La luz volvió al lugar, iluminando el departamento y el sector en el cual él estaba parado. Era un sueño, ella estaba segura de eso. Estaba realmente empapado, con un pequeño bolso en la mano. Estaba vestido de una manera diferente a la que ella estaba acostumbrado verlo. Llevaba una camiseta blanca, que a causa de la lluvia se le pegaba al cuerpo, unos pantalones color crema y unas zapatillas de lona negras. Era un Jorge muy despreocupado, vestido de aquella forma. Respiraba como si hubiese estado corriendo mucho.
—Perdón —fue lo primero que los labios masculinos soltaron.
Ella sonrió emocionada y luego se mordió el labio inferior para tirarse sobre él y plantar su boca en la suya.
Jorge la abrazó con fuerza contra él, sintiéndose completamente dichoso de ser amado por Martina. Le respondió el beso desesperadamente. La había extrañado demasiado. Martina soltó su boca solo para besarle el resto de la cara. Él rió por lo bajo y luego ella lo abrazó, escondiendo el rostro en su cuello.
—¿No es un sueño, verdad? —le preguntó.
—No, princesa —susurró él mientras le acariciaba la espalda —No es un sueño. Vine a buscarte... no podía seguir viviendo sin ti...
Ella se alejó un poco para mirarlo a los ojos. Debería simplemente arrojarle algo por la cabeza y decirle que no lo necesitaba. Pero... ¡No podía! No podía hacerlo. Porque aquello sería completamente mentira. Claro que lo necesitaba... por Dios, lo necesitaba tanto.
—Ay, Jorge, te necesito tanto...
—Ya estoy aquí, mi amor —sonrió levemente y acarició su rostro —Perdóname, por haber sido tan imbécil, Martina.
—Ya está, ya no me pidas más perdón... ya estás aquí. Eso es todo lo que necesito, mi amor, mi vida —lo besó de nuevo en los labios.
Y aquel suave beso pasó a ser demandante y desesperado. Ambos sabían lo que necesitaban. En ese momento no podían detenerse y ponerse a hablar de todo lo que había pasado. Necesitaban sentirse, ser uno...
Martina acercó a Jorge un poco más a ella, incitándolo a entrar del todo al departamento. El ojiverde dio los primeros pasos, pero entonces recordó que su bolso estaba afuera. Maldita sea, realmente necesitaban controlarse un poco. Soltó los labios femeninos.
—Mi amor, mis cosas —susurró agitado.
Martina lo soltó al instante y rió algo nerviosa. Simplemente se estaba comportando como una desesperada. Él estaba empapado y seguramente cansado por el largo viaje. Era una pervertida. Jorge tomó su bolso y entró al departamento de Martina. Ella cerró la puerta y soltó un suspiro cuando se giró a verlo. Todavía no podía creer que él estuviera allí.
—¿Quieres darte un baño? —le preguntó. Jorge estaba mirando atentamente a su alrededor. Aquel lugar era agradable. Él volvió la mirada a ella...
—¿Qué tipo de baño? —quiso saber. Ella sonrió.
—Un baño... para poder ponerte cómodo y sacarte esa ropa mojada.
—¿Lo tomare solo?
La morena sintió cosquillas en su vientre, y en su mente se filtró la imagen de él y ella en la ducha. Sería grandioso. Aunque ella ya se había bañado. Pero al demonio, no iba a gastarse por un poco más de agua.
—¿Te gustaría que te acompañe? —le preguntó.
—Estoy loco por ello.
Ella sonrió pícaramente y lo tomó de la mano para conducirlo hacia el pequeño baño que aun retenía algo de vapor en su interior. Encendió la luz y giró rápidamente para encontrarse con la boca de su salvaje.
Jorge vagó sus manos sobre el cuerpo de ella mientras sus lenguas se encontraban en un caliente baile. Le quitó la pequeña bata. Aquel pequeño camisón que llevaba puesto comenzaba a estorbarlo de una manera increíble.
Tini fue un poco más rápida, soltó sus labios para poder quitarle la camiseta mojada y tirarla al suelo. Él copió su acción y se deshizo de su camisón.
Martina soltó una pequeña risita y se escapó de sus brazos para entrar a la ducha y prender el agua. Desesperadamente Jorge terminó de quitarse el resto de sus ropas y entró detrás de ella. Intentó abrazarla de nuevo, pero Martina se hizo a un lado dejando que el agua cayera sobre él.
—Primero la ducha —dijo ella y entonces tomó la esponja y la llenó de jabón para después comenzar a pasarla sobre el pecho de él. Levantó la mirada para encontrarse con sus verdes ojos llenos de amor y deseo. Antes de que se derritiera por él lo hizo girar para poder pasar la esponja por aquella majestuosa espalda —¿Cómo llegaste hasta aquí?
—Charlie me fue a buscar al aeropuerto —le contó él sobre su hombro. Ella bajó la esponja hasta sus hermosas nalgas. Sonrió al ver que él daba un respingo.
