte bien como fueron las cosas.
- No quiero escucharte!- gritó.- Lo mejor será que tu te olvides de mi, y que me elimines de tu vida.- pidió y Betty negó.
- Por favor V, no podemos terminar así, por favor, hablemos.- pidió, pero la pelinegra nego, para luego irse con el pelirrojo, dejando sola a la rubia, quien lloraba sentada en una esquina del aula.
Betty lloró y lloró, hasta que las lágrimas le prohibieron la respiración, y cayó profundamente desmayada en el suelo.
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El pelinegro caminaba por los pasillos de la escuela, buscando a su novia, habían quedado en reunirse a estudiar en la biblioteca luego de la primer clase, pero al no verla allí, comenzó a escribirle, pero al notar que ella tampoco contestaba, empezó a buscarla.
La buscó y buscó, hasta que finalmente la encontró, pero al hacerlo, se alarmó al verla inconsciente en el suelo.
Sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, y su cara estaba bastante rojiza. Por lo que sin más, la tomó en sus brazos, y salió de allí, rumbo a enfermería.
Al llegar allí, fue recibido por su tia, quien era enfermera en la escuela.
- Tía, ayúdame.- murmuró el ojiazul, y la mayor asintió.
- Lo que sea por mis niños.- afirmó.- Tú déjala sobre la camilla y yo hare el resto.- ordenó y Jughead asintió.
La mayor comenzó a examinar a la rubia, notó que sus defensas estaban algo bajas, pero no encontró nada extraño, por lo que tan solo unos minutos después ya todo estaba bien.
- Gracias por ayudarnos, tía.- murmuró el pelinegro, y la mayor sonrió.
- No hay de que mi niño, lo que sea por ustedes.- sonrió firmando un papel.- Vayan a descansar, presenta esto en recepción, y los dejsran irse, de acuerdo?
- Mhm.- murmuró.
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- Juggie? ¿Qué hago aqui?.- pregunto la rubia algo desorientada.
- Mi amor... estas bien? ¿Cómo te sientes?
- Jug...- susurró mirándolo mientras que sus ojitos se llenaban de lágrimas.
- Hey... Linda, soy yo, soy Juggie, que pasa? ¿Por qué lloras?
La rubia lo miró, y se escondió en sus brazos, rompiendo en llanto.
