Rafat, la hija de Kosem y Mehmed, se encontraba en su palacio, dedicada a tejer en compañía de su esposo, Iskender. Mientras tejía, Iskender la observaba con devoción y amor, sumido en la tranquilidad del momento compartido. Cuando notó que Rafat se detuvo, cerró el libro que estaba leyendo y le preguntó con preocupación:
—¿Qué sucede, mi amor?
Rafat levantó la mirada, sus ojos reflejaban una sombra de inquietud.
—He tenido un mal presentimiento, como si se acercara la muerte de alguien querido.
Iskender, preocupado por la expresión de su esposa, le sugirió con cariño:
—Quizás estás demasiado ansiosa últimamente. ¿Qué te parece si damos un paseo por el jardín? Podría aliviarte.
Rafat sonrió ante la atención y el amor de Iskender.
—Siempre sabes cómo hacerme sentir mejor, querido.
Iskender le dio un beso en la frente y ambos se levantaron del sofá en el que estaban, dispuestos a disfrutar de la serenidad del jardín. Sin embargo, antes de que pudieran dar un solo paso, una criada agitada irrumpió en la sala con noticias urgentes.
—¡Mi señora, mi señor! ¡Noticias del palacio otomano! El sultán está enfermo, se habla de lepra.
El rostro de Rafat se puso pálido al escuchar la impactante noticia. Iskender, tomando la mano de su esposa con firmeza, compartió su preocupación.
—Debemos ir al palacio de inmediato.
Ambos se apresuraron hacia el palacio otomano, conscientes de que la enfermedad del sultán no solo afectaba a su familia sino que también tenía el potencial de alterar drásticamente el equilibrio en el imperio otomano.
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𝑬𝒍 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐|| Sehzade Mehmed
Ficción histórica"Él príncipe de corazón noble.", "Él digno de ser sultán.", "Él que posee un corazón de oro." Se supone que era la mansa oveja del rebaño, el inocente, al que él mundo le hizo daño. Solo era el inocente principe que tuvo la mala fortuna de nacer en...