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CAPÍTULO 31: PASADO Y PRESENTE

5 SEPTIEMBRE, 2022MONTECARLO, MÓNACOCENTRO HOSPITALARIO PRINCESA GRACE

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5 SEPTIEMBRE, 2022
MONTECARLO, MÓNACO
CENTRO HOSPITALARIO PRINCESA GRACE








Los hospitales siempre representaban caos y miseria, pero aquel lunes Mavi y Max sabían que los aguardaban buenas noticias.

Habían llegado cerca de las seis de la mañana a Mónaco, incapaces de resistir la ansiedad por finalmente reencontrarse con Emilia. Se tomaron el vuelo con calma, intentando bajar la euforia luego del Gran Premio, imaginando que las cosas cambiarían radicalmente cuando volvieran al principado. Max se distrajo momentáneamente porque invitó a Alex Albon para que viajaran juntos, por pura cortesía y un afán de pasarla bien, pero resultó ser un magnífico acompañante. Mavi se mantuvo reflexiva, todavía debatiendo consigo misma sobre cómo haría funcionar su trabajo y la vida como madre.

Cuando estuvieron de camino al lugar, Max percibió un dejo de dudas e inseguridades en ella. Movía con preocupación los anillos que decoraban sus manos, jugaba con algunos mechones rojizos que caían sobre sus hombros o simplemente mantenía la mirada perdida en la ventanilla. Él era consiente del esfuerzo que llevaría a cabo, porque no había nada que Mavi quisiera más que volver a combatir incendios; pero tambien crecía dentro de su alma una necesidad de ser madre, de poder concretar un deseo muy lejano. Le dedicó apoyo en silencio, ubicando su mano en el muslo de la muchacha, acariciando suavemente su piel. Mavi se giró para verlo y sonrió, intentando decirle que estaría bien, eventualmente.

Entraron al nosocomio agarrados de la mano, con sus dedos entrelazados y sonrisas cómplices. Sin embargo, encontrarse allí simbolizaba un gran paso: estaban a punto de tomar una de las decisiones más importantes de su existencia, una que delimitaba para siempre su relación. Max dejó que su chica lo guiara, puesto que ella conocía con lujo de detalles el espacio, pensando que estaba completamente listo para ser padre. No permitió que la carencia de experiencia o los miedos pudieran confundirlo, porque sabía que Emilia apareció en el momento indicado para sacar la mejor versión de ambos. Dio un ligero apretón a la mano de Mavi, quien sonrió nuevamente comprendiendo sus sentimientos.

Los nervios se hicieron presentes al subir por el ascensor hasta el piso de neonatología. La cabeza de Mavi comenzó a dar vueltas sobre aquel día donde casi muere, en donde encontró las fuerzas para sobrevivir en Max y Emilia. Le rompía el corazón pensar que había una pequeñísima chance de que no pudieran adoptarla. Comenzó a mover las piernas inquieta y tragó duramente, pero el agarre del neerlandés se hizo aun más enérgico. Encontró esos ojos celestes brillantes que tanto amaba, dedicándole una sonrisa sumamente tierna, y cesó lentamente la turbación en su interior.

Las puertas se abrieron y la planta los recibió con la agitación habitual: los médicos navegando de un lugar al otro, las caras de los padres, unas de dolor y otras de desesperación, junto al sonido de las máquinas a la distancia. Max frunció la nariz al percibir el intenso olor a desinfectante, además de que la blancura que recubría las paredes y el suelo del ambiente le provocaron un leve mareo. Mavi pareció indiferente a esas sensaciones, completamente enfocada en encontrar a una persona en especifico. Sin soltar la mano del joven, se acercó hacia la recepción con una mueca.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora