Capitulo 13

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ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕃𝕚𝕫:

Saber que Sam toco, no corrección no solo toco, sino que metió su puta polla en aquella bruja, provocó un deseo de asesinar a alguien. En aquella ocasión no llore, él no tiene porqué verme sufrir. Es un bastardo, sigo sin comprender porque justamente él tendría que ser mi destinado. ¿Qué hice tan mal para merecer esto?. Me quito mi calzado para luego quitarme mi blusa y shorts, estoy frente al lago de la manada. El sol brilla con intensidad, siento como sus rayos golpean mi piel. Camino lentamente hasta las orillas del lago, sintiendo en mis pies la sensación deliciosa que me brinda el frío del agua cristalina, veo mi reflejo en ella, inhaló profundo y exhaló. Necesito analizar muy bien que hacer después de la guerra. Shadai y Lucila dicen que debo irme a su manada, ¿Pero que haré en aquel lugar? Sam muchas veces muestra ser tan indiferente y otras noto en sus ojos el amor. Quizás estoy loca, ¿Cómo ese idiota puede amar?. Me sumerjo en el agua, dejándome ir hasta el fondo de aquel lago cristalino, dejándome abrazar por la sensación de calidez que me transmite.

Salgo al exterior quedando en medio del lago, disfrutando de la calidez.

—¿Qué debo hacer diosa?.— susurro, buscando desesperada una respuesta. Inhaló profundo, sintiendo un aroma particular. Mi corazón bombea tan deprisa que me da la sensación que saldrá de mi pecho.

—¿No piensas que es peligroso estar aquí sola?.— su voz rasposa y su aroma provocan que mi vientre se contraiga, una sensación extraña se instala en mi centro. *-Es demasiado perfecto Liz, pero hazlo sufrir -* escucho la voz melosa de Calista

—Se defenderme.— quiero sonar ruda y sería, intento alejarme de él, para seguir nadando, cuando su mano me sujeta con fuerza de la cintura. —¡Suéltame, no quiero tus asquerosas manos sobre mi!.— aprieto mis dientes con fuerza, su tacto me encanta, pero sus manos tocaron a esa maldita.

—¡Se que no quieres que te suelte!.— su respiración choca en la piel de mi cuello, su cuerpo se pega al mío, sintiendo una dureza en mi espalda baja. Sus labios chocan en la piel expuesta de mis hombros.

—¡Aléjate imbécil de mierda!.— elevó mi pie estando de espaldas y con mi talón le dejo caer un golpe en su entrepierna. Alejándome al fin de su agarre, nado hasta la orilla saliendo del agua, para tomar mi ropa y salir corriendo.

(****)

ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕊𝕒𝕞:

Verla en el lago nadando, dejando expuesto gran parte de su cuerpo hace que mi cuerpo reaccioné. Desde que sentí su exquisito aroma mi polla no funciona, quise follarme a una mujer hace unos días y mi pene no funcionó. Pero ahora con solo sentir su aroma la siento como un hierro.

Me lanzó al lago, llegando de inmediato hasta donde ella está, su piel me calienta como una hoguera, la tomo con fuerza de su deliciosa cintura cuando intenta alejarse de mi, la presiono a mi cuerpo haciéndole notar mi dura polla. Pero cuando sigo en el intento de provocarla para poder descargar mis deseos sobre ella. Un golpe cae justo en mi polla, dejándome casi sin aire. La veo salir corriendo del lago, su culo pomposo al aire me provocan un dolor en mis pelotas.

—¡CARAJO!.— grito de frustración, solo quiero follar.

*-Eso no pasará Sam-* Drake solo aparece cuando no lo necesito, sale a recordarme que todo lo que sucede con Liz es culpa mía.

(***)

𝔻𝕖𝕤𝕡𝕦𝕖𝕤 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝕘𝕦𝕖𝕣𝕣𝕒:

Había pasado la guerra, las manadas comenzaban a emprender viaje para regresar a sus tierras. Pero Sam, se encontraba hablando con los padres de Liz, había escuchado la conversación de su hermana y la chiquilla. Claro que no iba a dejarla ir, él actuaba de una manera bipolar, confundía no solo a Liz, sino también a todos aquellos que sabían de su lazo.

— Señor y Señora White, quiero presentarme.— extendió su mano en forma de saludo, con aquel aura de poder. — Soy Sam Walton, Alpha de la manada Sork.—

Los padres de Liz saludaron con cordialidad, sin entender muy bien porque aquel hombre se había acercado a ellos.

— ¡Pero también soy el compañero de su hija Liz!.— la madre de pelirroja miró detrás del enorme hombre, viendo como su hija caminaba furiosa hasta ellos.

— ¿Qué mierda haces?.— la loba estaba loca de la rabia, quería golpear al maldito. Pero la voz de su padre la interrumpió.

—¿Cuándo pensabas decirnos que habías encontrado a tu destinado?.— la pelirroja cerro sus ojos con fuerza y lleno sus pulmones de aire.

—¡Nos marchamos esta misma noche y quiero informarles que me llevaré a Liz!.— los señores White sonrieron felices, sabían cuando su hija había esperando por aquel compañero.

Pero lo que aquel matrimonio no sabía, era que su hija y el enorme pelirrojo tenían una guerra de orgullo, una guerra tormentosa, dónde todo aquello sería un tormento para los dos.

— ¿Eso es lo que quieres?— sonrió con malicia. — ¡Perfecto, pero Yeuri se ira conmigo!.— Sam quiso morirse en ese mismo instante, noto la amenaza en aquellas palabras. Si él no accedía, ella no se iría.








 Si él no accedía, ella no se iría

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