07|Manisa

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El salón del palacio estaba cargado de anticipación mientras Sultan Suleiman se preparaba para anunciar las designaciones de sus hijos a las provincias del imperio

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El salón del palacio estaba cargado de anticipación mientras Sultan Suleiman se preparaba para anunciar las designaciones de sus hijos a las provincias del imperio. Sus ojos reflejaban la seriedad del momento, consciente de que estas decisiones tendrían un impacto duradero en la dinámica del imperio otomano.

—Mis amados hijos, ha llegado el momento de asignar las provincias que regirán. Cada uno de ustedes llevará la responsabilidad de mantener la grandeza de nuestro imperio. —dijo Sultan Suleiman con voz imponente.

Mehmed, Korkut y Mahmud, sentados en lugares estratégicos en la sala, intercambiaban miradas nerviosas entre ellos. La tensión aumentaba con cada palabra de su padre.

—Para la próspera provincia de Amasia, elijo a... —un breve silencio llenó la sala, dejando a los tres hermanos en vilo—. a Korkut. Que tu sabiduría guíe esa tierra fértil hacia un futuro brillante.

Korkut asintió con respeto, agradeciendo la confianza depositada en él. La corte reaccionó con aplausos moderados, pero los ojos de Mehmed y Mahmud no podían ocultar su desconcierto.

—Para Kutahya, una provincia de gran importancia estratégica, nombro a... —la pausa en sus palabras creó una expectación aún mayor—. a Mahmud. Que tu astucia y valentía fortalezcan nuestras fronteras en el oeste.

Mahmud asintió con determinación, pero Mehmed, aunque intentaba ocultar sus emociones, no podía evitar sentir una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Y ahora, para la provincia de Manisa, nombro a Mehmed. Que tu liderazgo guíe esta región estratégica hacia la prosperidad. —el suspenso se rompió con un murmullo general en la corte. Mehmed, por un momento, quedó atónito ante la noticia, pero luego, recuperando su compostura, asintió con gratitud hacia su padre.

Handan cerró los ojos con odio, intentando manejar las emociones que sentía. ¿Por qué? ¿Por qué el mundo la odiaba de tal manera? Sin embargo, decidió comportarse, pues algo en ella le decía que este no era el mejor momento para hacer un escándalo. Tras una reverencia, salió de los aposentos del sultán siendo acompañada de su hijo, el cual estaba igual de desanimado que ella. Sin embargo, no se atrevió a decir nada.

Ambos simplemente salieron de la habitación y comenzaron a arreglar sus cosas para irse de Topkapi.


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El sol se ponía sobre los majestuosos jardines del palacio otomano cuando Mehmed, con una expresión radiante, buscó a Mahpeyker

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El sol se ponía sobre los majestuosos jardines del palacio otomano cuando Mehmed, con una expresión radiante, buscó a Mahpeyker. Encontró a la joven griega disfrutando de la suave brisa bajo un antiguo olivo, que le recordaba a su natal Cefalonia.

— ¡Mahpeyker! ¡Tienes que escuchar esto! — exclamó, llegando hasta ella con pasos rápidos, intentando ocultar toda la emoción que sentía.

Mahpeyker levantó la mirada, sorprendida por la efusividad en la voz de Mehmed.

— ¿Qué sucede, mi príncipe? ¿Por qué esa alegría?

— Mi amor, mi padre me ha nombrado gobernador de Manisa. ¡Gobernaré una provincia!

 —¡Oh, Mehmed! ¡Eso es maravilloso! — exclamó, abrazándolo con alegría y un poco de sorpresa, sin duda alguna, esa era una gran noticia.

— Estoy tan emocionado, Mahpeyker. Esto significa mucho para mí y para nuestro futuro juntos.

— Estoy feliz por ti, Mehmed. Manisa será afortunada de tenerte como su gobernador.

— Pero lo más importante es que esta designación nos acerca más a nuestro sueño de estar juntos, sin restricciones, sin límites.

— Sí, mi amor. Estamos más cerca de construir nuestro propio destino.

— Quiero que Manisa sea un lugar próspero, no solo para el imperio sino también para nosotros. Será nuestro hogar, donde podremos escribir nuestra historia.

— No puedo esperar para empezar esta nueva etapa contigo, Mehmed. Estoy ansiosa por ver cómo transformarás Manisa y cómo construiremos nuestro hogar juntos.

— Y tú estarás a mi lado, compartiendo cada logro y desafío. Juntos, construiremos un futuro que nos pertenezca por completo.

Los dos se abrazaron con renovado entusiasmo, conscientes de que este nuevo capítulo no solo marcaba el ascenso de Mehmed como gobernador, sino también el comienzo de una vida compartida llena de promesas y amor.

Los dos se abrazaron con renovado entusiasmo, conscientes de que este nuevo capítulo no solo marcaba el ascenso de Mehmed como gobernador, sino también el comienzo de una vida compartida llena de promesas y amor

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Que lindos los dos, sin embargo, se les olvida que estan escritos por mi :V

𝑬𝒍 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐|| Sehzade MehmedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora