12

919 104 10
                                    





CAPÍTULO 12: UN GRAN SALTO DE FE.

CAPÍTULO 12: UN GRAN SALTO DE FE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

13 JULIO, 2022

MONTECARLO, MÓNACO








El escuadrón de rescate de la estación número uno se encontraba en el piso veintiuno, donde el fuego estaba ardiendo con bastante intensidad. Su principal tarea era sacar a todas las víctimas de sus habitaciones con rapidez porque un grupo de bomberos marchaba a su dirección para detener las llamas. Todos estaban alertados sobre el niño desaparecido, así que en cada piso se llevaba a cabo una exhaustiva búsqueda.

Mavi caminó de vuelta hacia en pasillo donde estaban Trevor y Dylan asistiendo a algunas personas. Su cuerpo pesaba y sentía sus huesos cansados, pero eso no le importó en lo más mínimo. Ella no iba a parar hasta encontrar a ese niño.

—No hay nadie más, Teniente —anunció Dylan, con la voz distorsionada por la máscara de oxígeno. La nombrada le mostró su dedo pulgar y señaló hacia las escaleras.

Cuando comenzaron a acercarse a la puerta de salida, unos gritos hicieron que se detengan. Los tres rescatistas se miraron y vociferaron para llamar su atención. Una vez obtuvieron una respuesta, persiguieron aquel tono infantil para ver de dónde provenía. Llegaron a una habitación que ya habían revisado, pero el pequeño no aparecía por ningún lado según informaron sus compañeros.

—¿Dónde estás, niño? —interrogó Dávalos, observando cualquier lugar que pudiera ser un escondite. No estaba segura de que supiera hablar correctamente, pero debía oírlo para poder tener una referencia.

—¡Ayuda! —Mavi supo que ese pedido era del niño ya que se le dificultaba decir la palabra completa. Supuso que no tendría más de uno o dos años; era difícil saberlo.

—¿Viene de abajo? —preguntó Dylan frunciendo su ceño, obteniendo un leve asentimiento por parte de Trevor.

Mavi se agachó velozmente hacia una rejilla circular ignorando la conversación entre sus hombres, e intentó ver por los huecos de esta misma, sin éxito. Apenas percibía su respiración agitada y el crepitar del fuego a la lejanía.

—¿Estás herido? —habló la pelirroja hacia la rejilla, y momentáneamente unió mirada con la del niño. Se dio cuenta de que él no la entendía, pero se lo notaba asustado. Volvió a pedir por ayuda. Mavi se levantó del suelo y movió sus ojos hacia sus colegas—. Vamos hacia el piso 20.

Trevor y Dylan no esperaron demasiado y acataron la orden dada. Mavi les indicó a los otros bomberos que eran libres para accionar las mangueras y caminaron hasta la salida. Una vez fuera, bajaron mecánicamente las escaleras mientras la argentina informaba sus próximos movimientos por la radio:

—Acá Dávalos. Localizamos al niño, se encuentra en el piso veinte. Estamos bajando para asistirlo.

—Copiado. Apenas lo tengan a la vista informen en que lado del edificio están. El fuego sigue vivo allí abajo —informó William severamente, y ella respondió afirmativamente ante la pequeña advertencia recibida. No había mucho tiempo.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora