—¿En qué piensas, tonto? —le preguntó Xabiani acercándose a él.
Ya era tarde, el sol se estaba ocultando. El calor del verano era devastador cerca del medio día. Por eso mismo Jorge había decidido esperar hasta que el sol bajara para salir a trabajar un poco.
Aun no tenía el permiso médico para hacerlo del todo. Pero de a poco se iba sintiendo mejor, así que creía que ya no era necesario esperar.
—En nada, ¿Por qué? —quiso saber mientras acariciaba el lomo de White.
—Porque tienes cara de idiota, ¿estás pensando en Martina?
—Es: señorita Martina, para ti, confianzudo —le dijo mirándolo amenazantemente.
Alex rió quedamente.—Oye, no me dijiste que le diste una paliza a Alex Montoya el otro día, ¿Por qué?
—¿Por qué debería decírtelo? —le preguntó sin mirarlo.
—Dicen varios peones que su ojo derecho quedó completamente negro —rió divertido y palmeó la espalda de Jorge —Te juro que me hubiese gustado verte, dándole su merecido. ¿Por qué le pegaste?
—Se había propasado con Martina —le contó.
—Es muy cómico como cambia tu mirada cuando dices: Martina...
Jorge lo miró sobre su hombro.
—¿Qué es lo que quieres? —quiso saber —¿Por qué estás molestándome?
—Iba a contarte algo de la "señorita", pero ahora no sé si hacerlo.
Jorge lo miró curioso.
—¿Qué cosa? —inquirió. Xabiani sonrió.
—Ooooh, te atrapé, primo. Te mueres por saber.
—Y si te haces el interesante claro que voy a querer saberlo. Ahora anda, dime ¿Qué pasó?
—Bien, te lo diré por qué soy un buen primo y no me hago rogar —sonrió. Jorge lo apuró a que hablara —Tranquilo, te lo diré. Estaba pasando por la cocina cuando escuché a dos personas hablando. Esas dos personas eran Ruggero y Martina. Hablaban casi por lo bajo, pero logré escucharlos perfectamente.
—¿Y de qué hablaban? —preguntó ansioso.
—Bien, ellos...
—¿Hasta cuando piensas guardártelo, Martina? —le preguntó Ruggero.
Ella se giró a verlo con un vaso de jugo en la mano.
—No se lo diré, Ruggero —le dijo ella.
—¿Por qué no? Tienes que decírselo. Él tiene todo el derecho del mundo de saberlo.—Por dios, Ruggero, fue solo un beso. nada más... él no lo recuerda. Mejor para ambos... él tiene una novia. Y creo que la ama.
—Si, por eso te besó y te dijo que estabas metida en su cabeza todo el día, ¿cierto? No ama realmente a esa muchacha.
—¿Y tú que sabes? ¿Eres dios acaso? —preguntó.
—¿Entonces dime por qué llamaste a Diego y lo mandaste al demonio? —dijo.
—Porque me atendió Mindy, la muy perra estaba en su departamento —rió entre divertida y decepcionada —Solo por eso...
—Y también porque sientes cosas por el bombón campestre.
—¿Y qué quieres que haga? ¿Qué vaya corriendo hacia él, me le tire encima y le diga: Justin, me besaste la otra noche que estabas volando de fiebre y desde entonces no puedo sacarte de mi corazón? Eso es demasiado irreal, Rugg. Demasiado novelesco.
—Pues deberías, deberías decirle eso...
Jorge se quedó quieto en su lugar, procesando todo lo que Xabiani le acababa de decir. Entonces dejó las cosas del caballo a un lado y salió de allí rápidamente, dejando a su primo completamente atónito.
Podría decirse que comenzó a correr hacia la casa. Ella le debía muchas explicaciones. Principalmente la del beso. ¿Por qué no le había dicho la verdad? Casi sonrió. No era un sueño constante. De verdad había pasado. La había besado.
Llegó a la casa y entró.—Martina—la llamó mientras entraba a la cocina. No había nadie allí. Salió y entonces la divisó bajando las escaleras. Ella sonrió algo nerviosa.
—Hola —lo saludó.
—Tenemos que hablar —le dijo. Ella se tensó.
—¿Hablar? —inquirió.
—Si, hablar —asintió mientras se acercaba a ella.
—¿De qué? —quiso saber. Su corazón había comenzado a latir precipitosamente apenas lo había visto. Y ahora que él tenía aquella mirada ansiosa aun más.
—De nuestro beso —dijo. Ella abrió la boca pero la cerró al instante.
—Yo... no... no sé de qué estás hablando, Jorge —murmuró nerviosa.
—Si que lo sabes —aseguró y dio un paso más, teniéndola completamente cerca. Sus miradas fijas —Sabes perfectamente que te besé la otra noche...
ESTÁS LEYENDO
Wild horses (Adaptada) ~Terminada~
RomanceWild horses Martina quien toda su niñez ha vivido en el rancho de su familia un día se tiene que ir a la cuidad dejando a su mejor amigo Jorge. Hola! esta novela NO es mía es ADAPTADA mas sin embrago yo la ame con toda mi alama y espero que ustedes...