Capitulo 33 (Parte 1)

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Hola! Como están?! Espero que bien! :) Bueno les quería decir que ya estamos en los ÚLTIMOS CAPÍTULOS! :( Pero lo que sigue esta muy bueno! Okei las dejo para que sigan leyendo! Besos! :*

Martina caminó con cuidado, acercándose a White, que estaba allí parado... como esperando algo. Llegó hasta él y le acarició el hocico.
—Hola, muchacho —le dijo de manera tierna —¿Tú eres lo que me estaba esperando?
White meneó la cabeza y resopló en respuesta. Ella sonrió y entonces divisó la nota que colgaba en el bozal del animal. La tomó sin dudarlo.
Para volver a ver a Jorge, tienes que subirte a White y dejar que te lleve... él sabe el camino. Mejor que vayas sola, puedo hacerle algo al 'papitaso de telenovela' si vienes acompañada... firma, Teddy.

Sonrió y se guardó la nota en el pequeño bolsillo que tenía su vestido de verano. Se había puesto algo cómodo luego de que Jorge se había ido a hablar con Stephie. Y había encontrado entre sus cosas un fresco vestido blanco que en el borde tenía un mar de florcitas celestes.
Se subió a White y el corcel blanco comenzó a andar apenas ella se acomodó. Martina se sorprendió un poco, pero lo dejó andar tranquilo. Levantó la cabeza para mirar el cielo. Estaba completamente despejado y las estrellas parecían interminables. Era perfecto. Era una agradable noche de verano. No hacia calor, tampoco frío. No había viento, pero si una suave brisa que casi pasaba desapercibida.
Entonces White comenzó a andar más rápido y a adentrarse en el bosque. Martina tomó las riendas e intentó detenerlo, pero el caballo no lo hizo. ¿Hacia donde la estaba llevando? Comenzó a preocuparse. No le gustaba la oscuridad que había en aquel lugar. Y sabía que había un par de animales salvajes por allí. El corazón comenzó a latirle con nervios. Pero entonces recordó la carta... White sabía a dónde la estaba llevando. Solo tenía que confiar en él y en... ¿Teddy el asesino?
Sonrió y negó con la cabeza. Aquello si que había sido una gran ocurrencia. Romántico, pero a la vez divertido. Conocía una nueva faceta de Jorge. Al parecer se le daban bien las ideas... Pensó en las veces que Stephie pudo haber recibido ese tipo de atenciones. El estomago se le encogió de celos. No, él ya no estaba más con ella. Lo presentía.
White empezó a andar más rápido y  Martina se aferró con él con fuerza. Al parecer se estaban acercando a su destino. El caballo salió de entre los árboles para meterse a lo que ella sin duda llamó: pequeña porción de paraíso.
Su boca se abrió sin poder creerlo. ¿Cómo era posible que casi se había olvidado de aquel lugar? White se detuvo y ella se bajó. El sonido de la cascada llegó a sus oídos y giró para apreciar el espectáculo que había frente a sus ojos. El pequeño lago estaba completamente iluminado por aquella enorme luna blanca, que parecía estar más cerca de ella de lo normal. Respiró profundamente y el suave olor a agua pura, noche calma y libertad le entró a los pulmones. Cerrando los ojos se dejó llevar por los sonidos de la naturaleza. Había tanta paz allí, se sentía tan bien. Pero entonces recordó que por allí tenía que estar su príncipe. Abrió los ojos de golpe y miró a sus costados, buscándolo.
—¿Buscas a alguien? —preguntó él.
Martina se sobresaltó un poco y giró rápidamente para encontrarlo allí. Su corazón había sufrido un gran susto por su causa, pero aun así le sonrió.
—Me asustaste —le comentó. Él sonrió y se encogió de hombros.
—Lo siento, no quise hacerlo —aseguró.
Martina miró a su alrededor una vez más y luego volvió la vista a él. Se veía tan... hermoso. Y la luz de la luna jugaba con el brillo de sus bellos ojos. Llevaba puestos unos vaqueros desgastados y una de sus siempre camisas sin mangas... los botones llegaban hasta la mitad de su pecho. Dejándole ver un poco de aquella bronceada piel. Quería tocarlo... se mordió la mejilla por dentro de la boca. Tenía que controlarse un poco.
—¿Estás bien? —quiso saber ella —Temía por tu vida... ese Teddy parece ser muy malo.
—Y lo es —asintió Jorge poniendo su mejor cara de preocupación. Se le estaba haciendo imposible concentrarse y seguir el juego al pie de la letra. Simplemente porque ella no podía verse más hermosa y encantadora. Solo quería besarla hasta que el dolieran los labios y no pudiera respirar —Está completamente loco. Cree que tú eres suya y me odia porque dice que nos vio... besándonos un par de veces —ella se sonrojó un poco —Yo intenté decirle que no era nada serio... —Martina alzó las cejas —Por ahora... Además creo que esta loco, porque de verdad hace mucho tiempo que está esperándote.
