—Ayúdame con esta, por favor.Tomé la bolsa de la mano de mi tía. Habíamos ido de compras las dos solas, ya que la prueba de Jimmy era en la mañana y Julie había ido con él, al igual de Bryan.
Entramos y empezamos a organizar todo.
—Dame un momento, tia. Voy a poner a cargar mi celular, que está muerto.
—Oh, ponme el mío también, porfa.
Tomé el móvil de mi tía y lo puse a calgar junto con mío. Luego volví a ayudar a organizar las compras.
—¿A qué hora es tu prueba, Lily?
—A las tres. —Contesté, mientras le pasaba unos platos de carne, que mi tía ponía en el refri.
—¿Y qué tal te sientes?
—Algo emocionada, pero bien. Sé bien lo que voy a hacer.
Ella sonrió.
—Me alegro mucho, amor. La verdad, es que verte volver fue una gran sorpresa. Según Dayane, estabas muy metida en actividades de la escuela, programas de verano, me dijo que estuviste en el grupo de porristas de tu escuela y hasta fueron a un campamento y ganaron un trofeo.
—Así es. Hice muchas cosas estos últimos años. Había olvidado completamente como era estar aquí, al punto de que dejó de gustarme todo lo relacionado a la playa, el sol y mar. No se parecían en nada a lo que hacía.
Mí sentía un poco mal al decirlo.
—Te entiendo, cariño y no tiene nada de malo desarrollar nuevos gustos y pasiones. Lo importante es que nos hagan felices y no tengamos arrepentimientos.
Yo asentí lentamente.
—¿Cómo fueron estos últimos años en los que no estuve, tía?
Ella colocó algo en la repisa y se dio la vuelta.
—¿Qué te puedo decir, mi vida? El tiempo no se detiene ni chancea a nadie, hubieron cosas buenas y también sucesos bastante feos en ese tiempo, lo qué pasó con la familia de Levi... —Ella hizo una pausa al decir eso.
—Oh, tranquila. Él me contó sobre la muerte de su padre y que su mamá lo dejó con la abuela Charlotte y no volvió.
Mi tía suspiró.
—Eso fue terrible. Charlotte estaba tan preocupada en ese entonces. Tenía miedo del sufrimiento y los traumas que eso podía provocar en él.
—Me dijo que tuvo una época de rebeldía.
—Si, pero Levi siempre fue un buen muchacho. Lo que hizo fue encerrarse en si mismo y alejarse de todos, además de que empezó a tomar y cuando Charlotte le descubrió varias botellas bajo la cama, esa fue la gota que colmó el vaso. A partir de ahí empezó a ir a terapia y gracias a Dios nuestro muchacho está de vuelta mejor de nunca.
—Me hubiera gustado estar ahí para apoyarlos. —Mi voz se escuchó muy bajita.
—Hubiese sido de gran ayuda, de eso no tengo dudas, pero no debes preocuparte por eso ya. Lo bueno es que ya todo está bien.
—¿Él preguntaba por mí?
Mi tía sonrió.
—Cada verano. Siempre que terminaban las clases, porque él empezó a ir al colegio con tus primos, y cada que empezaban las vacaciones me preguntaba que si no venías.
Algo se estrujó dentro de mi.
—Tenías que ver su carita cada que le decía que no. Arrugaba la nariz como siempre lo hace y se ponía bien triste.
Yo sonreí, pero no fue una sonrisa real.
—Lo bueno es que los chicos siempre lo distraían y ya sabes cómo son los niños, jugando todo se les olvida. Ya después de un tiempo no me preguntó más. Pero podía ver que su humor decaía a principios del verano.
—No pensé que le importara tanto.
—Por supuesto que si, mi niña. A todos nos hiciste mucha falta. Lo que pasa es que, con Levi tú estabas tan sumergida en tu enamoramiento que no notabas que ese niño suspiraba por ti.
Yo miré a mi tía con el ceño fruncido.
—Éramos mejores amigos, pero la única que suspiraba por él era yo.
Ella me miró y luego negó.
—Supongo que ahora tampoco lo notas, ¿verdad?
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Hasta que el verano nos vuelva a juntar
RomancePasar los veranos en la casa de la tía Susy era una tradición que Lily no solía dejar pasar. La playa, el sol, la arena, sus amigos y... él. Levi Evans, su mejor amigo y su amor de la infancia. Pero Lily creció y sus intereses eran otros, su mundo...