Cada parte su cuerpo se quejaba. Se sentía tan cansado. Pero extrañamente se sentía bien. Bastante bien. No tenía ganas de abrir los ojos. Pero sabía, o algo le decía, que no estaba en la cama de su habitación. Su cama no era así de cómoda y no tenía aquel agradable perfume de mujer. Respiró profundamente, y entonces abrió los ojos.
Se sentó rápidamente en la cama al observar en que habitación estaba. ¿Cómo demonios había ido a parar al cuarto de Martina? Miró a su alrededor buscándola. Al parecer ella no estaba allí. Se destapó y se puso de pie. Un leve dolor de cabeza lo invadió así que se volvió a sentar. Lo último que recordaba era que estaba en el auto del señor Stoessel, con la cabeza apoyada en las piernas de la morena. Pero después de eso su mente estaba completamente en blanco. Se miró a si mismo y vio que no llevaba remera. Miró la venda que cubría su hombro derecho y siseó un poco cuando la apretó ligeramente.
La puerta del cuarto se abrió y ella ingresó con una bandeja. Le sonrió al verlo despierto. Jorge frunció el ceño levemente.
-¿Cómo te sientes? -le preguntó amable mientras se acercaba a él y apoyaba la bandeja con el desayuno sobre la mesita de noche.
-Bi... bien -logró decir -Algo confundido.
-¿Algo confundido? -inquirió ella divertida.
Tenía ganas de acercarse a él y besarlo. Pero se aguantó las ganas. Quería que fuera él el que lo hiciera. Se había despertado hacia una hora y al verlo dormir tan tranquilo había decidido ir a prepararle el desayuno y avisarle a Cecilia en dónde estaba su hijo.
-Si -dijo Jorge y se rascó la nuca -Verás... no tengo ni la menor idea de cómo es que estoy en tu habitación...
Martina lo miró bien y dejó la tostada que había agarrado de nuevo en el plato.
-¿Qué? -preguntó. Jorge volvió a rascarse la nuca.
-Lo último que recuerdo es que estábamos en un auto, viniendo hacia aquí. Después de eso mi mente parece estar... vacía.
Ella procesó cada palabra que él acababa de decir. ¿No recordaba nada? ¿NADA? Se sintió terriblemente decepcionada. Pero entonces recordó que él había ido a verla cuando volaba de fiebre. Simplemente estaba delirando. Miró hacia la bandeja sintiéndose una completa idiota. ¿Y ahora que iba a hacer? ¿Decirle que él la había ido a buscar a su cuarto, le había dicho cuanto lo había hecho sufrir y luego la había besado de aquella manera tan tierna? No, simplemente no podía.
-Bien -habló y volvió a mirarlo -¿Vas a desayunar?
Él la miró fijo. Había algo raro en ella. De repente había cambiado su aura. Su linda sonrisa había desaparecido y parecía preocupada.
-¿Cómo llegué aquí, Martina? -quiso saber.
Pudo notar el repentino nerviosismo en ella.
-Yo... dije que te trajeran aquí porque era más cómodo para tu hombro y esas cosas...
-Ah, ¿si?
-Sisisisi -dijo rápidamente y tomó una tostada para llenarla de manteca y dársela. Él la tomó y le dio un pequeño mordisco -Ya estás mejor, ¿verdad?
-Al parecer si -le sonrió -Me duele un poco el maldito hombro.
Ella lo miró con ternura.
-De verdad muchas gracias por haberme protegido, Jorge...
-Para eso estoy, enana -le aseguró. Ella sonrió con los labios sellados.
Entonces Jorge se encontró levantando la mano y acariciando su mejilla. Recordó que antes de que la maldita serpiente lo mordiera él iba a besarla. ¿Se hubiese atrevido a hacerlo realmente? Estaba seguro de que si. Pero entonces tuvo la sensación de que había algo raro entre ellos. No podía explicarlo, no entendía.
La puerta de la habitación de Martina se abrió de golpe y ella entró furiosa.
-¿Qué crees que estás haciendo? -preguntó histérica al ver a Martina arrodillada frente a Jorge y a él acariciando el rostro de la morena.
Martina se puso de pie mientras ponía los ojos en blanco. ¿Por qué tenía que llegar ella a arruinarle la vida? Ruggero entró agitado a la habitación.
-Juro... juro que intenté detenerla. Pero es tan rápida como parece...
Martina se aguantó la risa mientras Stephie lo miraba mal. La castaña volvió la vista a Jorge.
-Estoy esperando una respuesta, Jorge Blanco -le exigió.
Jorge suspiró y se puso lentamente de pie. Miró a Tini y le dio la tostada que había empezado a comer. Se acercó a ella y besó su frente.-Muchas gracias -le murmuró antes de alejarse. Se giró a ver a su novia. Era hora de que tuvieran una seria charla -Vamos abajo, Stephie. Tenemos mucho de que hablar...
La castaña miró asesinamente a la morena antes de salir del cuarto. Jorge salió detrás de ella y cerró la puerta dejando a Ruggero adentro. El rubio miró a su mejor amiga.
-Dime que te besó.
Martina se sentó lentamente en la cama.
-Si, me besó -le dijo.
La mandíbula de Rugg casi tocó el suelo y se acercó rápidamente a ella para sentarse a su lado.
-¡¿Y COMO FUE?! -le preguntó emocionado. Martina suspiró.
-Hermoso -dijo simplemente.
-Me muero muerto...
-Pero él no lo recuerda...
-¿Qué? -la cara del rubio cambio radicalmente. Martina lo miró a los ojos.
-Fue anoche, cuando vino a buscarme -le contó -Estaba delirando de fiebre. Y ahora cuando despertó me dijo que... lo último que se acordaba era que estábamos en un auto.
-Eso no puede ser posible, Martina -dijo algo angustiado.
La morena bajó la mirada desilusionada.
-No lo recuerda, Rugg, no lo recuerda.Mercedes se asomó por la puerta del establo y lo vio allí, peinando a uno de los caballos. Sintió su corazón latir con fuerza.
-Xabiani -lo llamó.
Él giró rápidamente a verla.
-Princesa -dijo algo sorprendido y dejó todo lo que estaba haciendo para acercarse a ella. Cuando llegó a su lado la abrazó -Es tan lindo verte por aquí.
-Te echaba de menos -le confesó ella.
Él se alejó y la miró.
-Lo mismo digo...
-¿Cómo sigue, Jorge? -le preguntó.
-¿Cómo sabes que está mal? -dijo sorprendido.
-Oh, Xabiani, las noticias malas vuelan por aquí -dijo divertida -Además de que ayer Jorge golpeó a Alex.
-¿Qué hizo que?
-Estás más tonto de lo normal, Xabiani -le aseguró. El rubio se sonrojó ligeramente. Maldita sea, parecía idiota -Lo golpeó... lo dejó casi en cama.
-¿Por qué?
-No lo sé bien -le contó ella -Pero creo que fue por Martina.
-Martina -murmuró pensativo. Sacudió la cabeza -Esos dos van a terminar más que juntos, yo lo se.
-¿Crees que Jorge va a dejar a Stephie? -quiso saber.
Xabiani se acercó un poco más a ella y acomodó un mechón de su cabello detrás de su oreja. La miró bobamente.
-Puede que si. Ya casi ni la puede ver... Es tan exasperante.
Me tembló ante aquel tonto gesto de parte del rubio. Recordó que la última vez que lo había visto casi la había besado.
-¿Crees que ella lo ama de verdad? -preguntó como para seguir hablando de algo.
Alex se encogió de hombros y luego acarició su mejilla.
-No lo sé. Pero ¿sabes que cosa si sé?
-¿Qué?
-Que nos quedó algo pendiente el otro día.
El corazón de la castaña latió más rápido. Sus mejillas se sonrojaron al instante y sus piernas temblaron al escuchar la suave risita de él.
-¿Qué cosa? -se atrevió a preguntarle.
Él suspiro y miró a su alrededor para percatarse de que nadie los estaba mirando. Volvió la vista a ella.
-Nuestro beso -murmuró y se inclinó un poco para chocar por primera vez con los suaves labios de su princesa.
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Wild horses (Adaptada) ~Terminada~
RomansaWild horses Martina quien toda su niñez ha vivido en el rancho de su familia un día se tiene que ir a la cuidad dejando a su mejor amigo Jorge. Hola! esta novela NO es mía es ADAPTADA mas sin embrago yo la ame con toda mi alama y espero que ustedes...