—¿Cómo? —preguntó ella.
Como quitándole importancia a la situación Jorge frunció el ceño y dio un paso hacia ella, quedando un poco más cerca. Levantó su mano y acomodó unos mechones de su largo cabello detrás de su oreja.
—Verás... compré ese oso un año después de que te fuiste. Como pensé que ibas a volver ese verano, creí que iba a gustarte. Pero no volviste así que Teddy estuvo encerrado en un viejo baúl hasta hoy...
Martina sintió una presión en el pecho. Así que ese era el motivo por el cual Teddy estaba completamente loco.
—Lo siento —murmuró.
—No, nonono, no, mi amor —sonrió él y la tomó del mentón —No te disculpes. Mejor tarde que nunca, ¿verdad?
Ella asintió levemente. Se mordió los labios para no sonreír como una imbécil a causa de que su corazón latía acelerado porque él la llamaba 'amor'. Sonaba tan bien en sus labios.
Entonces se alejó de él para caminar a su alrededor y seguir observando aquel maravilloso lugar. Jorge se acercó a White y le dio la orden de ir junto a Estrella y Apolo, pero volver por la mañana. El caballo se fue de allí, dejándolos completamente solos.
Giró para ver en donde estaba su princesa. Y allí estaba, miraba todo como si jamás hubiese visto algo igual. Se le llenó el corazón de amor por ella. Si, era amor... mucho amor.
—Jorge —dijo ella sin dejar de mirar hacia todos lados.
—¿Qué? —le preguntó él mientras se acercaba.
—¿Por dónde bajaste hoy cuando te dije que me siguieras? —le preguntó. Él frunció el ceño. No esperaba que dijera eso. Se encogió de hombros.
—Descubrí que la casa tiene un atajo hacia abajo —le contó. Ella se giró a verlo.
—¿De verdad? —dijo sorprendida —Después vas a mostrármelo, ¿verdad?
—Si eso te hace feliz, claro que si...
Ella lo miró de manera tierna y como si de una niña se tratara bajó su mirada para mirarlo con timidez. Él sonrió bobamente.
—Este era nuestro lugar secreto, ¿no? —inquirió aun tímida.
—Así es... aquí nos escondíamos de los retos de nuestros padres. Y pasábamos tardes enteras jugando en el laguito y corriendo, saltando, etc.
Ella miró el agua.
—¿Nos metemos? —dijo y sonrió contenta.
—¿Te parece? —dijo él confundido —No tengo un traje de baño y creo que tú tampoco trajiste uno...
—Por favor —dijo ella y comenzó a quitarse los zapatos —Si yo me meto en ropa interior, es como si me metiera con una bikini...
Jorge se tensó y sin dudarlo giró para no mirarla. No quería mirar como se quitaba el vestido, no. Escuchó el sonido de un cierre y se lo imaginó perfectamente. Su cabeza tuvo la intención de girar, pero se mantuvo firme. Luego escuchó una pequeña risita y después el sonido del agua. Giró al instante y vio su pequeño vestido blanco tirado cerca de la orilla, junto a sus zapatos. Miró hacia el lago y ella justo asomaba la cabeza.
—Martina, ¿estás loca? —le preguntó divertido.
—¡Vamos, Blanco, ven aquí! El agua está hermosa...
—No lo sé...
—¿Quieres que salga a buscarte? —inquirió.
—No —se apresuró él a decirle —Pero no mires...
—¡Ay, Jorge, por el amor de Dios! ¿Me estás hablando en serio? —él simplemente asintió. Martina negó con la cabeza —Bien, no voy a mirar...
Giró en el agua, dándosle la espalda. Jorge suspiró y comenzó a quitarse la camisa rápidamente. Podría decirse que casi rompió los botones para poder hacerlo rápido y dejar de parecer un idiota. Arrojó la prenda a un costado y fue hacia sus pantalones, pero entonces se detuvo y recordó aquello. ¡Maldita sea!
—Martina —la llamó.
—¿Qué? —le preguntó ella sin girarse.
—No puedo hacerlo —le dijo.
—¿Puedo girar? —quiso saber.
—Si, puedes girar —asintió.
Ella giró con toda la intención del mundo y decirle algo, pero las palabras no salieron de su boca. Él simplemente parecía una especie de dios griego allí parado, observándola.
Sin duda alguna ese hombre era perfecto en todos los sentidos. Aquellos firmes músculos surcaban todo su torso, demostrándole que era un verdadero hombre de campo. Era perfecto con aquella camisa y era aun más perfecto sin ella. Como amaba a ese hombre...
—¿Ahora cual es tu excusa para no entrar? —preguntó. Él se rascó la nuca.
—Bueno, verás yo no... —dejó de hablar.

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Perdon por no haber subido antes un capitulo esque tenia muchas cosas que hacer! Pero ojala les haya gustado el capitulo! Y muchas gracias ya que el capitulo anterior logro muchas estrellitas! <3 


Wild horses (Adaptada) ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora