Los quejidos de mujer inundaban aquella habitación de un prostíbulo cercano a la manada Sork, los deseos carnales del lobo que en aquel momento estaba penetrando a aquella mujer eran demasiados, hacía varías semanas que no se sentía saciado, que no disfrutaba de una follada como solía hacerlo meses atrás. Algo en su interior lo estaba oprimiendo, pero estaba negado a indagar que era aquello que le sucedía.
Abrió más las piernas de la mujer viendo como su polla se hundía en aquel interior, sin sentir la satisfacción que deseaba. Salió de aquel interior y con brusquedad puso de rodillas a su amante.
—¡ Abre esa boca y comete toda mi polla!.— le exigió a la morena, que llevo aquel duro falo a su boca, sintiendo como era tomada con brusquedad de su cabello rizado y su garganta era invadida por aquel enorme pene. —¡Vamos traga todo!.— el pelirrojo apretó sus dientes, cuando sentía que la punta de su polla chocaba contra la garganta de su amante. El sonido de las arcadas y los gruñidos se intensificaron. Hasta que al fin Sam derramó toda su esencia en el interior de aquella boca.
—¡Traga, quiero verte tragar mi semen!.— la sujeto una vez más del cabello, apartando su rostro de su aún erecto pene y la vio tragar, mientras un poco de aquel líquido blanquecino escurría de las comisuras de sus labios.
(****)
Al salir de aquel lugar, Sam se subió a su camioneta y la puso en marcha para regresar a su manada. Aquella noche fue decepcionante para el pelirrojo, no se sentía como solía hacerlo luego de un buen revolcón. La morena que siempre le había dado satisfacción, no le había causado lo mismo. Se sentía inquieto, con una inquietud en su pecho, no sabía el por qué de aquello.
Cuando ingreso a sus tierras, vio movimientos que para esa hora de la noche era extraño, su padre lo vio bajar de la camioneta y corrió hasta su hijo.
—¡Shadai escapó y no sabemos a dónde se dirige!.— la mirada del pelirrojo cayó en su Beta, al cual había dejado a cargo aquella noche la manada y la seguridad de su hermana.
—¿Jonás dónde se supones que estabas tú?.— caminó con sus puños cerrados a cada costado de su cuerpo, el rubio lo miro a los ojos, sin temor a las consecuencias.
—Ella fue rápida, estaba pendiente de otros....— las palabras del rubio quedaron en el aire, ante el puñetazo que Sam le dejo caer en su rostro.
—¡Escúchame bien pedazo de mierda, a mi hermana le sucede algo y juró que te hago comer tus propias pelotas!.— los dos lobos eran amigos, pero Sam siempre imponía su temperamento sin importar ante quien se enfrentaba.
Jonás lo miró, él deseaba a la hermana de aquel Alpha, pero el deseo de venganza era más grande que el deseo carnal. Si Shadai lo llevaría a su objetivo la pondría en riesgo sin importarle nada.
—¡Prometo que la encontraré!.— dijo con fingida preocupación.
— No me prometas una mierda, sal y búscala. No me interesan tus putas promesas Jonás.— lo tomó del cuello de su remera y lo acercó a su rostro. —¡Sabías perfectamente cuando cuidábamos de ella, sabes que nada era más importante que ella!.— lo soltó con brusquedad y se alejó un poco. —¡Desaparece maldita sea y ve a buscar a mi hermana!.—
Sam caminó enfurecido hasta su despacho, tomando unos documentos de los negocios familiares y se dejó caer en el sillón de cuero. Necesitaba calmar su irá o aquello terminaría mal, necesitaba encontrar a su hermana, todos en aquella manada eran consientes del gran poder su la loba, la única que desconocía su magnifico poder era ella. El pelirrojo la había mantenido siempre vigilada, protegiéndola de los enemigos que la querían utilizar para sus beneficios. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la entrada escandalosa de su madre y padre.
—¿Se puede saber dónde estabas tú cuando paso lo de tu hermana?.— le exigió la matriarca. —¡Ya, espera, ya lo se! Seguramente metido en aquel lugar donde saber perfectamente que nada bueno te traerá.— Lucila odiaba saber que su hijo iba y se metía con cualquier mujer.
—Eso no es de tu incumbencia madre, pero también tengo una vida fuera de esta manada. No puedo estar tras el culo de Shadai.— la mujer camino con firmeza hasta su hijo y lo señaló con su dedo índice.
—¡ Escúchame bien Sam Walton, tu vida fuera de esta manera es una mierda, te vas arrepentir de haber ensuciado tu alma y tu esencia cuando llegue tu compañera!.— el pelirrojo tomó la mano de su madre y dejo un beso sobre el dorso. Aquel lobo podía ser un desgraciado, pero con su madre jamás.
—No creo en los lazos que la diosa dice crear para nosotros, tampoco lo quiero y si alguna vez aparece la rechazaré, porque no quiero que el amor me vuelva débil y además madre, un coño lo encuentro en cualquier lugar.— la sonrisa con la que estaba soltando tales palabras fueron borradas ante la palmada que le dejo caer su madre en su rostro, la vio enfurecida y supo que se había pasado de la raya, pero así era él, así pensaba y nada lo iba a cambiar.
—¡Sam Walton, deseo con todas mis fuerzas que la diosa pronto traiga a tu compañera y sufras!.— Lucila no media sus palabras cuando se enojaba, pero la actitud de su hijo era insoportable para ella.
Sam la vio salir, sin sentir temor ante aquellas palabras. Porque nadie iba a doblegar sus decisiones.
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TORMENTA Y PODER
FantasyOscuro, frío, sanguinario, con un corazón de hielo. Quitando del medio a quien sea. Sin importar dejar una estela de sangre a su paso. Sam Walton Alpha de la Manada Sork no cree en los vínculos que la diosa forja con los compañeros, negado al amor y...