—¿Por qué decidiste venir? —quiso saber.
—Porque era infeliz sin ti, Martina —dijo él entonces giró, quitándole la esponja de la mano y mirándola como jamás ningún hombre la había mirado – Porque cuando tenía 13 años no podía ir detrás de ti, no sabía lo que realmente era el amor. Pero ahora si pude, tardé un poquito, pero pude. No iba a pederte de nuevo...
Ella sonrió con lágrimas en los ojos y él la tomó de la nuca para acercarla a sus labios y besarla dulcemente. Martina gimió suavemente ante la sensación de tener de nuevo su cuerpo pegado al suyo. La colocó con cuidado contra la pared de la ducha... Ella no pudo respirar cuando él bajó la cabeza para atormentar sus pechos. El éxtasis la invadió. Enterró las manos en sus cabellos acercándolo más a ella.
Jorge estaba desesperado por tocarla, por hacerla reaccionar, por escuchar como susurraba su nombre con aquella encantadora nota de placer. Volvió a subir sus besos hasta encontrar el lugar dónde latía desencadenadamente su pulso.
La lamió allí con cuidado...
—Te amo, Jorge —susurró ella en su oreja —Te he amado toda mi vida...
Ella se agarró con fuerza de sus hombros y soltó un alto gemido cuando él entró en ella de manera imprevista, llenándola completamente. Era el paraíso.
Jorge gruñó por el sentimiento de estar dentro de ella otra vez. Cada parte de su ser gritaba aliviado. Estaba en dónde tenía que estar. Alzó la vista para encontrarse con aquellos hermosos ojos marrones mirándolo necesitadamente.
El agua caliente de la ducha caía sobre ambos, mezclándose con sus gemidos y la leve transpiración que bañaba a ambos. Y el lugar al que ambos querían llegar los envolvió. Martina enterró las uñas en sus brazos mientras gritaba su nombre y se envía a si misma contra él una y otra vez. Jorge se le unió, mirándola siempre a los ojos, para dejarle ver cuanto amor le tenía.
Cuando todo se calmó, ella lo abrazó con fuerza, escondiendo el rostro contra su pecho. Depositó un suave besó sobre el lado dónde latía su corazón. Jorge le alzó el rostro y besó cortamente sus labios.
—Te amo, princesa, te amo.
—También yo a ti —le besó y decidieron terminar con aquella ducha.
Terminaron y se secaron con dos grandes toallas blancas. Martina volvió a ponerse su camisón mientras que Jorge solo sacó un pantalón de dormir de su bolso.
Apagaron las luces del departamento y Martina lo llevó hasta la habitación. Se dejaron caer en la cama y ella se acurrucó como un animalito contra él. Afuera seguía lloviendo, pero ella ya estaba completamente tranquila, no estaba sola.
Jorge comenzó a acariciar su cabello y cerró los ojos, sintiéndose completamente en paz. Había sido la mejor decisión de su vida venir por ella, claro que si.
—Jorge —lo llamó.
—¿Qué, mi amor? —preguntó en un susurró.
Ella se acomodó mejor contra su pecho y alzó la cara para poder mirarlo. Sonrió al verlo con los ojos cerrados.
—¿Vas a quedarte conmigo?
Él abrió los ojos y la miró. Su corazón palpitó... era como tener un caballo salvaje latiendo en su tórax. Ella lo hacía sentir así, salvaje, libre, completamente ajeno al mundo que los rodeaba. Iría con ella hasta el fin del mundo si era necesario.
—Iré a dónde vayas, mi amor —le dijo. Ella suspiró aliviada y lo besó antes de volver a acomodarse para dormir.
—Mañana voy a llevarte a conocer toda la cuidad —le aseguró.
—Eso me asusta... por lo poco que vi mientras venía en ese auto amarillo, horrible color para un auto, parece una jungla de cemento.
—Lo es —asintió divertida —Pero sé que va a gustarte. Pero, mi amor, volveremos al campo, o iremos a otro, no lo sé, pero sé que estaremos bien.
—Yo también sé eso, mi vida —suspiró —Hasta mañana, enana de mi corazón.
—Hasta mañana, príncipe salvaje de mis sueños.
Cerraron los ojos y durmieron con una leve sonrisa en el rostro. Un nuevo comienzo los esperaba.
FIN.
...............................................................................................................................................................Hermoso final no lo creen!? A mi me encanto!! *-* Jorge estan tan wow!
Y pues ya llegamos al final de esta novela!! En esta novela no hay epilogo!! Lo siento chicas lo busque pero no lo encontré!
Las amo!<3 Por cierto estén atentas ya que aquí subiré unos avisos! Que yo creo que les gustaran!!
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Wild horses (Adaptada) ~Terminada~
RomanceWild horses Martina quien toda su niñez ha vivido en el rancho de su familia un día se tiene que ir a la cuidad dejando a su mejor amigo Jorge. Hola! esta novela NO es mía es ADAPTADA mas sin embrago yo la ame con toda mi alama y espero que ustedes...