Capitulo 30 (Parte 2)

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—Si, mi amor, va a estar bien...
Ella alejó su cabeza para mirarlo a la cara. Le había dicho mi amor. Miró fijo sus ojos. Se le fue la respiración del cuerpo. Su mirada era de un miel intenso, que la dejó sin habla. Entonces lo comprendió... ella amaba a Jorge. No había otra explicación a lo que sentía. Levantó una de sus manos y acarició su mejilla. Él la miró de manera tierna.
—Jorge yo...

—¿Martina?
Ella giró la cabeza y se paralizó al verlo allí. ¿Qué diablos hacía él ahí? Torpemente se alejó de Justin.
—¿Diego? ¿Qué haces aquí? —preguntó. Sintió como Jorge se tensaba, e instintivamente se puso delante de él. No quería montar un espectáculo en ese momento.
Diego miró fijamente a Jorge y luego volvió la mirada a Martina.
—Vine a buscarte para que arreglemos nuestro amor, cariños ¿Para que más voy a venir?
—Yo... —dijo ella nerviosa y miró al ojiverde —Este no es un buen momento, Diego.
—¿Quién ese? —preguntó por Jorge —¿Y por qué estabas abrazada a él?
Ella iba a contestar.
—Soy Jorge Blanco, capataz y encargado de la estancia...
Diego miró a Martina y sonrió negando con la cabeza.
—Martina, dime que no has caído tan bajo de involucrarte con un simple peón solo por despecho...
Jorge la miró algo sorprendido. ¿Él había dicho despecho?
—Ya dije que este no es un buen momento, Diego —dijo ella apretando los dientes.
—Cariño —sonrió él —Vine para que arreglemos nuestros problemas. Tú me amas, lo sé... y lo nuestro aun no esta terminado.
—No way... —dijo él sin poder creerlo. Todos lo miraron —¿Qué haces aquí, imbécil?
—La que me faltaba —murmuró Diego —No tenía ganas de toparme contigo, mariquita.
—Martina te dejó, estúpido, ¿Qué haces aquí?

Jorge volvió a mirarla. ¿Lo había dejado? Una tonta sonrisa se dibujó en su rostro. Y aprovechó que el estirado ese no los estaba mirando para acercarse a su oído.
—¿Lo amas, Martina? —le preguntó en un susurro. Un escalofrío recorrió la espalda de la morena y giró la cabeza para mirarlo. Lo tenía tan cerca.
—N... no, no lo amo —murmuró.
Él sonrió y recorrió su rostro con una boba mirada. Y no pudo evitarlo, cortó la distancia y la besó. Martina suspiró, olvidándose de todo lo que estaba a su alrededor y giró del todo para rodear el cuello de Jorge y responderle el beso.
—¡Hey! —exclamó Diego.
Ella reaccionó y se alejó del ojiverde. Se aguantó una risa. ¡Dios santo! ¿Qué estaba mal con ella? su padre estaba adentro, con un médico y no sabía lo que tenía... y ella simplemente no podía sacarle las manos de encima a Justin y le importaba poco y nada que Diego estuviera allí.
—Diego —dijo ella y sonrió. Escuchó que Jorge se aguantaba la risa —Creo que te dije que no quería volver a verte...
—¡No puedes hacerme esto, Martina! —gritó él.
—¿No? —inquirió ella —Ya lo hice, idiota. Ahora encontré lo que estaba buscando, lo que me hacía falta – miró al ojiverde.
—¿Estás completamente loca? —preguntó Ashton sin poder creerlo —¡Es un peón, Martina! Tu empleado...
—Es mucho más que eso para mí —dijo ella.
—Enana —la llamó Jorge —¿Puedo encargarme de él?
Diego retrocedió un paso para chocarse con alguien. Giró y miró algo 'asustado' a otro hombre que tenía tres hombres más detrás de él.
—Primo —dijo Xabiani sin dejar de sonreír —Nosotros podemos sacarlo por ti...
—¿Me harías ese favor? —sonrió divertido.
—Más que encantado...
Se acercaron a él y lo tomaron entre los tres. Martina simplemente observó como Diego maldecía y gritaba cosas horribles sobre ella. Jorge estuvo a punto de acercarse a él pero ella colocó su mano frente a él.
—No vale la pena —le aseguró y lo miró a los ojos.
La puerta de la habitación de Alejandro se abrió y el doctor se asomó. Todos se giraron a verlo.
—Pasen por favor... necesito hablar con ustedes.

Wild horses (Adaptada) ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora