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CAPÍTULO 20: OPORTUNIDAD DE PERDONAR

CAPÍTULO 20: OPORTUNIDAD DE PERDONAR

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15 AGOSTO, 2022
ZAVENTEM, BÉLGICA



El Jet Privado negro y naranja recibió a Max en el aeropuerto de Bruselas.

El plan que ideó era bastante precario pero cumplía su propósito. Su pequeña escapada a Bélgica ya había llegado a su fin, y ahora debía dirigirse a Mónaco. Miró el reloj que decoraba su muñeca, notando que eran las ocho de la noche. Si todo salía bien, arribaría al principado entre las nueve y media. Luego, pasaría por el departamento de Mavi y allí podrían hablar. Sonaba sencillo.

Mientras subía las escaleras, una extraña sensación de felicidad navegó por su cuerpo. Muy pocas veces experimentaba situaciones así, que involucraran la tranquilidad y el disfrute; pero la razón era muy obvia. Desde que había leído y aceptado las pautas principales para la adopción de Emilia, no pudo evitar sentirse emocionado y eufórico. Estaba ansioso por saber qué le deparaba el futuro a él y a Mavi, la chica de fuego que lograba sacar lo mejor de sí mismo.

La verdad era que no había encontrado el momento justo para hablar apropiadamente con Mavi. Ella estaba llena de trabajo, con informes por terminar e incendios por apagar. Él quiso pasar a visitar a su madre, quien lo acogió en su casa y lo alimentó en gran cantidad, como siempre. Ambos se otorgaron un tiempo de desconexión para profundizar acerca de lo mucho que cambiarían sus vidas. Por ahora era su secreto, pero el corazón de Max comenzaba a latir con fuerza con tan solo imaginarse con una hija. Y con su chica al lado, por supuesto.

—¡Tierra llamando a Max! ¿Estás aquí, amigo?

La voz risueña de Martin lo sacó de sus pensamientos. Rápidamente comprendió que se encontraba sonriendo de oreja a oreja, acción un poco inusual de su parte. Esos espacios de disociación eran cada vez más comunes en él. Simplemente le encantaba dejarse llevar por la fantasía de poder formar una familia sana y feliz. No lo admitiría a los cuatro vientos, pero ansiaba demasiado ser padre.

—Oh. Sí, perdona. ¿Qué estabas diciendo? —preguntó Max, sentándose en un asiento blanco frente a él. Garrix lo observó entrecerrando los ojos, claramente extrañado por la actitud tan inusual del piloto.

—Estaba preguntándote qué harías en estos últimos días de receso —carcajeó Martin, contagiando a su amigo. Le gustaba el Max libre y despreocupado que últimamente le tocaba ver. Sin dudas era un efecto secundario de su flamante relación.

—No lo sé. Creo que los pasaré con Mav, hace mucho no nos vemos y nos vendría bien recuperar el tiempo perdido —alzó los hombros, no queriendo dar muchas vueltas al tema. Decidió que lo mejor era dejar la pelea atrás y enfocarse en la adopción, cosa que claramente ocultaría del ojo público. Todavía no le había dicho nada a sus padres o siquiera a Martin; pero eso era porque primero necesitaba oír a Mavi.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora