Capitulo 37 (Parte 2) "Últimos capítulos"

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—¿Qué dijiste?
—Voy a viajar dentro de 4 horas a la ciudad...
—Me dijiste que no ibas a irte —murmuró perplejo.
—Si, lo sé, pero escúchame —dijo y tomó su rostro con ambas manos, manteniendo la mirada de él sobre la suya —Quiero que vengas conmigo.
Él frunció el ceño y volvió a repetir mentalmente las palabras que ella acababa de decirle.
—¿Qué?
—Papá necesita que vaya a la ciudad para hacerme cargo de la empresa hasta que logremos venderla...
Jorge se puso de pie, separándose de ella y comenzó a caminar de un lado hacia el otro. Martina lo miraba nerviosa, sabía que aquello no iba a ser bueno.
Entonces así como si nada el ojiverde salió de la habitación. Ella tardó un poco en reaccionar pero siguió sus pasos, llamándolo repetidas veces. Él no se detuvo y siguió caminando hasta estar fuera de la casa. Cuando estuvo fuera se sorprendió de ver las nubes negras que cubrían el cielo. Y sintió una presión en el pecho.
—¡Jorge! —lo llamó ella de nuevo saliendo de la casa también. Jorge giró para mirarla. Martina caminó a paso rápido hasta quedar frente a él —¡¿Por qué diablos me dejas sola cuando estoy tratando de decirte algo importante?!
—No puedo irme... —musitó con los ojos vidriosos.
Ella dejó de parecer alterada, para pasar a asombrada y algo... decepcionada.
—¿No... no vas a venir conmigo? —preguntó con duda.
Él apretó los labios. ¿Cómo demonios él iba a dejar todo aquello que lo rodeaba? Pero principalmente ¿Cómo iba a dejarla ir de nuevo? ¿Otra vez? ¿Otra vez la iba a perder? Pero él no era un hombre de ciudad. No le iban las aglomeraciones, ni las grandes construcciones. El tráfico incontrolable y el caos de cada día en aquel infierno urbano. Él era un hombre de campo, al que le gustaba despertarse por las mañanas con el fresco aire de campo entrando por sus pulmones y gracias al canto de algún gallo. Le gustaba su trabajo. Amaba los caballos que cuidaba. Aquel era su lugar.
—No, no voy a ir...
Martina sintió algo más que decepción al oír sus palabras. Sabía que por ahí aquello era todo muy exagerado, ya que solo se iría por un par de meses y podría volver y todo estaría bien y ellos podrían seguir con su historia juntos. Pero... ¿Por qué ella iba a sacrificar todo lo que amaba de la ciudad por él, cuando él no lo hacía por ella? Claro que a Martina le encantaba el campo y se sentía ella misma en ese lugar. Pero saber que Jorge no estaba dispuesto a jugarse por ella, solo un poco, la llenaba de simple dolor.
Asintió y sacó su mirada de él para fijarla en el horizonte. 'Tormenta' pensó al ver las nubes negras que estaban allí.
—Bien —habló luego de unos segundos —Respeto tu decisión, Jorge, y te entiendo... Rugge vendrá conmigo, así que no estaré sola...
—Pero no quiero que te vayas...
Ella rió, pero en una especie de frustración.
—No puedes estar hablando en serio...
—Claro que estoy hablando en serio —dijo ya algo nervioso —Te dije que te amaba y que quería pasar el resto de mi vida contigo hace un par horas y ahora... ¿te vas?
—No me voy porque quiera irme —aseguró ella apretando los dientes. ¿Acaso él creía que ella se iba porque amaba la idea de volver al caos? —Me voy porque tengo que irme... Y de verdad, Jorge, me encantaría que vinieras conmigo...
—¿Acaso no lo entiendes, Martina? —preguntó —Yo no pertenezco a ese lugar, ¿Qué voy a ir a hacer allí mientras tú estés de reunión en reunión todo el día? ¿Me vas a llevar a las fiestas que se te van a presentar en la alta sociedad? ¿Me presentaras como que? ¡Soy un simple peón! Sé leer, sé escribir, sé algunas cosas de historia y soy bueno con los números. Pero eso no le alcanza a tu gente... para ellos no seré más que tu empleado, que seguramente esta intentando sacarle ventaja a la situación...
—No es así —musitó ella.
—¿No? —dijo y rió nerviosamente —Claro que es así... Ya me puedo imaginar lo que dirán tus amigas cuando digas que te enamoraste del capataz del campo de tu padre: Martina, que bajo has caído.
—¡No me importa lo que digan los demás! —exclamó ella ya no conteniendo las lágrimas en sus ojos.
—¡Pues a mí si! —dijo él, dio unos pasos hacia atrás, alejándose de ella —No quiero que el día de mañana me recrimines que no soy lo suficiente bueno para ti, cuando empieces a darte cuenta de que en realidad no soy lo que esperabas...
—Jorge...
Él negó con la cabeza y dio media vuelta para dirigir sus pasos hacia otro lugar. Necesitaba pensar un poco. Ella vio como él se iba haciendo más pequeño a medida que caminaba. Se le estrujó el corazón. Él no entendía aun lo que ella sentía por él, y ella no entendía que más tenía que hacer para demostrarselo. Pero sabía que en ese momento no podía hacer nada. Simplemente iba a irse...
Jorge siguió caminando, sin mirar atrás. Le dolía saber que en realidad no todo era color de rosa. Se pasó la mano por el rostro, frustrado.
—Te amo, princesa...
—Te amo, salvaje...
Murmuraron los dos a la vez pero sin saber que el otro también lo decía

Wild horses (Adaptada) ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora