9

1.1K 101 10
                                    







CAPÍTULO 9: UNA GRAN FAMILIA.

3 JULIO, 2022

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




3 JULIO, 2022

MONTECARLO, MÓNACO

CENTRO HOSPITALARIO PRINCESA GRACE




Max cruzó las puertas corredizas del hospital con pasos acelerados y sintiendo que su corazón estaba a punto de salírsele del pecho.

Estaba en la parte de urgencias, por ende no le sorprendió ver a muchísima gente en muy mal estado y esperando a ser atendida. Se llevó algunas miradas curiosas, que quizás lograron reconocerlo, pero en ese momento no le importó. En una esquina encontró la recepción del lugar, con una mujer rubia mensajeando con su celular.

—Hola, disculpe. ¿Sabe dónde se encuentra la bombero Dávalos? —cuestionó con ansiedad, secándose las palmas de la mano en sus jeans para quitar los rastros de sudor que crecían. La muchacha levantó la cabeza, y de muy mala gana tecleó en su computadora.

—Solo puedo darle información a familiares —respondió unos minutos después, observándolo de arriba a abajo descaradamente.

—Soy su novio —tartamudeó velozmente, casi como si fuera normal decirlo. Sonaba bien en sus labios, y le gustó esa sensación.

—Se encuentra en el ala este del edificio, muchacho. La habitación 261 —informó ella, haciendo un sonido desagradable al mascar su chicle de menta.

Max le agradeció brevemente y salió disparado hacia dónde le había indicado la recepcionista. Después de pasar por varios enfermos y chocarse con innumerables enfermeras, arribó a la sala de espera donde estaban casi todos los miembros de la estación número uno sentados o caminando de un lado al otro, con evidente preocupación.

—¿Cómo está ella? —interrogó el neerlandés llamando la atención, en un tono quebradizo, dejando entrever su angustia por la situación.

—Ella está bien. Nos dijeron que lo único preocupante son unas quemaduras graves en su espalda, y ahora mismo están medicándola para calmar el dolor —dijo Sophie acercándose a él, con una mueca que ni llegaba a ser una sonrisa. Tenía unas ojeras bastante marcadas y los ojos rojizos, probablemente producto de una tarde muy complicada y repleta de llantos.

—Necesito ir a verla —habló Max dispuesto a avanzar hacia la habitación donde estaba Mavi, pero las manos pequeñas de la paramédico en su pecho lo retuvieron.

—Todavía no despertó. No nos dejan ir hasta que lo haga —el semblante de Maddox cambió de un momento a otro, y el piloto sintió como sus dedos comenzaron a temblar. Supo que ella estaba ocultándole algo.

LA CHICA DE FUEGO | MAX VERSTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora