Capitulo 14

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ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕃𝕚𝕫:

Miro con rabia al enorme hombre que está justo a mi lado izquierdo, Sam Walton. Mi destinado se volvió un grano en el culo, mi cuerpo y alma lo desean, lo aman, pero también está mi orgullo el cual lo quebró como lo hizo mi corazón cuando supe que toda esa gran herramienta de placer que tiene entre sus piernas fue introducida en Cicer, maldita bruja. Aún después de morir sigue causando problemas. Mi amiga Siena dice que olvide todo aquello y me coma el caramelito que la diosa me mandó, pero ¿Cómo podría acceder así de fácil? Y más cuando el se comporta como un completo imbécil. Por lo tanto, mi plan es llevarme a Yeuri. El hombre es un vampiro que siempre me hace aprender algo nuevo del que ahora se es un don. No siento nada por el, solo un gran cariño de amigo. Yeuri llegó a la manada Los hijos de la Luna luego de haber perdido a su familia. Ethan lo acogió y yo lo adopte como mi gran maestro. Y ahora pienso llevármelo a la manada del pelirrojo que me lanza dagas de fuego al escuchar lo que pedía a cambio de irme con él.

Sonrió con una chispa de burla al ver su rabia reflejada en su rostro.

—Nos disculpan un momento.— les dice a mis padres, en lo que me toma del brazo, para alejarme de todos. Una suave risa sale de mis labios. Cuando estamos apartados de todos me suelto de su agarre, de lo contrario Calista y yo nos lanzaremos sobre él.

—¡No vuelvas a tocarme!.— lo veo elevar una de sus pobladas cejas, mientras una leve sonrisa se dibuja en sus labios. —¿Qué piensas que haces?.— le reclamó, dando unos pasos hacia atrás al ver cómo camina peligrosamente hasta mi, acorrala mi cuerpo contra un árbol y su músculo torso. Mi respiración se descontrola a un nivel inexplicable.

— Punto número uno....— uno de sus dedos toma un mechón de mi cabello, causando un temblor en mis piernas. — te tocaré siempre que me venga en ganas, punto número dos te irás conmigo sin ese maldito chupa sangre y punto....

Suelto una carcajada, logrando así sacar de mi sistema el nerviosismo que me causa, su ceño se frunció ante mi ataque de risa. Aclaro mi garganta y coloco las palmas de mis manos sobre su enorme pecho musculoso.

—¡Tú a mí no me das órdenes! ¿Me quieres en tu manada?, pues Yeuri se irá conmigo.— hago círculos con mis dedos sobre sus brazos, bajando poco a poco hasta llegar hasta sus enormes manos que sujetan mi cintura. Sin entender en que momento llegaron ahí.

—¿Si aceptara a qué vaya ese vampiro asqueroso, me dejaras follarte?.— su cuerpo entero presiona el mío, haciéndome sentir caliente, remojo mis labios al sentir su respiración sobre el lóbulo de mi oreja.

—N...no...— susurro al sentir su lengua sobre la piel de mi cuello. Pero de un momento a otro se aparta de mi apretando sus puños, sus ojos son de un amarillo más intenso y su pecho sube y baja descontrolado.

—¡Prepárate tu y ese gilipollas, nos vamos en tres horas!.— lo veo girarse y comenzar a caminar, pero antes de seguir se detiene con brusquedad, para hablarle dándome la espalda. — ¡Y prepárate Liz, porque un coño lo consigo en un chasquido de dedos!. Tú eres nada para mí.— cierro mis puños y aprieto mis dientes, la rabia que siento es demasiada, miro a un costado encontrando una enorme piedra, la tomo entre mis manos, mientras veo que comienza a caminar, corro tras él y cuando estoy a una distancia considerable lanzó con toda mis fuerzas la enorme roca, dándole en la cabeza. Su quejido llega a mis oídos, sin detenerme paso por su lado.

—¡Te haré mierda Sam Walton! Que sepas que te odio.— trago el nudo que se formó en mi garganta, no debo llorar. Pero el me hace sentir un mundo de emociones y luego me baja de una patada de mi estúpida ilusión.

ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕊𝕒𝕞:

Siento el golpe en mi cabeza, y luego sus palabras. Se que yo provocó todo esto, se que soy culpable, quiero hacerla mía, deseo su cuerpo, su alma y su amor. Pero también me niego a cumplir con los deseos de la diosa, no quiero que Liz me convierta en un débil.

La veo alejarse de mi, su pomposo culo, su cintura, toda su figura es adictiva para mí. Paso mi mano por el rostro. Esto es demasiado frustrante, caminó hasta la mansión de Ethan, para ordenar a mis hombres y despedirme de mi hermana. Ella está enojada conmigo, hasta decepcionada, Shadai no me perdona haberme follado a Circe, pero carajo ni siquiera disfrute y lo hice con la única intención de dañarla. *Tenias otras formas de dañarla* Drake últimamente jode más de lo normal.

Dejo salir el aire de mis pulmones con brusquedad al ver a Shadai, cruzada de brazos mirándome fijamente con aquellos ojos tan iguales a los de mi madre.

—¿Se puede saber qué carajos intentas hacer con mi amiga?.— golpetea su pie derecho sobre el piso en espera de mi respuesta.

—¡Me la llevo!.— digo, mientras sigo caminando hasta el interior de la mansión, escucho sus pasos detrás de mi.

—¡Sam, no la quieres!. ¿Para que te la llevas?.— su afirmación de que yo no la quiero, provocan una irá en mi interior, me giro con brusquedad , quedando frente a mi hermana.

—¡Tú no sabes un carajo Shadai!.— la veo elevar una de sus cejas, mientras me apunta con su dedo.

—¡Escúchame bien Sam Walton, le causas algún daño y juro que yo misma te mato!.— sus palabras me sorprenden, jamás ella me habló de esta manera. —Sufrirás por tu necedad, por tu orgullo y machismo, pero eso será por tus propias decisiones. ¡Eres un mal Alpha!.— me acusa sin temor alguno, mientras hunde su dedo en mi pecho. — Tu cuerpo se debilita, tu alma clama por su compañera, pero tu machismo no te deja ver qué serías más fuerte si dejases eso de lado.— toma mi rostro entre sus manos y hace que nuestros ojos se encuentren. —¡Recapacita, porque la diosa está dolida contigo!.— deja un beso en mi mejilla y se larga, dejándome un mal sabor de boca. No comprendo su postura, cuando las escuche hablar con Liz, ella misma le dijo que debía ir conmigo.

Sin darle más vuelta al asunto, subo las escaleras y me dirijo a mi habitación a tomar mis pertenencias, ya deseo estar en mi manada, arreglar mis asuntos con Jonás. Necesitaré un Beta, ese gilipollas me las debe, en el descargare mi rabia.



 Necesitaré un Beta, ese gilipollas me las debe, en el descargare mi rabia

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