Lean y disfruten <3
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- Papi ¿Por qué lloras?.- preguntó la niña de apenas 5 años al ver a su padre llorando desconsoladamente.
- Porque me siento triste.- explicó el mayor, y la pequeña ante esto lo abrazó fuertemente.
- Te amo papito.- susurró escondiendo su carita en el pecho del pelinegro.- Te amo mucho mucho.
- Y yo a ti mi bebé.- aseguró él mayor atrayendola más hacia él.
- Papi, quiero dormir aquí contigo, ¿Me dejas?
Claro que si mi amor.- susurró.- Pero que no se enteré Thomas porque sino se enfadara con ambos.
- Será nuestro secretito, papá.- aseguró con una pequeña sonrisa.
El sonrió, y luego besó su mejilla.
La acomodó junto a él, y comenzó a dejar leves caricias en su cabellera negra, logrando que su niña cayera profundamente dormida en sus brazos.
Y tan solo unos minutos después, se levantó de la cama, y así poder irse a su baño.
Necesitaba poder desahogarse, pero con 2 niños a su cargo, mientras que su esposa viajaba por el mundo no era una tarea fácil para él.
Al adentrarse en el baño, se metió en la ducha, rompiendo en llanto allí.
Se preguntaba a si mismo, ¿En que momento su relación con su esposa había comenzado a desgastarse? ¿Cuándo habían dejado de amarse? ¿Se amaban realmente? ¿Cuándo se había desgastado su relación?
Cada noche, luego que ambos se recostaban juntos en la cama, ya no se notaba ese amor, dormían en la misma cama, si, pero estaban tan distanciados, que ya ni se abrazaban al dormir, ni siquiera un solo roce sentían, y la mayoría de las veces, dormían dándose la espalda.
Lloró durante un buen rato, hasta que el agua comenzó a enfriarse, por lo que salió rápido de allí, se vistió con su pijama nuevamente y luego regresó junto a su niña.
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2 días después, por la madrugada, Betty entró en su casa, subió las maletas a su habitación, pero al hacerlo, notó a su esposo, quien lloraba bajamente, debajo de las mantas.
En silencio se acercó a él, y se recostó a su lado, abrazándolo.
- Betts...?
- Si Juggie.- susurró.- Ven aquí, Jug.- pidió bajamente abriendo sus brazos.
El asintió, para luego esconderse en brazos de la rubia, quien comenzó a sollozar en en su hombro.
- ¿Por qué nos dejamos estar así?- preguntó el ojiazul.
- No lo se mi amor.- respondió ella, aferrándose a él lo más que podía.
- "mi amor", suena lindo que me llames así de nuevo.- admitió él, aun soltando algunas lágrimas.
- Ya no llores, Juggie.- susurró ella, escondiendo el rostro de su esposo en su cuello.
- Lo siento, nena.- respondió él.- ¿Vamos a dormir, linda?
- solo si me abrazas, como antes.- pidió y el asintió.
La rodeó en sus brazos, y comenzó a dejar tiernos besos en su cara.
