ℕ𝕒𝕣𝕣𝕒 𝕊𝕒𝕞:Miro su hermoso cuerpo, sus movimientos mientras lucha con su katana, aquel imbécil que de vez en vez toca un poco su cuerpo. Su ajustado conjunto deportivo, provocan un deseo abrumador en todo mi sistema. Quiero encerrarla, quitarle toda esa maldita ropa y dejarla completamente desnuda. Siento mi boca seca, sus movimientos de lucha son tan exactos y el compás de sus tetas hacen una escena perfecta para deleitarme. Siento como mi polla se endurece, por un carajo. Soy más fuerte, es una mujer más, con un coño, culo y tetas igual a todas las hembras.
*-¡Ella es única, no compares a mi mujer con esas zorras tuyas!.-* Drake y sus mierdas. La risa delicada de la chiquilla me saca de mi discusión interna, prestando atención a lo que sucede. Aquel imbécil está sobre el cuerpo de Liz, la cual ríe como si tener pegado a ese cabron sobre ella tuviera algún chiste. Frunzo mi entrecejo y camino con mis manos hechas puños, le quito aquel cuerpo, lanzándolo como un costal de mierda.
—¿Qué mierda es lo que haces?.— le reprocho, ganándome una mirada desafiante de ella.
— Mis prácticas de lucha.— apartando su mirada se coloca de pie y posa su vista en el tipejo, no me dirige la mirada, necesito verle esos ojos tan preciosos.
—¡Eso no era una puta práctica!.— la sujeto de su muñeca, sintiendo su piel suave y algo húmeda por el sudor que tiene su cuerpo.
—¡Lo era, hasta que un idiota interrumpió!.— se suelta de mi agarré, para caminar hasta su supuesto compañero de lucha, toma sus katanas y camina hasta mi.
*-Mira que sexy se mira mi hembra -* Drake sigue tocándome los cojones. Humedezco mis labios pasando mi lengua en ellos.
—¿Lucha conmigo Alpha?.— me extiende una de sus armas, con una sonrisa radiante. Me está provocando y carajo lo está logrando. —¡Oh no, que idiota soy!.— pasa su delicada mano por su cabello, para luego al fin mirarme fijamente a los ojos. — Soy mujer, no peleas con ellas, el gran Alpha las folla.— mi respiración y ritmo cardíaco se acelera, ella me está provocando, ella sabe que somos compañeros y es por eso que se toma el atrevimiento de hablarme como lo hace. Claro que me las follo y más si fuese ella quien me esperara en una cama desnuda.
Cierro mis ojos para borrar aquellas imágenes, no debo dejarme llevar por el deseo y por aquella atracción que se provoca en los destinados. Le quitó una de las katanas de sus manos.
—¡En posición niña!.—
(****)
Sam y Liz luchaban cuerpo a cuerpo, las katanas chocaban entre si, en un movimiento sumamente peligroso logro arrebatarle aquel arma peligrosa al pelirrojo, que quedó tumbando en el piso, con Liz sobre él. Sus respiraciones agitada y sus cuerpos sudados, sus ojos estaban anclados entre ellos, provocaban una tención abrumadora. La loba se acercó hasta el oído del Alpha y en un susurro le dijo.
— Una débil mujer, que solo sirve para ser follada, ha derribado al gran Alpha.— la piel expuesta del duro pecho de Sam, chocaba con el de ella. Sintiendo sus enormes tetas, Sam sintió una vez más aquel deseo. Liz se aparto de él rápidamente y se puso de pie. Miró a su alrededor, encontrándose con la mirada de todos los hombres que estaban en su hora de práctica.
—¿Qué miran?. ¡A luchar ahora!.— gritó con autoridad la mujer, haciendo que cada guerrero volviera a lo suyo, acto que llamó demasiado la atención de Sam. Aquella mujer demostraba a cada segundo que era tan fuerte cómo jamás había visto.
𝔻𝕚𝕒𝕤 𝔻𝕖𝕤𝕡𝕦𝕖𝕤:
Cada día que pasaba era un subí y bajá de emociones tanto para Sam, como para Liz. La tensión entre ellos no solo era sexual, sino por aquel lazo tan fuerte que forjaba la misma diosa y Sam seguía negado a aceptarla.
Pero todo empeoró cuando días antes de la guerra, Jonás, el Beta de la manada Sork confesó delante de todos que Sam había tenido intimidad con Circe. Aquello explotó la irá de Shadai, la de su madre y causó un dolor en el corazón de Liz. Quien se mostró fuerte, sin reflejar una sola emoción en su rostro. Pero lo cierto era que su corazón se fisuro.
Aquel día Liz juro matar a Cicer y hacerle llorar lágrimas de sangre a su compañero. Sam Walton iba a sufrir en manos de aquella chiquilla como él la solía llamar.
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TORMENTA Y PODER
FantasyOscuro, frío, sanguinario, con un corazón de hielo. Quitando del medio a quien sea. Sin importar dejar una estela de sangre a su paso. Sam Walton Alpha de la Manada Sork no cree en los vínculos que la diosa forja con los compañeros, negado al amor y...