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CAPÍTULO 34: MALOS PRESAGIOS

26 SEPTIEMBRE, 2022MONTECARLO, MÓNACO

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26 SEPTIEMBRE, 2022
MONTECARLO, MÓNACO





Max sabía que Mavi le estaba ocultando algo.

Cualquier persona nunca se hubiera dado cuenta, pero él conocía a su novia mejor que nadie. Aquel lunes ella se había levantado raramente tarde, acostumbrada a hacerlo a las diez de la mañana, no tocó la cafetera en ningún momento y tampoco le dirigió la palabra cuando se juntaron en la cocina. Max decidió no apretar ningún botón incorrecto, simplemente intentando averiguar el por qué de su conducta. Literalmente podia oír desde el sillón los engranajes moviéndose en su cabeza una y otra vez, mientras jugaba con Emilia en la alfombra de la sala de estar.

Primero pensó que se trataba de la pronta visita que Sophie, su madre, realizaría por la tarde. Descartó aquella idea porque su relación con la mujer era maravillosa, además de que finalmente conocería a su nieta y últimamente se mostró emocionada por la juntada. Luego, recordó brevemente la llamada que tuvo hace algunos días con William. Estuvieron hablando varias horas en donde su jefe le informó sobre el estatus de la estación y los últimos incidentes que combatieron; pero en un momento debatieron arduamente sobre cuándo volvería a trabajar.

No tenía dudas de que Mavi ansiaba volver a su labor como bombero. A veces la veía concentrada en la ventanilla al irse de viaje, buscando algún posible peligro. También se entretuvo realizando salvamentos, ejercicios elaborados, todo con la oculta esperanza de que faltaba poco para que estuviera de nuevo en la calle. Max sabía que ser madre era algo que deseó siempre, y cada pequeña acción con Emilia, sus días cuidándola y el esfuerzo de dejar atrás su pasión, se lo demostraban. Aún así, en ella flotaba la incertidumbre y la desesperación por colocarse el uniforme, por hacer eso que tanto amaba.

Sin embargo, el piloto estuvo toda la mañana preguntándose si era una buena idea. Charlar con Mavi siempre le resultó fácil porque ella nunca lo juzgaba y su tono melifluo denotaba la seguridad constante de que podia sincerarse sin preocupaciones. Habían discutido sobre su relación, sobre su trabajo, sobre la adopción de su hija e incluso se enfrentaron a las secuelas de su secuestro; pero nunca sintieron la necesidad de incluir el oficio de ella. Siempre le pareció complicado, quizás porque era demasiado ingenuo para comprender el mecanismo escondido detrás del Departamento de Bomberos. No obstante, ahora resultaba inevitable porque no era capaz de soportar la distancia de Mavi.

Dio una gran bocanada de aire y se llenó de coraje, acomodándose en su lugar y enderezando la espalda para encontrar un poco de estabilidad. Mavi se encontraba sentada en el suelo y en forma de indio, con Emilia apoyada cautelosamente en un almohadón, la cual observaba atentamente el león de peluche con el que su madre la entretenía. Max sonrio ante la tierna imagen, recordándose a sí mismo lo agradecido que estaba por tenerlas en su vida. Carraspeó la garganta sonoramente, logrando que la pelirroja se girara instantáneamente.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora