Capitulo 23

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Martina ingresó con cuidado. Él estaba completamente dormido. Se veía tan tranquilo. Se acercó a él y se arrodilló a su lado. Con una de sus manos tocó sus mejillas. Seguía bastante pálido y sus labios habían adoptado un tono violáceo. Todavía no podía creer por todo lo que habían pasado en menos de 24 horas. 

Y siempre él había estado protegiéndola, poniendo su bienestar por encima del suyo propio. Su vida había corrido un gran peligro. Pero al parecer a él no le importaba aquello. Cómo había sido tan tonta de no volver, de dejar de lado todo lo que él le había hecho sentir. Con más cuidado se acercó a él y depositó un pequeño beso en su mejilla. Su piel estaba ya algo caliente y Martina recordó que el doctor dijo que eso iba a ser normal. Lo miró con ternura.

—Si vieras lo lindo que te ves así —le dijo y con su dedo recorrió la línea de su mandíbula. Aquella parte de su rostro estaba algo áspera por la pequeña barba que comenzaba a asomarse. Su dedo cosquilleó —No sabes el miedo que sentí, Jorge, fue horrible. No debiste hacer eso, claro que no. La próxima vez que se te ocurra hacerte el superman vas a arrepentirte de haber nacido, voy a encargarme de ello. 

Siguió observándolo detenidamente. Su dedo siguió acariciando su rostro. Sonrió levemente, entonces recordó el suave y pequeño roce que sus labios habían compartido antes de que aquella maldita serpiente lo arruinara absolutamente todo. ¿La hubiese besado si aquello no hubiese estado allí? Aquella tonta duda la invadió. Fijó su mirada en los labios masculinos. ¿Por qué no? ¿Qué mal podía hacer un pequeño beso? Se puso de pie y comenzó a inclinarse a sus labios. Aunque él no sintiera nada, a causa del sedante, ella iba a depositar un casto beso en sus labios.

Entonces escuchó una pequeña discusión fuera del cuarto. Se alejó de Jorge y se paró erguidamente. La puerta se abrió de un solo empujón.

—¡Aléjate de mi novio! —exclamó a ella y casi corrió hacia la cama. Se echó sobre el cuerpo de Jorge y comenzó a besarle el rostro —Aay, Jorge —dijo sin dejar de besarlo. La sangre de Martina comenzó a correr más rápido por sus venas —Justo hoy tenía que pasarte esto, mi vida... justo hoy que cumplimos 3 años y 5 meses juntos.

Martina miró hacia la puerta, y Ruggero estaba parado junto a Xabiani mirándola. Ambos se encogieron de hombros en un simple gesto de: no pudimos detenerla. Ella suspiró y volvió a mirarla. Comprendía su angustia. Pero no la compartía, no quería compartirla con ella. 

—Disculpa —le habló —Jorge necesita descansar, no tener gritos, ni llanto alrededor.

—Cállate mosquita muerta —le dijo Stephie. Martina abrió bien la boca —¿Acaso crees que no sé que te gusta mi novio y que te lo llevaste a quien sabe donde a propósito? Por tu culpa está así.

—Escúchame bien, amiga —dijo Martina —Te recuerdo que estás en mi casa. 

—No sabes el miedo que te tengo, estiradita —la enfrentó —Tú no tienes ni voz, ni voto por aquí. Solo el señor Alejandro y mi Jorge... hasta él tiene más derecho que tú sobre estas tierras y todo lo que hay aquí. Sé que algún día será el dueño de todo.

—¿Es por eso que estás con él? —le preguntó ella —Porque crees que va a ser el dueño de todo esto

Stephie abrió la boca para decirle algo pero enseguida la cerró. Miró a Jorge y luego de unos cuantos segundos volvió la vista a Sky.

—Vete de aquí, estiradita —le dijo y acarició el pecho del ojimiel —Nadie te necesita aquí. Jorge está bien acompañado.

—Eres una...

—Wooow, woow, muchachas —dijo Ruggero entrando al cuarto y tomando a Martina de los hombros —No creo que el galancete necesite que dos locas estén peleando por su amor...

Wild horses (Adaptada) ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora